Jugando a las casitas

166 27 0
                                    

Cuando era pequeño y solía sentirme enfadado, siempre huía al mismo sitio cercano a casa: el parque. Era perfecto cuando tenía siete años de edad y era lo más lejos que me aventuraba a andar en la noche yo solo. El lugar se encontraba vacío y desprovisto de la música ruidosa que siempre ponían cuando mamá me acompañaba a jugar; además los juegos se encontraban a mi entera disposición desde que no había nadie que me obligara a hacer grandes colas.

Estando allí me sentía seguro, a pesar de estar abandonado, y me sentía como en casa. Justo ahora quería correr a esconderme en ese lugar seguro en donde mis preocupaciones más grandes eran el color de pintura que usaría en mis dibujos.

A veces desearía regresar a esa época, cuando en mi inocencia moría de ganas por crecer, sin saber que al crecer obtendría más responsabilidades y más obligaciones de las que nunca imaginé. Tampoco tenía que preocuparme en esos años sobre si alguien me rompía el corazón o si llegaría a pensar seriamente en enamorarme de alguien.

Quería desesperadamente regresar allí, de nuevo a ese mismo punto de mi vida, en ese mismo lugar. Pero no se podía, tenía que regresar a la realidad y no era precisamente algo bueno. Mi mayor preocupación en este momento tenía dueño, contaba con un nombre y con un apellido: Bible Sumettikul.

Estaba furioso con él, furioso y decepcionado por todo lo que tuvimos que pasar sólo para llegar a esto: Us.

Por eso la primera lección que le enseñaría a Bible era la de la separación. Le mostraría lo mucho que dolía que alguien a quien amaras saliera repentinamente de tu vida, te abandonara abruptamente por culpa de la estupidez de no comunicarse y ocultarse las verdades.

Amaba a Bible y por eso tenía que separarme lo más rápido de él. Ambos íbamos a colapsar si continuábamos ocultándonos todo.

Mientras conducía, mi primera impresión fue ir directo a casa de mis padres, a llorar y a ser reconfortado por las palabras de odio que sabía que mi padre le dedicaría cuando supiera lo herido que me sentí con todo el asunto de Us.

Lo segundo que pasaría sería que yo me vendría abajo y gritaría como un bebé; luego mamá trataría de consolarme con alguna canción cursi o con una frase "reparadora del alma". Ella me diría que todo iría bien, hasta incluso me convencería de regresar una vez más con el chico a quien no quería nombrar en esos momentos. Y eso era lo que quería evitarme.

Quería que Bible sufriera y se diera cuenta de lo imbécil que se había portado en toda nuestra luna de miel.

Sí, probablemente eso me hiciera masoquista pero no me importaba; además las gemelas también me apoyaban... Bueno, al menos una de ellas, la otra, la que era más pateadora y que justo ahora estaba pateando mi estómago como si me reprochara mis decisiones, parecía enfadada porque huyera como cobarde de papi.

Por esa misma razón me apresuré al único lugar en el que me sentí seguro por al menos un corto periodo de tiempo. Me iría lejos de Bible para así reflexionar por una noche hasta que se me ocurriera un lugar mejor al que acudir. Pero el remordimiento era cruel y me carcomía la culpa. Mi mente evocaba ojos, ojos verdes a cada momento. Ojos reprochadores que tal vez me odiarían por ocultar la verdad una vez que la lea del pedazo de papel que dejé para él a la vista.

Ojos verdes. Ojos que traen malos recuerdos y a la vez traen los mejores y más emocionantes que alguna vez he vivido.

Los ojos verdes nunca volverán a ser lo mismo para mí. Bible los arruinó por siempre.

Lo extrañaba, demasiado para mi propio bien; pero nuestra separación fue una solución a algo que tarde o temprano se iba a romper. O tal vez fue una estupidez y yo estaba cometiendo la peor locura de mi vida, no sabía si quería creer que era así.

2. Forbidden To Obsess Over Bible Sumettikul ||BibleBuild||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora