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El dolor era insoportable.

La omega se retorcía de dolor, sintiendo el tormento emanar de su vientre. La sangre en su ropa le resultaba incómoda, pero lo que más la preocupaba era la sensación de que su lobo parecía desvanecerse de su ser. No lograba sentirlo, su mente daba vueltas y su garganta se cerraba ante los gritos que apenas podía articular. Aunque no quisiera admitirlo, la presencia de Jennie a su lado le brindaba un extraño consuelo. Por alguna razón, su cercanía y sus feromonas parecían ayudarla a soportar el dolor, evitando que sucumbiera al desmayo.

No lograba comprenderlo. Si su amor por ella se había desvanecido hace tiempo, ¿por qué se sentía reconfortada estando a su lado? Ya no la amaba, ni la quería. Tras años sin verla, ahora que por fin sentía atracción por su amo Jeon, se enteraba de su matrimonio con Jennie y la veía en la mansión. Era precisamente lo que temía: encontrarse con ella.

Al ser llevada al hospital en brazos de una alfa desesperada, los enfermeros acudieron con una camilla para trasladarla, separándola con cuidado de los brazos de la alfa. Sin que Lisa se diera cuenta, mantenía aferrada la mano al vestido de Jennie. Con un suspiro, la alfa se esforzó por soltar la mano de la omega antes de que se la llevaran. No soportaba verla en ese estado, era aterrador.

Sentada en una de las sillas azules, esperando ansiosa noticias sobre la omega, Jennie se sumergió en recuerdos de los años en que eran felices juntas.

—¡Jen! ¡Te dije que no abrieras los ojos! —exclamó enfurecida y riendo al ver a su alfa taparse los ojos de inmediato.

Su risa le provocaba una profunda nostalgia, y su corazón se estremecía con dolor. Recordar esos momentos era doloroso.

—Lili, no me gustan las sorpresas.

—Sigue caminando, un poco más... alto. Listo. —aplaudió.

Recordar el momento en que abrió los ojos encontrándose rodeada de globos rojos en forma de corazón, rosas formando un "Te amo" en su cama, verla con los brazos abiertos y una sonrisa radiante, la hizo derramar una lágrima.

El arrepentimiento se hizo presente, pero ya era muy tarde.

—Mierda...

Después de unos minutos de angustiosa espera y autoinculpación, la alfa sintió una mano en su hombro y al alzar la vista se encontró con lo que parecía ser el médico a cargo de Lisa.

—Doctor, ¿Cómo está ella? ¿Está bien?, dígame que no le ha ocurrido nada grave, yo...

—Ella está fuera de peligro —intentó tranquilizarla, y al verla más serena, soltó un suspiro antes de continuar—, pero su estado es delicado.

—No tengo tiempo para rodeos, dígame de una vez.

—La omega... ha sufrido un aborto, ha perdido una cantidad significativa de sangre y ha expulsado coágulos. Se encuentra en reposo y su estado de salud estará bien si sigue los tratamientos necesarios. Sin embargo, lo más preocupante será cuando despierte. Es común en casos como el suyo, donde la paciente ni siquiera sabía que estaba embarazada y ha perdido a su bebé, que experimente una profunda depresión. No sabremos cómo reaccionará su lobo hasta que despierte. Su bienestar emocional requerirá atención especial, ya que enfrentará un dolor inmenso al darse cuenta de la pérdida.

Y así, Jennie estalló en furia, desconcertando al doctor por completo.

—¿Embarazada, dices? ¿Qué estupidez es esa? ¡¿Eres consciente de lo que estás diciendo?! —dio un paso adelante, señalando al hombre, quien quedó atónito al verla tan enojada—. ¡¿Quién se atrevió a embarazarla?! ¿Acaso es esta su venganza? ¡Ella no puede estar con nadie más que conmigo!

DESTINO | JK&THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora