Etapa 3

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SARA PRESLEY

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SARA PRESLEY

¿Te das cuenta que le quitaste su más grande aspiración?

Tú, Sara Presley, le arrebataste la vida a la persona que más amabas, a aquella que merecía estar en este mundo.

¡Todo por tener un corazón falso a base de cables!

¿Cómo se siente vivir con la culpa?

Porque todos sabemos que es verdad.

Acéptalo, fue tu culpa.

—¡No!

Logro despertar de aquella pesadilla.

Toda alterada inhalo por mi boca aire hasta que llegue a mis pulmones. Paso las manos por mi cabello sudado e intento tranquilizar mi respiración.

La señora Susana entra rápido a la habitación.

—¿Sara, estás bien? Escuché un grito desde la cocina...

Cubro mis ojos aún respirando entrecortada.

—Fue mi culpa...Por mi Elián murió...Nada hubiera pasado si me hubiera alejado de él—exclamo con angustia—Lo siento...—lloriqueo.

Susana se sienta justo a mi lado.

—Ey, Sara—coloca sus manos en mis mejillas tomando mi atención—Nadie tuvo la culpa de nada. Las cosas pasan porque así lo quiere el destino.

—Pero, por mi culpa hizo ese viaje a carretera...si no me hubiera conocido...

—Si Elián no te hubiese conocido no habría vivido los mejores meses de su vida—limpia mis lágrimas.

Las pesadillas me están matando poco a poco, a veces siento que es una inquietud que tiene mi alma, o simplemente mi conciencia jamás me dejara tranquila sobre este tema. Entro en un sueño tan profundo que es inevitable moverme, hablar, incluso hasta respirar.

Cuando estoy en esa situación me siento en un mar sin salida, aquel que se niega a dejarme libre. Lo peor es que siento como mi cuerpo suda luchando en querer despertarme de aquel tormento que se ha estado haciendo presente todos los días de mi vida.

—¿Qué sucedió ayer? Llegaste tan alterada que decidí dejarte descansar—menciona.

Asiento con mi cabeza.

—Tuve una pequeña discusión con mi mejor amigo. Él era el prometido de mi hermana y siento que me esta obligando a superar mi duelo y yo...no quiero...Y pensé que me entendería por haber pasado lo mismo, pero ayer descubrí que no...

La señora Susana vuelve a tomar mis manos.

—Sara, cada duelo se vive de manera personal. Yo no te digo que le seas fiel a mi hijo por el resto de tu vida, no, eso no sería justo—traga saliva—Creo que a Elián le encantaría que siguieras con tu vida, pero cuando tú estés lista. Somos seres humanos y tenemos derecho a sentir, llorar, amar y perdonar.

Cumpliendo Nuestras PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora