capitulo 14 ( llegó el momento de la hermandad )

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Ya era de noche, y los parientes de Freen no habían aparecido todavía. Aburrido y satisfecho de sus esclavas sexuales, Baeng daba un rodeo por la mansión con los brazos cruzados tras su cabeza, dejando claro que se aburría. Paseando por el pasillo vio una luz que salía de una habitación que tenía la puerta entreabierta. Si no recordaba mal, era la habitación de la amiga de Freen: Becky.

«Uy... Mejor vigilo que esa humana no me vea, sino... Freen se enfadará conmigo de nuevo». Pensó él aterrado por ello. «Pasaré sin acercarme demasiado a la puerta, con cuidado, así no seré visto...»

Él así lo hizo, o al menos pensó hacerlo. Al asomar el ojo por la puerta, pudo llegar a ver que la humana en cuestión estaba tumbada en la cama inmóvil, estaba al parecer adormida a pierna suelta. Al ver eso, Baeng ya no se resistió a entrar y verla mejor. El vampiro moreno quedó asombrado y fascinado por la escena que veía ante esos ojos; la rubia se mostraba realmente hermosa tumbada como estaba, de lado con las manos ante su rostro y las piernas curvadas hacía atrás, con su escote a la vista y sus piernas desnudas realmente atrayentes, pero lo mejor era su rostro y su cuello al descubierto del todo.

«Madre mía... es como un ángel de cabellos dorados...». Pensó él tragando saliva. «Es... preciosa... y, caliente».

El vampiro se sintió atraído por el bombeo de la sangre de la rubia a pesar de la distancia, las ansias de sangre le daban ganas de morderla y beber de ella para luego poseerla entera hasta hartarse. Esos eran sus deseos en ese momento. Se había saciado con Nam y Bai, pero a diferencia de ellas; Becky aún era virgen por el olor que desprendía.

Ante eso, se acercó poco a poco a ella extendiendo las manos hacía ella, como poseído por la sed de sangre, relamiéndose los labios que estaban deseables de poseerla a ella. La chica se movió un poco, gimiendo al moverse y al hacerlo mostró más su cuello abierto con algunos mechones de pelo encima de su cuello y también del escote, haciéndola más hermosa y atractiva que antes para el vampiro.

Baeng medio se sentó en el borde de la cama sin llegar a tocarla, pero estaba a punto de hacerlo. Con las manos listas como garras para sujetar a su presa indefensa, mostró sus colmillos y sus ojos rojos brillantes, se inclinaba poco a poco para morderla en el cuello, pero entonces, algo lo dejó petrificado, regresando su rostro a la normalidad.

-Creí decirte... que no hicieras ninguna tontería, Baeng.

-Her-... mana.

A espaldas del vampiro, estaba Freen, a menos de un metro de él. Baeng, temblaba como nunca debido al miedo que tenía, se fue girando poco a poco hasta verla detrás suyo, manifestando su aura asesina, pero mostrando un rostro serio y molesto, que siempre solía poner Freen cuando hablaba con él. Al tenerla cara a cara, Baeng no vio a su hermana mayor, sino a un demonio cabreado. La morena iba ya vestida con su vestido rojo y negro para la ocasión, pero no llevaba zapatos, iba descalza y con el pelo todavía mojado, pero no tan empapado como antes. A pesar de eso, daba miedo incluso para su hermano menor vampiro.

-E-Esto... hermana... -tartamudeaba él retrocediendo entre temblores-, y-yo... verás... yo no...

-Veo que... nunca harás caso de lo que digo, ¿verdad, hermanito? -preguntó ella sonriendo sarcástica. Baeng tuvo calambres por todo el cuerpo y la cara la tenía mucho más pálida-. Salgamos de acá Baeng, .

-S-S-Sí, señora...

Baeng dejó que Freen saliera primero, preparándose para la bronca o castigo que su hermana le podría por esto. Antes de salir, la morena miró de reojo a la rubia que estaba dormida en la cama. Por suerte, Becky seguía profundamente dormida y al margen de todo. Ambos fueron a la habitación de Freen, allí podrían hablar sin riesgo que Becky se despertará por el posible alboroto.

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