Capítulo 5.

501 20 2
                                    

-¡no puedo creer que lo sacaras de la casa!- gritaba Miranda mientras subía las escaleras furiosa -¡ni siquiera lo dejaste hablar!-

-¿qué hacía él aquí?-

-¡me salvaba de morir en el incendio de la cocina! ¡¿Dónde estabas tú?!- 

Clay, quien seguía a Miranda de cerca hasta llegar al cuarto de ella, abrió la boca para protestar, pero la cerró al no tener un buen argumento en contra de que la haya dejado sola en la casa. Y peor si un incendio había ocurrido en su ausencia. Miranda había abierto sus cobijas y ahora se estaba sentanda de bajo de ellas.

-bueno, ¿y por qué te estaba besando?-

-¡no me estaba besando!, ¿y sabes por qué?,  ¡porque no nos dejaste!-

-¡entonces sí querías hacerlo!-

-¡SI!- gritó ella rematando con un lanzamiento de almohada. Clay alzó las manos para protegerse y la almohada rebotó al suelo y tras un gruñido Miranda se tapó hasta la cabeza con las cobijas.

Clay suspiró y se sentó en la cama de su hermana -¿te gusta?- preguntó más calmado que antes.

Miranda se retorció de bajo de las cobijas y se quedó quieta un rato, por ultimo decidió salir y asomar la cabeza -sí, eso creo- respondió después de haber tranquilizado su voz. Clay soltó tanto aire que por un momento Miranda creyó que se desmayaría, éste tomó la almohada que Miranda le había lanzado y la usó para recargar la cabeza contra la pared.

-lo acabas de conocer- dijo Clay después de unos minutos de silencio.

-lo sé. Y no me importa- Miranda guardó silencio un rato y luego añadió -Clay, no sé por qué serás tan malditamente sobreprotector, y te lo agradezco pero… él es bueno, y sé que lo sabes, solo dale una oportunidad-

Clay sonrió y tras unos segundos soltó una pequeña carcajada, Miranda se le quedó viendo confundida, pero antes de que pudiera preguntarle por qué se reía él comenzó a hablar -creo que exageré- empezó a decir mientras se reía -¿viste su cara?-

-Clay, no es gracioso- lo riñó ella, pero al mismo tiempo no pudo evitar sonreír al recordar el rostro de Jack cuando Clay llegó hacia él para sacarlo a rastras de la casa. Luego de recordar lo que había pasado la risa se fue -eres muy malo- lo reprendió con cuidado de no sonar tosca.

Clay se recostó en la cama para quedar a un lado de Miranda, ella se acomodó también para estar en la misma posición, como cuando eran niños y se quedaban dormidos uno a lado del otro. Y claro Clay siempre terminaba en el suelo. Los dos pasaron un largo tiempo recostados viendo el techo, hasta que las luces del auto del tío Mike se reflejaron por la ventana y Clay supo que era lo suficientemente tarde como para verse obligado a irse a acostar a su propia cama, entonces éste se levantó  y abrió la puerta. Antes de salir se volteó hacia Miranda, quien estaba sentada con una sonrisa y ojos somnolientos.

-por cierto, no soy malo- dijo él mientras se deslizaba fuera del cuarto -soy tu hermano-

-quiero que quede muy claro que en esta clase la disciplina será lo más importante. ¿Ven ese reloj? En exactamente cinco minutos cerraré la puerta y pobre del que no haya pasado por la puerta de este salón porque yo mismo me encargaré de que la ausencia en una sola de mis clases se convierta en su propia tumba cavada hacia el profundo abismo de la mediocridad. ¿Entendieron?-

-sí- respondieron todos al unísono.

-¿qué se cree este tipo?- susurró Clay a Miranda volteándose para poder verla.

LOS 4 ELEMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora