Capítulo 9.

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Alice estaba tendida en su cama luchando contra el intenso deseo de lanzarse por el balcón. Llevaba suficiente tiempo encerrada en su habitación como para enloquecer lentamente y sentir un sofocante sentimiento claustrofóbico. Ya había puesto todos los canales de televisión, había escuchado toda la música de su iPad e incluso se había aburrido de Facebook. Ahora planeaba como toda una fugitiva profesional como escapar de su casa sin ser vista. En eso escuchó el sonido de pequeñas piedritas estrellarse contra su ventana. Se levantó y abrió el balcón para encontrarse nada más y nada menos que con Clay Dalton y su reluciente sonrisa.

-¿qué haces aquí?- susurró Alice.

-evitando que te extingas- susurró Clay de vuelta.

-¿cómo supiste cuál era mi ventana?- 

Clay sonrió –era la única ventana en toda la casa con cortinas rosas-

Alice no pudo evitar soltar una pequeña carcajada, la cual tuvo que sofocar de inmediato para no hacer ruido -¿y qué planeas?- dijo aún con la sonrisa en su rostro.

-primero hay que sacarte-

-¿cómo?-

-salta-

Alice soltó una risotada que nuevamente tuvo que cubrir con su mano  -¿y cómo?, ¿tú me atraparás?-

-no sería la primera vez- dijo Clay en tono burlón.

-estás loco, no voy a saltar-

-¡pero eres gimnasta!, ¡saltas de un lado al otro todo el tiempo!- exclamó Clay aun susurrando, pero con la suficiente potencia para que se sintiera como un grito de sorpresa.

-¡sí pero con redes, trampolines y colchonetas, PROTECCIONES, no salto de un lado al otro arriesgándome a morir!-

Clay pasó sus manos por su cabello en gesto cansado provocando que (el de por sí) despeinado cabello de Clay se revolviera considerablemente. Se puso a pensar en otro método que no terminara con Alice desmayada, entonces se le ocurrió una idea tan descabellada que lo hizo comenzar a reírse.

Alice frunció el ceño -sabes, creo que estás algo loco-

Clay calmó su risa pero seguía mostrando la misma reluciente sonrisa cuando respondió orgullosamente -la locura es uno de los dos motores que hacen andar la vida-

Alice alzó una ceja -¿y cuál es la otra?-

Clay no respondió, en su lugar se acercó al suelo y se inclinó a la altura del balcón. Alice lo observó atentamente. Él había cerrado los ojos y puesto sus manos sobre el suelo. Por un momento no pasó nada y Alice lo miró con aún más extrañeza pero ésta se esfumó en cuanto unas raíces comenzaron a brotar de la tierra y a subir hasta el balcón de Alice, eran grandes y gruesas, se movían como sirpientes y de alguna forma habían logrado crear una escalera enredándose en los pilares del balcón. Alice imaginaba que cuando Clay abriera los ojos éste mostraría en ellos el orgullo de su trabajo, pero en vez de ello, su rostro era de puro asombro.

-¿cómo es que sabes hacer eso?- preguntó Alice estupefacta.

-la verdad no se… solo pasa-

Alice sintió la emoción invadir su estómago -ahora vuelvo- dijo entrando corriendo a su habitación. Para cuando esta volvió ya no traía puesto el camisón blanco con el que se había asomado por la ventana, ahora traía puestos unos jeans negros y un suéter rosa tan lindo como cada una de las prendas que poseía. Se había amarrado el cabello en una coleta y se había colocado su moño rosa atrás. A pesar del notorio cambio de glamur seguía pareciendo curiosamente la misma Alice.

LOS 4 ELEMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora