Capítulo 20.

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Jack agradeció que el padre de Alice no insistiera en acompañarlo dentro del edificio. Prefería entrar solo a su apartamento y hablar con su padre antes de dar aquél gran paso con los Jones. Realmente quería y necesitaba ese apoyo. No tanto por el lado monetario. Él de verdad quería seguir estudiando. De verdad quería seguir viviendo en su pequeño apartamento. Quería sentirse relajado unos minutos sin preocuparse por cosas de adultos. Quería demasiado y tenía muy poco, y sin embargo, ellos estaban ahí, con sus sonrisas y su generosidad. Dándole todo el amor de una familia. Eran lo más cercano a la paz que Jack podía llegar a experimentar en esos días.

Acababa de meter su mano en el bolsillo para sacar la llave cuando se percató de la figura que aguardaba al pie de su puerta. Jack se acercó para encontrarse con Tom en el suelo, este se levantó al ver a su hermano. Entonces pudo notar perro que había estado echado al lado de Tom. Y era imposible no reconocer a aquél animal. Era el gran can que lo había hecho correr kilómetros junto con Clay. El perro seguía igual de enorme e igual de imponente. Pero este no hizo más que ponerse en cuatro patas cuando se acercó.

-¿Tom?... ¿qué hace ese perro aquí?- preguntó sin quitarle los ojos de encima al perro.

Tom volteó a ver al pitbull y se encogió de hombros -estaba en la entrada cuando llegué. Es genial ¿no? Le puse Zeus- concluyó acariciándole la cabeza.

Jack vio a su hermano acariciar al perro como si este no fuera el que lo había hecho correr casi 7 kilómetros. Pero prefirió concentrarse en otra cosa antes de discutir el asunto del perro.

-¿y qué haces tú aqu afuera?-

Tom levantó su mochila del suelo -hay alguien en nuestra casa-

Jack se alarmó -¿cómo que hay alguien en la casa?-

-sí, deberías verla. De verdad da miedo. No había visto tantas arrugas en toda mi vida- dijo el menor estremeciéndose. Jack estaba confundido pero prefirió descubrir por sí mismo lo que pasaba, así que se estiró para abrir la puerta con Tom tras de él. El apartamento no era muy grande y era prácticamente imposible no ver a la mujer sentada en su sofá. Nunca había visto tanta elegancia en aquél pequeño lugar. La mujer era notablemente mayor, pero su forma de vestir y de sentarse, tan erguida y elegante la hacía parecer imponente.

-¡oh, santo cielo!- exclamó la mujer viendo hacia ellos con horror haciendo que los hermanos se sobresaltaran, pero todo tuvo más sentido cuando se dieron cuenta de que "Zeus" había entrado con ellos al apartamento.

-¡Tom, sácalo!- susurró Jack exaltado. Este se apresuró a dirigirlo afuera y cerrar la puerta.

-¿Eileen?, ¿qué pasa?-

Entonces el padre de Jack entró en la sala sobresaltado. Era tan extraño verlo de ese modo. Presente y activo. Los años no habían tenido piedad de él y las canas se asomaban por todo su cabello y barba creciente, haciéndolo parecer más viejo de lo que en realidad era.

-¡un animal sigue a tus hijos George!- gritó la mujer en un tono indignado.

El hombre miró a sus hijos confundidos.

-¿papa?- prefirió hablar primero Jack, ya que seguía pensando que el perro era el asunto menos importante -¿quién es ella?-

Su padre suspiró -Jack, Tom. Ella es Eileen Matthews. Tía de su madre-

Eileen le dirigió una mirada desdeñosa antes de estrechar la mano de Jack, de una forma tan formal que este intentó pararse más erguido.

La mujer sonrió forzadamente -al fin tengo el placer de conocerlos. Me preguntaba en qué momento llegarían. ¿Siempre dejas que tus hijos lleguen tan tarde George?-

LOS 4 ELEMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora