Etapa 25

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ADAM KENNEDY

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ADAM KENNEDY

2 meses después.

—Todo debe de estar listo, Kennedy—informa el señor Alejandro con un tono horrendo de autoridad—Mañana será el gran evento como todos los años y tú debes de estar ahí.

—Sí, señor...—mascullo.

Levanta mi barbilla presionando sus dedos en aquella.

—¿No has hablado con tu "amiguita"?

Me aparto de su agarre fulminándolo con mi mirada, niego harto de estar bajo su control.

Ríe orgulloso.

—Así se hace, porque si hablas con ella, ya sabes...—saca su pistola—Con una bala en su corazón, nos quitamos de un GRAN problema.

Aprieto mi mandíbula ocultando las ganas que tengo de darle una paliza.

—Ya lárgate—manda sacando el humo de su boca.

Me coloco de pie saliendo de su apartamento, mientras bajo las escaleras miro el pequeño corazón de cristal, el cual, no ha vibrado desde hace un mes...

Ha pasado mucho tiempo, no tengo información de Sara y necesito saber que se encuentra bien, he tratado de comunicarme con Scott, pero dice que ella no quiere verme y es obvio, le hice creer que todo esté tiempo fue mentira, que jugué con ella y si ella supiera el porque de la situación, las cosas serían diferentes. Cuando la vi entrar a mi departamento, luché demasiado en matar cualquier sentimiento, quería abrazarla y besarla, hacerla mía, pero era eso, o mantenerla con vida...

Lastimosamente sé mentir sin que nadie lo sepa, pero mentirle a Sara era como darle una apuñalada a mi corazón, ver sus lágrimas brotando de sus ojos me destrozó aún más, y al escuchar ese "Me enamoré de ti" provocó que me odiara a mí mismo. Por mí maldita culpa termino en el hospital, lo mínimo que podía hacer era donarle toda la sangre que me fuese posible, fue tanta mi desesperación de saber que estaba bien que en cuanto salió del hospital, me asegure que llegará bien a su departamento.

Pasaron los días y me costaba demasiado estar lejos de ella, me acostumbre a tenerla cerca, a percibir su olor a coco impregnado en mí, cada noche miro su lado de la cama pensando en cómo la tenía a centímetros de mí, acariciaba su cabello negro mientras estaba la presencia de su respiración rozando mi pecho.

Los primeros días, el corazón de cristal brillaba cada noche, mi tesoro me necesitaba y yo no podía estar allí para ella, después de un mes, el brazalete dejo de mostrar afecto, y eso me dio a entender que tenía que alejarme.

Cumpliendo Nuestras PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora