Mireya podría haber admitido que Tsu’tey daba miedo, podría haberlo hecho de no haber tenido un mentor igual o peor que él cuando todavía era soldado.
Porque, sinceramente, Tsu’tey era igual a un militar. La Sully casi lo sintió por Neytiri y sus futuros hijos. Se preguntaba como demonios iba a poder soportar la hija del líder a un guerrero como él.
Aunque, bueno, era la hija del líder. Lo soportaría, se concienció ella.
El que ahora era su maestro, quién iba a enseñarle las costumbres Omatikaya, había salido de la aldea bastante tenso. Ella se preguntó si, cuando viera como fallaba estrepitosamente en sus enseñanzas, se reiría de ella, metiendo en la conversación su falta de conciencia en el día anterior.
Mireya apretó la mandíbula ante ese pensamiento, daba igual, como se riera de ella o como insinuara cualquier burla, lo mataría. Incluso si eso condenaba a la muerte a su avatar, no permitiría que se riera de ella.
Tsu’tey se detuvo en un claro en el que había animales similares a caballos, parecía haber recordado que tenía a alguien a quién enseñar. Ella se detuvo a un metro de distancia.
—Te enseñaré a montar un pa’li, pues ya dominas el idioma —dijo él con algo de lentitud, asegurándose de que ella lo entendía perfectamente. Aunque se preguntó porqué lo había hecho.
—Puedes hablar más rápido, te entenderé igual —aseguró Mireya, con un ligero fastidio, captando la lentitud con la que él se había obligado a hablar.
El guerrero solo asintió y se fue a buscar cualquier direhorse más o menos manso. Ella observó las plantas que había allí, también a los animales, todo cuanto había allí la fascinaba.
Tsu’tey volvió a acercarse, arrastrando a un animal de esos que se sacudía levemente. No era del todo manso, pero valía de igual forma, pensó él.
—Cuando te montes haz el tsaheylu con cuidado —le explicó relajando un poco sus facciones—, los pa’li se asustan con facilidad.
Mireya se acercó con cuidado al direhorse, no quería asustarlo y que de verdad tuviera que pegarle a su mentor cuando se riera de ella.
Ella puso la mano derecha sobre las grandes fosas nasales del animal, éste la recibió con cautela pero sin ningún movimiento extraño, luego ella acarició al direhorse hasta casi tocar la crin y posó la mano que todavía le quedaba libre sobre su belfo.
De nuevo volvió a recibirla con cautela, aunque con menos, pues ya la reconocía por su olor. Mireya acarició al animal hasta llegar a la espalda de él.
—¿Es macho o hembra? —preguntó mirando de soslayo a Tsu’tey.
—¿Por qué te importa?
—Porque sí, ¿no puedo?
Él la miró con cuidado, escudriñando todo de ella, ni siquiera disimuló la penetrante mirada que le había echado antes de decantarse por responder.
—Macho.
La Sully asintió, agradeciendo la respuesta. Luego situó la mano derecha en el centro de la espalda sin apartar la otra mano del cuello, le dio un par de palmadas en la espalda y el direhorse sacudió su cabeza, como afirmativa a la pregunta silenciosa de la mujer.
Solo entonces ella saltó para sentarse, dobló la pierna derecha para no irse hacia el otro lado y caer como idiota y finalmente se sentó, sin recibir ninguna protesta por parte del animal.
—Haz el tsaheylu —le ordenó el guerrero, secretamente sorprendido por la rapidez de ella.
Mireya cogió su cola neuronal y la unió con la izquierda del direhorse. La Sully cogió todo el aire que podía caber en sus pulmones al sentir lo mismo que el animal que montaba.
—Por ahora no puedes hablarle por medio del vínculo, así que solo dile que vaya hacia delante —ordenó Tsu’tey cuando vio todo el aire que ella había cogido.
Ella dudó sobre que idioma usar, ¿cuál entendería mejor, español o na’vi? Al final se decantó por hablarle en el idioma nativo, pues suponía que era ese al que estaba más acostumbrado.
—Hacia delante, despacio —ordenó puntualizando en la última palabra dadas sus pésimas experiencias con caballos en la tierra.
El direhorse hizo lo que ella pedía, caminando con algo de lentitud pero a buen paso. La Sully sonrió al ver el resultado de ese ejercicio, no sabía si había hecho algo mal, aunque supuso que Tsu’tey se lo habría dicho y se habría reído de ella.
El guerrero en cuestión llamó a su propio direhorse y se subió con una gracia felina que hizo que a ella se le pusieran los vellos de la nuca de punta. Lo que ella había hecho era ridículo en comparación a Tsu’tey.
—Ir en formación es lo más complicado —comentó girando la cabeza hacia ella pero sin mirarla en absoluto.
El animal de Tsu’tey empezó a caminar al mismo paso que ella había ido antes, y solo entonces ella le ordenó casi en un susurro que lo alcanzara. Se quedó un poco rezagada, esperando algo, todavía no sabía el qué, pero esperaba algo.
Caminaron entre las plantas hasta llegar a otro claro contiguo en el que estaba Jake montando otro direhorse. Mireya observó como empezaba a correr y acto seguido caía al suelo estrepitosamente.
Ella se encogió sobre su sitio, casi sintiendo el golpe que se había llevado su hermano. Cuándo él se levantó, cubierto de barro, ella y Tsu’tey se acercaron.
Neytiri se reía sin maldad de la torpeza de su aprendiz, sin embargo, el mentor de Mireya se reía con notable descaro. La Sully estuvo muy tentada a golpearle, o a chocarse con él con la excusa de una pequeña salida de control, eso era totalmente creíble.
—Deberíais iros de vuelta al sitio del que habéis venido —dijo Tsu’tey. Mireya volvió a mirarlo mal, de verdad que ese hombre la tentaba a entrar en la violencia.
—Nah, me echarías de menos —contradijo Jake quitándose algo de barro de la lengua. Su hermana notó como Neytiri lo miraba con cierto orgullo.
—Míralo bien, Neytiri, una piedra ve más —insistió él.
Jake miró a su hermana con una ceja levantada, esperando la traducción de lo que el guerrero acababa de decir. Pero ella negó con la cabeza, era algo dirigido a Neytiri, ya se lo diría la hija del Olo’eyktan si quería.
—Deberías tranquilizarte, Tsu’tey, si me molesta demasiado lo mato y ya está —dijo quitándole importancia.
Mireya se tensó sobre su sitio, ¿en serio acababa de...? Abrió los ojos dándose cuenta de que lo que había escuchado era verdad y no un sueño.
—¿Debo recordaros que yo también hablo y entiendo na’vi? —dijo echándose hacia delante.
Tsu’tey intentó no mirarla cuando se dio cuenta de que ella había entendido todo lo que habían dicho hasta ese momento.
—Exijo una traducción de todo esto.
—Cállate —le ordenó su hermana cerrándole la boca. Él bajó la cabeza, levantando sus manos al mismo tiempo.
Neytiri se fascinó al saber quién era el dominante de los hermanos. Se había esperado que fuera él, pues los hombres solían ser los «idiotas territoriales».
No que fuera ella, aunque la actitud que había demostrado hasta ahora era firme y algo sarcástica. De verdad que no se había esperado ver tal dominancia en ella.
Tsu’tey parecía resistirse a creer la sumisión que había demostrado Jake con su hermana, era cierto que ella se asemejaba a una persona que no vacilaba.
La miró de reojo y se encontró admirando el error que habían cometido los científicos con su pupila. Un rombo estirado hasta el límite.
Lo que la marcaba inconscientemente como una depredadora, una auténtica depredadora.
Tsu’tey pensó, él probaría si de verdad era una depredadora o una presa. Cuando ese pensamiento cruzó su cabeza tuvo que reprimir una sonrisa un tanto macabra.
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I See You || Tsu'tey
FanficUn ángel, la llaman, pero en realidad es la pesadilla de más gente de la que le gustaría. ¿Qué pasaría si, en vez de solo tener gemelos, tuviéramos trillizos? Dos hombres y una mujer, un científico y dos soldados. Mireya Sully, hermana de Jake y Tom...