Capítulo 33.

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Miranda recordaba a su padre como un hombre perseverante, una vez que se empeñaba en hacer algo simplemente no había forma de hacerlo desistir de ello. Este hecho lo había llevado a cometer algunos errores como causar un corto circuito en el horno de microondas o dejar por 4 meses al auto sin neumáticos, pero Miranda solo podía recordar las cosas maravillosas que este había sido capaz de hacer y esa era toda la inspiración que necesitaba para seguir con el plan que ahora trataban de poner en marcha, no obstante, seguía habiendo ciertas fallas y Miranda comenzaba a verse cada vez más lejos de cumplir aquellas expectativas.

-muy bien... no te muevas...- casi rogó la pelirroja a Alex, quien realmente no se había movido, pues estaba tan tenso que apenas podía respirar. Miranda inhaló profundamente y volvió a intentar soltar una oleada suave de luz hacia Alex, pero como resultado este salió volando de sus palmas con más fuerza de la necesaria y Alex alcanzó a agacharse antes de que lo golpeara de lleno -¡lo siento!- se volvió a disculpar Miranda, ya que llevaban más de una hora con la misma rutina.

Todos se habían reunido en el apartamento de André para poner en marcha una idea que después de dialogarla con el adulto resultó no ser tan mala. Clay había planteado la posibilidad de hacer a Alex más resistente al ataque de poder de Miranda, argumentando que si este lograba soportarlo gradual pero directamente, al momento de atacar a Bastián, Alex no se vería tan afectado. Hubo muchas cuestiones al respecto, como que Bastián podría darse cuenta del plan por la conexión, pero Clay lo había descartado todo diciendo que nada de lo que sufriera Alex lo podría sentir el otro, ya que la conexión era evidentemente unidireccional. Al final la decisión la tomó Alex, y pese a las otras quejas sobre el plan, con éste estando de acuerdo no había otra cosa que hacer más que seguir adelante con ello. Por otro lado después de una hora y media de estarlo intentando y fallando, Miranda y Alex estaban exhaustos.

-creo que un descanso no estaría mal- sugirió André antes de que estos comenzaran otra ronda, pues pese a su estado, ninguno parecía querer detenerse.

Alice había optado por sentarse en algún lado y cerrar los ojos con pena cada que estos trataban de realizar la acción de una forma positiva y aquello solo terminaba con Miranda pidiendo disculpas y Alex agachado o tumbado con el rostro encendido de color ya fuera por el esfuerzo, el calor del poder o la bochornosa situación, así que el tiempo fuera resultó todo una alivio para los nervios de la rubia.

-¡sí, un tiempo fuera sería perfecto!, ¿alguien quiere tomar aire?- preguntó energéticamente levantándose de un brinco pero al ver que nadie respondía salió del apartamento resignada.

Miranda volteó a ver a Clay afligida -ha estado histérica todo este tiempo, me pone nerviosa-

-no le convence esta idea- dijo Alex dejándose caer en el sofá con cansancio.

Jack miró hacia la puerta preocupado -alguien debería ir a verla- pero al notar todas las miradas sugerentes sobre él no le quedó más remedio que suspirar y salir tras su amiga.

-Miranda- la llamó Clay al notar que esta se alejaba decaída hacia la cocina -¿estás bien?-

-sí- respondió ésta fingiendo animo -solo... traeré agua-

Alex sabía que Mirada la estaba pasando tan mal como él. Realmente no había tenido mucha oportunidad de hablar con ella. No habían podido crear un vínculo y no había hallado la forma de darle a entender que confiaba en ella, pero Alex sabía observar, y viendo a Miranda ir a la concina casi podía sentir una crisis emocional en marcha. Antes de que Clay pudiese hacerlo, Alex ya se había levantado y había comenzado a caminar a la cocina, dejando a Clay y a André observando expectantes.

-¿Miranda?- la llamó Alex una vez estando cerca.

-estoy bien- se apresuró a decir Miranda mientras buscaba un vaso.

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