09

2.6K 324 61
                                    


Narrador omnisciente


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hubo mucho ruido, gritos y desorden desde esa mañana

Taehyung se encontraba agotado. Aunque le hayan dicho muchas veces que no hacía falta que ayude en la mansión, él insistía por qué no le gustaba ver a personas trabajar y solo quedarse sentado. Ahora que no tenía nada que hacer porque Jungkook no estaba, ayudar sería una distracción para el.

Dejo el vaso de agua que se había servido y se seco la frente por el sudor con su polera. Ya eran las 5:00pm

—¿Todo bien? — se acercó un pelirrojo llevando una hermosa sonrisa en su rostro.

Matteo, un beta pelirrojo, con pecas, muy alto y delgado. Es de Italia, sabe hablar muy bien el coreano y es muy sociable. Se hizo amigo de taehyung a los 3 días que Jungkook se fue de casa.

—Si, estoy perfecto — tomó de nuevo el vaso con agua y bebió el último sorbo.

El beta se puso a su lado y levantó su manzana que tenía desde hace un rato para darle un gran mordisco.

—Hems trabjado diesh horas competas sin deshcansar — habló masticando mientras tenía manzana en su boca.

Taehyung volteo a mirarlo con disgusto.

—Primero traga y luego hablas. — volteo su rostro para mirar el gran salón, donde habían trabajado casi todo el día.

El salón quedó hermoso, claro que antes lo estaba pero ahora mejor. Estaba seguro que a Jimin le encantaría ese ambiente para su cumpleaños.

Quien iba a pensar que los días se pasarían tan rápidos, y que el cumpleaños de su amigo era el mismo día del regreso de Jungkook con sus amigos como invitados. Lo sabe porque escucho al tan amable mayordomo hablar por teléfono con Jungkook.

—¿Crees que al Joven Park le gusten los bocaditos que hicimos todos? — preguntó mirando a taehyung.

El pelirrojo estaba dudoso de los bocadillos para el cumpleaños de Jimin porque él no es bueno en la cocina, solo se encarga del jardín, y fue su primera vez ayudando en esa area.

—Lo hiciste bien, no te preocupes. — respondió palmeando el hombro del contrario. —Ahora si me disculpas... — se separo de el para estar en su delante. —Acabo de recordar que no tengo ni un mísero regalo para mi hermoso amigo.

Matteo vio como el omega estaba sudando de nuevo y le dedicaba una sonrisa forzada con una cara pidiendo auxilio. Suspiro y negó.

—Me debes una. — entrecerró los ojos. —Hay un centro comercial muy cerca. Ve, yo te cubro. — colocó sus manos en sus bolsillos.

DESTINO | JK&THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora