capitulo 45 ( la verdadera cara de la reina )

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La habitación quedó en silencio, con Becky petrificada por lo ocurrido y oído, entonces se derrumbó hasta quedar arrodillada en el suelo con el rostro cubierto con sus manos, empapándose de sus lágrimas. Freen no tardó en acuclillarse a su lado, rodeando sus hombros con los brazos.

―Siento mucho que ella haya reaccionado así, de verdad ―dijo Freen sonando absolutamente sincera. Becky se acurrucó contra ella, llorando a moco tendido―. Hubieras deseado que hubiera reaccionado de otra forma, ¿verdad?

―Hubiese preferido que las cosas fueran como antes ―dijo Becky contra su pecho―. Quisiera que Irin siguiera siendo mi mejor amiga, como siempre hemos sido. Quiero que vuelva conmigo... La quiero como a una hermana, ¿es demasiado pedir?

―Me temo que para ella sí.

Para Becky fue doloroso escuchar aquello último, aunque fuera verdad. Becky se acurrucó en Freen con fuerza, queriendo coger fuerzas a través de ella, Freen la abrazó con fuerza, queriendo consolarla como fuera.

En el fondo, Freen también quería que Becky recuperara a su amiga de infancia, pero sabía al igual que ella que eso ya no era posible.

Irin dejó muy claro que estaba enamorada de Becky y que no aceptaba su relación íntima con un monstruo bebedor de sangre que hasta ahora había cometido varias atrocidades imperdonable. En el fondo, Freen estaba de acuerdo con las acusaciones de Irin, pero eso no significaba que tuviera que castigar a Becky por querer estar a su lado. En eso no la perdonaba.

Becky sabía muy bien que no podría recuperar nunca la amistad de Irin, no ahora que entendía que los sentimientos de Irin eran otros. Solo podría recuperarla si dejaba a Freen y se juntaba con Irin como pareja. Ese era claramente el deseo de Irin, y obviamente no haría eso.

Amaba demasiado a Freen como para considerar eso. Se moriría si llegara a hacerlo.

Perder a Irin era un precio que muy a su pesar tendría que pagar para estar con Freen.

―Lo siento mucho, Becky... ―se disculpó Freen de repente―. De haber imaginado que Karmila aparecería y utilizaría a Irin de esta forma... no te habría hecho pasar por esto. Me habría mantenido alejada.

―No te disculpes por algo que no habrías podido prever ―dijo Becky. Apoyó las manos en sus hombros para apartarse y poder mirarla a la cara―. No creo que nada hubiera sido diferente. Habría pasado de una y mil formas distintas. Las cosas pasan por una razón, están predestinadas a ser ―hizo una pausa―. Yo estaré bien. Así que, por favor, no te culpes por todo lo malo que me pasa.

Freen la escuchó sin interrumpirla. La miró en todo momento

―Deja ya de mentirme...

―¿Eh?

Sin esperarlo, Freen arrastró a Becky contra su cuerpo para abrazarla con suma fuerza, a tal punto que a Becky le dolió un poco. Pero ese dolor pasó a un segundo plano cuando la rubia quedó petrificada cuando notó la boca abierta de Freen contra la piel de su cuello, concretamente en la zona entre su cuello y su hombro; su lugar favorito donde besarla. Lo que la dejó petrificada fue el ligero roce de los colmillos de la vampira contra su piel cálida y dulce.

La sensación de sentir esos colmillos, la sensación de que esos colmillos pasaran de rozar a perforar su piel para extraer su sangre y beber de ella hizo que no se resistiera en absoluto. No sentía ningún miedo, se sentía tranquila, en paz. Por ello no se resistió cuando Freen poco a poco la inclinó hacia atrás hasta tumbarla en el suelo con ella pegada a su cuerpo, abriendo paso su cintura entre las piernas de la rubia, sin dejar espacio entre sus cuerpos.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero a Becky no le importó. Solo quería que hiciera lo que tuvo que hacer hace días atrás, cuando tuvieron relaciones sexuales. La animó a ello posando una mano sobre su cabeza y otra la cerró contra su omóplato. Estaba lista.

Becky esperó, pero pasó el tiempo y nada ocurrió. Freen siguió chupando su piel, pero no la mordió del todo, solo la rozó con sus colmillos. Entonces, se apartó y se apoyó en sus manos contra el suelo hasta estar a cuatro patas sobre Becky.

―¿Fre... Freen?

―Deja de decir que estás bien cuando no es así, por favor ―murmuró la vampira en bajo.

Becky la miró preocupada. Apenas veía su rostro con los mechones colgando, pero entonces quedó muda cuando al fin apartó los mechones y mostró su rostro; su verdadero rostro.

―Has sido engañada y manipulada por la persona que amas ahora ―murmuró la vampira mirándola con sus ojos de color rojo intenso, con sus colmillos puntiagudos asomando por debajo del labio superior―, has estado a punto de morir en manos de una vampira sádica y obsesionada por la persona que amas ahora, has sufrido heridas que te han dejado una marca permanente, has sufrido humillaciones por la persona que amas... y acabas de perder a la persona que considerabas una hermana por culpa de la persona que amas ahora ―con cada frase fue cerrando las manos contra la alfombra que había debajo de Becky, con tal fuerza que acabó destrozándolo―. Por favor... Nadie en su sano juicio estaría bien después de sufrir todo eso en tan poco tiempo. Así que no mientas.

Becky se reconoció a sí misma que ese rostro aún le daba miedo. Pero aun así no le mostró temor alguno a ella, a la persona que más amaba.

―No te he mentido. Estoy bien.

Al instante Freen dio un fuerte puñetazo contra el suelo, justo al lado de la cara de Becky.

―¡¿Y cómo es eso posible?! ―gritó en un gruñido, pegando la nariz a la de Becky―. ¿Cómo puedes estar bien después de todo lo que has tenido que sufrir por culpa mía? ¡¡¿CÓMO?!!

Ni el golpe, ni la intimidación, ni el fuerte grito lograron doblegar a Becky para que se asustara o apartara de Freen y saliera corriendo de allí, que era lo que la vampira esperaba lograr. En vez de eso, la humana de cabellos dorados y ojos grises alzó ambas manos y con ella sostuvo el terrorífico rostro de la inmortal que amaba por encima de todas las cosas, sorprendiéndola con ello.

―Porque... soy tuya, soy tu amiga y amante por el resto de mi vida, por y para siempre.

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