+𝟏𝟖

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𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: +𝟏𝟖

𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫: Traducción

Pedido: anónimo

"¿De verdad no podías cubrirlos, T/N?" pregunta Mike, refiriéndose al montón de chupetones que tenías en el cuello

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"¿De verdad no podías cubrirlos, T/N?" pregunta Mike, refiriéndose al montón de chupetones que tenías en el cuello. Dustin puso cara de disgusto. Tú solo te encoges de hombros y miras a Eddie con cara de suficiencia.

"Apuesto a que ella estaba en plan... ¡Ahh Eddie!". Lucas se burla haciendo reír al resto. Eddie sólo sonríe y tú pones los ojos en blanco, ya harta del grupo de inmaduros.

"Y apuesto a que mazmorras y dragones no es lo único de lo que es maestro...". dice Dustin, que inmediatamente finge una arcada cuando las palabras salen de su boca. Lo fulminas con la mirada y se calla.

Estabas más que disgustada con Eddie en esta situación. Simplemente dejó que se burlaran de ti sabiendo que estaban equivocados.

Te quedaste en silencio de camino a casa, sólo con una sonrisa traviesa en tu cara, poniendo nervioso a Eddie. Sientes sus miradas y cruzas las piernas de forma dominante. Sabía exactamente lo que había hecho mal pero no se atrevía a decir una palabra al respecto. Se limitó a divagar sobre dios sabe qué, esperando una respuesta que tú nunca le diste.

En cuanto entraste en su caravana, cerraste la puerta de un portazo y lo inmovilizaste contra ella. Sus ojos se abrieron de par en par mientras murmurabas,

"Eres un mocoso", riendo. Él se limitó a sonreír, excitado por lo que se había ocasionado. Sus ojos parpadean hacia tus labios y lo besas con fuerza, forzando tu lengua en su boca mientras lo empujas más hacia la puerta. Le metes la mano por debajo de la camisa y le acaricias el torso con ligeros toques. Tu mano baja hasta su bulto y lo acaricias, disfrutando de lo excitado que lo tienes. Le besas la mandíbula y el cuello mientras le desabrochas el cinturón y le bajas la cremallera de los pantalones, deslizando la mano por la parte delantera.

"¿Cuál era, amor?" Le hablas al oído mientras su polla intenta calmarse tras otro orgasmo. Continúas acariciándole, haciéndole jadear y ceder ante tus caricias.

"Tres. Joder". Gime, con los ojos llenos de lágrimas.

"Por favor", canta mientras sigues abusando de su polla. Está toda pegajosa y húmeda, su longitud roja y agotada. Pero aún así, está desesperado por complacerte. Demostrarte cuánto lo siente, siendo bueno para ti.

No tarda mucho en correrse de nuevo, se corre en tu mano y sus abdominales se tensan, se corre por cuarta vez en todo el charco que tiene sobre el vientre mientras se debate entre sus ataduras.

"¿Y esa?", le preguntas. Se limita a gemir. Por fin le sueltas la polla.

Vuelve a preguntarle: "¿Cuántas han sido?". Vuelve a hundir la cabeza en la almohada, incapaz de articular palabra.

"Hm, ¿te he jodido?". Te ríes, complacida por su estado. Él asiente y sonríe cuando te sientas sobre sus piernas.

"¿Quieres que te folle ahora?", le preguntas con tono burlón, pinchándole la polla. Él sonríe y vuelve a asentir. Sonríes y apartas las bragas a un lado, sin necesidad de tocarte por lo mojada que te ha puesto verlo.

En cuanto te hundes en él, gime con fuerza, la sobreestimulación lo ha vuelto increíblemente sensible. Cuando empiezas a moverte, está demasiado cansado para apartarse de ti, así que se deja hacer, tensando los músculos cada vez que le aprietas. Suelta otro fuerte gemido y tú suspiras con falsa frustración, levantándote de él.

Está preocupado. ¿Habrá hecho algo mal? Te quitas las bragas y vuelves a caer sobre él. En cuanto abre la boca para hacer ruido, se la llenas con tus bragas. Él gime y le encanta tu ligero sabor.

Cuanto más te acercabas, más le dolía la boca de tanto tiempo abierta, entre otras cosas. Su polla no podía aguantar más, así que se corre por última vez dentro de ti. No tienes piedad de él y aceleras para tu propio placer, haciéndole gemir y agitarse ligeramente cada vez que le presionas.

No tardas en correrte y él emite un sonido de alivio cuando dejas que su longitud salga de tu interior. Sonríes e intentas sacarle una foto con los ojos; ahora mismo parecía demasiado perfecto. Todo su cuerpo reluciente de sudor, lágrimas secas en su atractivo rostro, el pelo pegado a la frente, las muñecas atadas y, por supuesto, su bonita boca amordazada. Te subes sobre él y le besas la frente mientras le sacas las bragas. Suspira e intenta recuperar el aliento con una sonrisa aturdida.

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𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬| 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧 /𝐉𝐨𝐬𝐞𝐩𝐡 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐧 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora