SARA PRESLEY
“Tengo contactos”
Estoy tentada en aceptar la ayuda de Bruno, pero no lo conozco del todo aún. Me gustaría hacerlo yo sola y poder averiguar todo eso que tengo en mi corazón, pero también veo la otra cara de la moneda y eso quiere decir que no puedo confiar en nadie, mucho menos en gente que no tengo referencias.
Les juro que tengo esa duda atorada en mi garganta. La opción uno sería aceptar dicha propuesta y acabar con esto de una buena vez, y la opción dos es hacerlo yo sola, será mucho más complicado, pero seguro.
Tomo mi teléfono para abrir el chat de Bruno.
Sara: En caso de que me interese tu oferta ¿Dónde? ¿A qué hora? Y ¿Cómo?
Por suerte, al instante me contesta.
Bruno: Pasaría por ti a tu casa. No te preocupes por eso.
Al ver el mensaje termino por apagar el celular dejando la decisión en incógnita. Me levanto de la cama yendo a bajar las escaleras con sumo cuidado.
—Lo más sorprendente fue cuando nos explicaron que el corazón es un órgano del tamaño aproximado de un puño—miro a Daniel explicándoles a mi abuela como le va en su carrera.
Lo que más me alegra es que haya retomado su vida, ya está apunto de terminar la carrera de Cardiología y por lo que veo ha cambiado para bien, tanto física y mentalmente. Termino de bajar las escaleras yéndome a sentar, después tomo un vaso para servir un poco de jugo recién exprimido.
—Hoy tienes examen ¿cierto?—pregunto.
Me dedica una sonrisa.
—¿Cómo sabes eso?
—Te escuché ayer hablando con una chica sobre el tema.
Mi abuela lo mira con una sonrisa coqueta volviendo a lo suyo, mientras que las mejillas de Daniel se tornan en un color rosado claro.
¿Daniel sonrojado? Eso es algo nuevo.
Ignoro dichas suposiciones volviendo a mi mente la oferta de Bruno, tema el cual no puedo hablar con ellos, porque estoy segura que terminaría internada en un manicomio por el hecho de no poder superar a Elián y estar totalmente obsesionada por descubrir quién me quito lo más preciado de mi vida.
—¿Todo bien, Sara?
Levanto la vista.
—¿Dónde está el abuelo?—son las únicas palabras que salen de mi boca.
Mi abuelo es el único que me puede aconsejar sin juzgarme o simplemente sin decirme que estoy loca por querer hacer algo que no me corresponde, además tengo la confianza de aclararle todo lo que siento, solo que ha estado un poco mal de su estado de salud y por eso no quiero darle noticias tan fuertes ya que en cualquier momento su corazoncito va a dejar de latir.
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Cumpliendo Nuestras Promesas
Teen Fiction°°Segundo libro de la "Biología Artificial" Cuando caían gotas del cielo, estaba totalmente segura que me perdería en aquel aguacero. Y no hablo exactamente de la lluvia... 02-02-22 ese día las flores se marchitaron, los pájaros dejaron de cantar...