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Semana 20

Faltaban aproximadamente siete días para la boda y mis nervios saltaban y se agitaban en el fondo de mi estómago.

Evelyn ayudaba y planificada lo más rápido que podía, siempre aportando ideas exóticas y extravagantes. Le había comentado que me gustaba leer, y ella se emocionó dándome ideas acerca de hacer esculturas de hielo con la forma de mis libros favoritos; luego reflexionó y me preguntó si podía mandar a hacer esculturas de Bible y algunas mías. Obviamente le dije que no, aunque creo que de igual forma encargó una para la boda y otra para ella, alegando que quería inmortalizar a su perro con una estatua en hielo. 

En los pocos días que tenía de conocerla sabía que adoraba a su perro, Thor, con toda el alma. Siempre me mostraba fotografías del chihuahua enredado en algún suéter de cachemir o en algún gorro de lana. Cuando ella iba a casa, se encargaba de llevar al perro para que jugara con Carlo y para que Nicole lo cargara y vistiera a su antojo.

La pequeña estaba feliz de hacer nuevos amigos y conocer nuevas personas. Evelyn siempre se aseguraba de tratarla bien y de no mirarla fijamente a la cara, en donde sus cicatrices se exponían en mayor grado y formaban un patrón que ocupaba la mitad de su rostro. Siempre la trató como a una igual, y eso nos gustó tanto a Bible como a mí.

Por su parte, Nicole no dejaba de darle sugerencias a Evelyn para que contratara a sus cantantes favoritos, y, aunque técnicamente podía pagar por algunos de ellos, le impedí gastar tanto dinero.

Mi mamá también quiso ser parte de todo, y se sintió herida cuando supo que habíamos contratado a una organizadora de bodas para planificar el evento antes de haber acudido a ella y su "excelente gusto en decoración". Ella tenía cierto recelo contra Evelyn. Decía que una persona no podía tener el cabello tan rojo sin que una parte de los químicos del tinte no le hubieran afectado el cerebro.

Justo nos encontrábamos ubicando a los invitados en las que serían sus mesas, cuando mamá sugirió que quería sentarse junto a papá, y dejó caer una bomba: Susan y él habían terminado su relación.

—Oh, y ¿cariño? —dijo también, aprovechando mi estado de completo shock—. Tu tía Charlotte habló conmigo hace unos días. Dijo que no sabía si su invitación, y la de Marie, se perdieron entre los papeles, porque resulta que nunca las recibió.

La miré con ojos perplejos durante unos segundos, olvidándome de la amable Susan con su carismático acento francés y sus recetas de cocina vegetariana; concentrándome en lo último que dijo.

Tragué el enojo antes de responder:

—No recibió la invitación porque sencillamente no se la envié. A ninguna de las dos.

Mamá hizo una mueca.

—Pero, calabaza, son parte de la familia. Sabes que la abuela Rose no permitirá esta desunión entre...

—Mamá —la detuve— ¿crees que sería capaz de invitarlas como si nada hubiera pasado? Me hicieron mucho daño, en especial Marie. No pienso compartir con ellas mi momento especial.

—Pero, pastel de calabaza...

—No, no digas más.

—De acuerdo, aunque yo... accidentalmente les di la ubicación de la boda —se disculpó con un encogimiento de hombros.

—No puedo creerlo —murmuré, molesto.

Mi humor estaba cayendo en picada. Últimamente me la pasaba muy enojado, acalorado y frustrado por cada pequeña cosa que me pasaba, hasta por el tiempo perdido intentando ir al baño a vaciar mi vejiga. Ni siquiera Bible se atrevía a llevarme la contraria en estos días y lo había mandado a dormir en el sofá como unas diez veces durante la semana pasada.

2. Forbidden To Obsess Over Bible Sumettikul ||BibleBuild||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora