MI OBSESIÓN (Poché G!P)

Capítulo 8

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Narradora.

Cómo se sentirían si al abrir los ojos, lo primero que ven es el rostro de la persona que tanto anhelaron? El sentimiento de felicidad, rondaba el rostro de Poché, mientras observaba antena a la castaña que dormía plácidamente recostada a su pecho. La morena de cabello azulado, enfocaba con su mirada cada facción de Daniela, queriendo grabar la hermosa imagen que tenía de ella, en este momento.

La respiración de Calle era pesada, su rostro estaba completamente tranquilo, se veía calmada y cómoda. Poché sonrió con adoración y separó un flequillo rebelde que caía por su carita.

Calle ni siquiera se movió.

La ojiverde roso con su pulgar esos carnosos labios rosados, que le habían dado la mejor noche. Y sintió la suavidad del tacto en su yema. Daniela era la perfección en persona. Tan delicada como el pétalo de una flor y tan frágil como una figura de porcelana. El sentimiento de protección, siempre estuvo en Poché. Pero ahora, sentía también ese primitivo sentimiento de posesividad. Daniela era suya, y ella también se había entregado en bandeja de plata a la castaña. Todo era tan irreal y maravilloso que, María José todavía no podía creer que estuviera pasado.

Ni siquiera yo imaginé que esto podía pasar, pero bueno, no nos desviemos del tema principal...

Poché dejó un casto y delicado beso en la coronilla de la castaña, inhalando ese delicioso aroma que siempre tiene su cabello. Levanto su cabeza para apartarla con suavidad y recostarla en la cómoda almohada.

Se puso de pie con cuidado de no despertarla.

Sus pies se encaminaron al baño y mientras el agua de la ducha se calentaba. Los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza, y sintió como se iba poniendo dura. La imagen de Calle chupando su enorme polla, la ponía caliente de sobremanera. Lo disfrutaba tanto.

La morena se metió a la ducha, sintiendo el agua relajando su cuerpo desnudo. El vapor empañaba él cristal corredizo. 

Mientras tanto una perezosa Daniela, abría los ojos pesadamente. Se movió un poco levantado su cabeza y no vio a María José. Pero luego escuchó el sonido del agua y se levantó para asegurarse de que estaba en la ducha. Caminó hasta el baño, llevando solo sus blancas y delicadas bragas, se recostó al umbral de la puerta y pudo ver la silueta empañada, de la morena a través del cristal.

Mordió su labio, con ganas de estar allí con ella.

Sin poderse resistir, avanzó y abrió la puerta corrediza. Para encontrarse con una Poché, de espaldas con sus brazos apoyados en la pared. La mayor no había notado la presencia de Calle. Así pues, Daniela se metió a la ducha y la abrazó por la espalda. Poché al sentir los suaves brazos que la apricionaban, sintió su corazón querer salir corriendo de su pecho. Calle tenía mucho poder sobre su cuerpo. Con solo su presencia, podía hacer lo que quisiera de Poché.

_ Buenos días_ susurro la castaña con su voz ronca, porque acababa de despertar. Dejó suaves y húmedos besos en la espalda superior de Poché, haciéndola estremecer.

_ Cuando despertaste, bonita?_ sonrió inconscientemente.

_ Acabo de hacerlo... No te sentí en la cama y quise saber dónde estabas..._ Poché se dio vuelta en sus brazos y acunó el rostro de la castaña en sus palmas. Dejó un beso en sus labios y se separó para mirarla. Calle no apartó su mirada de los ojos verdosos que la atravesaban. Estaba completamente embobada.

_ Te veías tan profunda, que no quise despertarte. Tienes hambre?

_ Mucha.

Hizo un puchero adorable. Poché sonrió ampliamente. Su mirada recorrió el voluptuoso cuerpo de Calle y cuando se detuvo en la pelvis, quiso tirar de sus bragas hasta arrancarlas. Su polla se estaba poniendo cada vez más dura y erecta.