Algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul.

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Dejé de golpear su pecho y me quedé mudo durante dos minutos enteros, simplemente observándolo como bobo.

¿Stripper? ¿Qué?

—¿Acabas de decir que fuiste stripper? —balbuceé.

—Así es —confirmó—. Las propinas eran buenas y todos me amaban. Era dinero fácil... además, fui empleado del mes... tres veces.

Mi boca se abrió ligeramente.

—¿Qué? —balbuceé—. ¿No me estarás mintiendo?

Negó con la cabeza, aún cargándome en brazos hacia la salida. Intenté soltarme pero se convirtió en una difícil tarea a lograr. Terminó apoyándome contra un vehículo de color azul eléctrico parqueado detrás de nosotros.

—Si fui un stripper... —contestó una vez que me sentó en el capo y llevó obligatoriamente mis piernas alrededor de su cintura— ¿Hay algún problema con eso? Es parte de mi pasado, ya lo superé.

Su mano derecha inmediatamente comenzó a trazar triángulos en mi muslo.

—Es tu pasado pero... No sé si pueda... No sé si... ¿Eso quiere decir que moviste el trasero y meneaste tus partes para otros?

El sinvergüenza asintió descaradamente.

Me enojé y comencé a deshacerme de su apretado agarre para correr de nuevo a mi habitación, pero sus dedos presionaron contra mis piernas y subieron hasta mi cintura, impidiendo que me deslizara del automóvil.

—Espera ahí, no te vayas.

—¿Para qué? ¿Para seguir escuchando la segunda vida que tenías a mis espaldas?

—No hice nada a tus espaldas. Escúchame...

Me llevé las manos hacia mis oídos, tapando mis orejas para evitar oír las excusas que tenía para mí. Lo único que provoqué fue que gritara alto y fuerte, y que sus manos tomaran mis muñecas para que dejara de actuar como niño inmaduro y lo escuchara.

—Venían chicas jóvenes y donceles, de edad madura, y hasta abuelas... —contestó cínicamente—. Esas daban las mejores propinas. Pagaban más cuando creían que tenía un rostro parecido al de sus difuntos esposos.

—¿Cómo pudiste? Pensé que tus padres tenían dinero y que...

—Dinero manchado, ¿recuerdas? Y no te atrevas a juzgarme, en ese momento me pareció buena idea. Incluso pensé en llevarte para que conocieras mi lado secreto. Me pareció divertido. Ya que no podía andar contigo, al menos era feliz siendo tu amigo... Me conformaba con pequeñas cosas antes de probar lo grande.

Ignoré sus últimas palabras. Palabras encantadoras que tenían como propósito engatusarme y hacerme olvidar sus ofensas.

—¿Así que ese era tu famoso trabajo? —le reclamé—. Pero dijiste que el dinero que siempre cargabas era el de tu herencia y... ¡Eso fue hace unos meses! ¿Todavía andabas conmigo cuando hacías esas cosas?

—Por supuesto —encogió un hombro, sonriendo de manera tranquila y despreocupada—. No sería yo si no tuviera una vida secreta que tú desconoces; una vida que incluye alcohol, chicos, chicas y bailes calientes. Mi uniforme de trabajo fue mayormente una corbata y una tanga a juego.

Rió en la última frase, mordiéndose la lengua para evitar reírse más. Estreché los ojos, cruzándome de brazos, viéndolo amenazadoramente.

—No es un buen momento para que me digas cosas como esas. Ahora bájame para que pueda ignorarte de ahora hasta siempre.

—Cariño...

—Nada de cariño. Es hora de que el estúpido efecto Bambi muera.

—¿Efecto Bambi?

2. Forbidden To Obsess Over Bible Sumettikul ||BibleBuild||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora