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Harry Potter

Desde que tengo memoria se que he sido odiado, los golpes en mi cuerpo por mi "familia" eran la prueba perfecta hace no mucho, aunque todos lo negaban ahí estaban, una tortura en vida que no podrían imaginar era lo que yo vivía desde que aprendí a caminar.

Las viejas marcas en mi cuerpo demostraban el maltrato que había recibido, aunque nunca fui escuchado, siempre me tacharon de mentiroso.

Más una pequeña luz me dió esperanza, una que apareció entre tanto mal, a los nueve años se nos hizo un registro de segundo género, el mismo definiría en qué rango de la sociedad estás, las burlas aquella mañana se escuchaban en la casa, afirmando que sería un Omega a quien vendería a todos los vecinos, pero cuando los resultados llegaron nadie dijo palabra alguna, salía que era un Alfa y no cualquiera sino que uno dominante.

Eh de decir que desde ese momento todo fue para mejor, ese día nadie dijo nada, nadie pidio nada, todos mantenían la mirada baja con miedo incluso mi primo que poco antes de la lectura me había lanzado uno de sus juguetes en forma de "broma".

Al día siguiente la tía trato de darme órdenes y fue ahí donde descubrí que podía doblegar a mi familia cuando me molestaban, una voz extraña había salido de mi garganta aquella mañana, una orden de no molestar que fue acatada de inmediato, pero cuando el tio intento obligarme a levantarme apenas me toco termino soltandome para estamparse contra la puerta, gritaba que el olor era muy fuerte, que dejara de molestarlo.

Con el pasar de los días mientras nos daban clases especiales por nuestros segundos géneros entendí que sucedía, al ser todos ellos betas no podían ni siquiera decir palabra alguna si me molestaba, no soportaban mi olor, lo que provocaba que se dañaran para tratar de detenerlo.

En la escuela también hablaron sobre "la voz", una habilidad que tenian los alfas, aprendí a usarlo adecuadamente practicando con mi familia.

Al comienzo solo lo usaba suavemente, no quería ser igual que ellos pero por qué abstenerse cuando nunca lo hicieron con sus golpes y exigencias.

Logre domar a la perfección a los Dursley en unos cuantos meses, por fin después de tantos años ya no tenía que cocinar cada mañana, limpiar la casa cada día, soportar los golpes e insultos, ahora era libre gracias a ser un Alfa.

Todo lo que quisiera se me lo daba sin objeción, si les pedía que dejarán de respirar ellos lo harían o sufrirían las consecuencias de desobedecerme.

Descubrí que con la voz no solo podía ordenarles que hicieran algo si no que también cambiaban por mis palabras, en cada uno reaccionó de forma diferente, en la tía comenzó a ver animales en la casa que no habían, el tío se había vuelvo bastante dócil y en mi primo lo empezó a hacer bajar de peso junto a una tristeza profunda que lo abundaba de vez en cuando.

Cuando los vecinos preguntaron, la tía echo la excusa de que se habían enfermado, que pronto estarían bien aunque ella bien sabía que no sería así.

Supuse que era por culpa de la voz por lo que trate de dejar de usarlo por un tiempo, pero no pude evitarlo cuando el tío trato de matar a una pequeña serpiente que apenas había salido del cascarón, claramente me moleste y actue de manera agresiva si, pero no podía dejar pasar ello.

Me quedé con la pequeña que al igual que yo era huérfana así que tranquilamente la acogí a mi lado, la llame Merte, gracias a que podía hablar con ella acepto el nombre.

Desde entonces supieron que si uno se revelaba solo debía ordenar que se hiciera algo, si trataban de gritar solo les diría que se cortaran la lengua. Después de todo se puede sobrevivir sin toda la lengua, Merte afirmaba que si se podía al menos y yo confiaba en su juicio.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora