DESTINO | JK&TH

25

En el corazón de una majestuosa mansión, la tensión se palpaba en el aire. Jungkook estaba rodeado por su familia, quienes intentaban detenerlo. Taehyung, estaba en peligro, luchando contra hombres que intentaban llevárselo. El responsable de todo esto, Lee Jong-Suk, observaba la escena con una sonrisa satisfecha.

El enojo de Jungkook creció, su ira se desbordó y, en un destello, se transformó. Su cuerpo se contorsionó y creció, su piel se cubrió de un pelaje negro como la noche. Ahora era un lobo, un alfa dominante, y su rugido resonó en toda la mansión.

Con un movimiento rápido, alejó a su familia que intentaba detenerlo. Se abrió camino entre los hombres que sujetaban a Taehyung, deshaciéndose de ellos con facilidad. Su mirada se fijó en el causante de todo esto.

Al ver a Jungkook,  Lee Jong-Suk causó asombro por parte de todos cuando también se transformó. Su cuerpo se contorsionó y creció, su piel se cubrió de un pelaje gris como la niebla. Ahora era un lobo.

La mansión se llenó de un silencio sobrecogedor mientras los dos lobos se enfrentaban. El lobo negro, y su rival, el lobo gris, se miraban fijamente, sus ojos brillando con una intensidad feroz.

Con un rugido, Jungkook fue el primero en atacar, lanzándose hacia el lobo gris con una velocidad asombrosa. Sus garras chocaron, desatando una lluvia de chispas en la oscuridad. El lobo gris respondió con un gruñido, intentando morder a Jungkook, pero este esquivó el ataque con una agilidad impresionante.

La pelea fue una danza salvaje y brutal, llena de rugidos y gruñidos, de garras y dientes. Los dos lobos se movían con una gracia y una ferocidad que dejaban sin aliento a los espectadores. Cada ataque de Jungkook era respondido por el lobo gris, y viceversa. 

La batalla era feroz y brutal. Taehyung observaba con terror desde la escalera principal. Sus ojos estaban llenos de miedo por cada herida que se formaba en el pelaje del lobo negro.

A pesar de las heridas que iba sufriendo, Jungkook no mostraba signos de debilidad. Su determinación y su fuerza eran evidentes en cada movimiento, en cada ataque. 

Cuando Jungkook divisó al lobo gris, un tanto aturdido por el reciente golpe, no dudó en aprovechar la oportunidad. Con agilidad felina, se abalanzó sobre él y mordió su pata, desencadenando un aullido desgarrador que resonó en la quietud del bosque. El lobo gris cayó al suelo, vulnerable y herido, en un instante que parecía detener el tiempo.

El lobo negro se aproximó con paso firme, su mirada desafiante reflejando la supremacía en la contienda. Con elegancia depredadora, colocó su pata derecha en el pecho del lobo gris, preparándose para el golpe final. Estaba a punto de hundir sus colmillos en el cuello de su oponente, decidido a poner fin a la batalla de una vez por todas. Sin embargo, en el preciso momento en que todo parecía consumarse, unos brazos delgados lo rodearon en un abrazo, deteniéndolo en seco.

—No lo hagas, por favor. No quiero presenciar más muertes, ya es suficiente.

El lobo volteó la cabeza y se encontró con su omega, abrazando con valentía su pata izquierda. A pesar de temblar ligeramente, su rostro irradiaba determinación.

La tensión en el aire era palpable, y todos los presentes contuvieron la respiración.

Cuando Taehyung se interpuso entre Jungkook y el lobo gris, su corazón latía desbocado. Sentía un torrente de emociones mezcladas que lo abrumaban por completo. Por un lado, experimentaba un profundo alivio al ver que Jungkook estaba ileso, sin ningún daño grave. Era un suspiro de alivio que escapaba de sus labios, sabiendo que su alfa estaba a salvo.

Taehyung se aferraba a la promesa que se había hecho a sí mismo. Había prometido cambiar, dejar atrás los problemas y la violencia. Quería encontrar tranquilidad junto a Jungkook, estar a su lado el mayor tiempo posible. No era solo el amor lo que lo impulsaba, sino también el deseo de construir una vida juntos, una vida en la que no hubiera más derramamiento de sangre.