capitulo 51 (por los seres que amamos )

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Becky no quiso insistir más, entendía los motivos de Amanda. Una madre hacía lo que fuera por su hijos, o eso se decía. Al menos había intentado convencerla y le había informado de cómo se lo había tomado Freen. Tal acercamiento e involucramiento de Becky en el asunto familiar hizo que Becky se sintiera como familia. Becky vio marcharse a Amanda del salón, dejándola a solas con Dorian.

A Becky no le gustó quedarse a solas con él, pero por Freen haría un esfuerzo por congeniar con él. Quiso dar el primer paso y hablar, pero al girar la cabeza y mirarle, vio que ya no estaba en su silla sentado. Había desaparecido... o eso pensó. De repente una mano grande y pálida se apoyó en la mesa junto a una de las suyas, y notó el aliento de él en su nuca. Lo tenía detrás.

―¿Te lo has pasado bien? ―preguntó Dorian a su oído con voz ronca y molesta.

Ella quedó petrificada, tomó aliento antes de hablar.

―Yo solo quería…

―Si lo que quieres es consolar a Freen para que no esté triste por nuestra madre... ¿por qué no te la follas mejor? ―propuso él―. A mi hermana le encantaría que pusieras un poco de tu parte también, como cuando estuviste drogada y ebria en sus manos la primera vez que estuviste aquí.

Ese comentario enfureció a Becky. Estaba claro que él intentaba hacerla enfadar, y lo estaba consiguiendo. El temor de antes se echó a un lado para dejar paso al desafío y enojo. Ella le apartó para poder ponerse en pie y mirarlo de frente, enfadada y molesta, sin ocultarlo. Él la miró con una sonrisa petulante y con las manos cogidas a la espalda, esperando su reacción.

―¿Por qué eres así conmigo y con ella? ―preguntó Becky―. ¿A qué viene ese rencor?

―¿No lo sabes? ―preguntó él disimulando sorpresa―. Me decepcionas, cariño.

Ante sus propios ojos, Becky vio como Dorian desaparecía... incluso antes de que pudiera parpadear ya Becky lo tenía a su espalda; la obligaba a poner las dos palmas de las manos sobre la mesa del salón, pegándose Dorian a su espalda y poniendo su pene en su trasero, denotando su hombría.

Becky dio un pequeño grito de sorpresa y estuvo asustada de las intenciones del vampiro, pero enseguida se recuperó para no mostrar temor hacia él. Lo difícil era no reaccionar ante el olor almizcleño de él al tenerlo pegado detrás, y aún menos cuando él se inclinó sobre su hombro y empezó a acariciarla por debajo de sus ropas.

―Soy así con vosotras porque una me ha quitado tiempo con mi amada prometida y la otra le dedica más tiempo a su amante humana que a su futuro marido ―dijo él mientras deslizaba una de sus manos por su vientre hasta llegar a uno de los pechos y apretarlo contra la palma, haciéndola estremecer―. Todo sería mucho más sencillo si alguna de las dos pensara en compartir un poco.

―¿Compartir un poco, dices?

Como respuesta, Dorian continuó con su toqueteo hasta que endureció el pezón de ella y pasó al otro; mientras tanto, su otra mano no tuvo reparos en introducirse entre sus piernas obligándola a abrirlas y así tocar su sexo ya húmedo. Todo aquello sin dejar de mirarla a los ojos.

Avergonzada y humillada Becky intentó apartarlo, pero fue inútil. Él era muy fuerte.

―P-Para. Suéltame.

―¿Qué pasa? ¿Te da vergüenza admitir que te gusta el tacto de un hombre sobre tu piel? ―preguntó él con voz ronca contra su oído y lamiéndolo con la punta de la lengua. Becky intentó ladear la cabeza. Su corazón estaba acelerado y aterrado―. Tu cuerpo reacciona, pero eso en realidad no te gusta nada, ¿verdad?

Becky quería soltarse y salir corriendo, pero su cuerpo era de una opinión muy diferente. Sin quererlo, ella volvió a colocar las manos sobre la mesa mientras sentía las manos de Dorian sobre su cuerpo, excitándola sin poder evitarlo. De alguna forma, su forma de tocarla era muy similar a como lo hacía Freen, eso la frustraba mucho. Mordiéndose el labio inferior evitó gemir en alto.

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