I See You || Tsu'tey

xxii.

La luz del sol bañaba con su claridad todo lo podía con la, por ahora, débil luminosidad con la que cargaba a primera hora de la mañana.

Todo parecía estar tranquilo por un momento.

Mireya abrió los ojos, encontrándose con la todavía débil luz de la mañana. Sintió un pequeño peso de calor sobre su cintura y vio la mano de su amado, como si la hubiera estado atrayendo durante la noche.

En cuanto se había dormido casi se caía de la cápsula al volver a su mente humana. Jake se había reído y ella le había lanzado uno de sus zapatos a la cabeza.

Al recordar ese momento sonrió con diversión, sin llegar a reírse en alto, pero los recuerdos de la noche no tardaron en asaltar su mente, lo que la hizo sonreír con cierta vergüenza.

Se apoyó sobre su codo, dispuesta a levantarse para ir a ver a Loren, pero algo—-o alguien que estaba despierto desde hacía media hora— hizo que se volviera a tumbar y volviera a atraerla hacia sí.

—¿Te vas sin decir buenos días? —preguntó dándole un beso a su amada en el cuello. Mireya tembló un poco debido a un escalofrío, según ella.

—Buenos días, ¿me sueltas?, quiero ver a Loren —dijo girando sus ojos pero no su cabeza.

—Le tienes más cariño a ella que a mí, estupendo. —Fingió parte de su molestia solo para fastidiarla. Parte.

—Pues sí, ahora suéltame.

—No.

La apretó más contra su cuerpo, impidiendo definitivamente que pudiera moverse.

—No sabía que eras territorial —comentó con una sonrisa de todo menos decente.

—Todavía no sabes a lo que puedo llegar. —Mireya bajó un poco las orejas, había estado a punto de retarlo a demostrar eso, pero... no estaba segura de querer hacerlo.

—¿Te das cuenta de que estás celoso de un ikran? —bromeó intentando no soltar una carcajada.

—No estoy celoso.

—Y yo nací ayer —replicó intentando levantarse. Fallando otra vez—. Sigo creyendo firmemente que estás celoso de un ikran.

—Que no estoy celoso. —Ella consiguió darse la vuelta para mirarlo.

—Pero mucho.

Tsu’tey notó un pequeño tic en el ojo antes de besarla otra vez, y aunque la pilló medio desprevenida, ella le siguió el ritmo con relativa facilidad.

Mireya sintió como su corazón se aceleraba cuando él la volvió a besar, su cuerpo le bramó que lo abrazara, que lo atrayera contra ella, y estuvo a punto de hacerlo.

Y aunque él se maldijo un par de veces, se separaron por falta de aire. El guerrero quiso volver a probar los labios de ella, pero Myr le colocó un dedo en los labios.

—Es por la mañana y estoy preocupada por Loren, insisto en que me dejes ir a verla —insistió otra vez. Tsu’tey soltó un pequeño gruñido, haciéndole pensar a Mireya que le mordería el dedo, pero aflojó el agarre—. Gracias.

[𓂃]

La ikran ya se había levantado, pero no se atrevía a volar, sabía que no podía. Mireya se había sentido en parte triste por Loren, su Loren.

Tsu’tey le había pedido disculpas, debía ir al clan para ayudar con los heridos y demás nativos, también le dijo que llamaría a su hermano para que le hiciera compañía, o tal vez a Neytiri. Ya lo vería.