Etapa 24

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SARA PRESLEY

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SARA PRESLEY

Vamos mi chica…. Andando… Aun tienes cosas por lograr…

¿Elián? ¿Eres tú?

Prometí que siempre estaría a tu lado cuidándote en las buenas y en las malas.

Llévame contigo, por favor. El mundo está lleno de traiciones.

Lo has hecho bien, problemática. De eso no tengo duda.

Te extraño mucho.

Y yo a ti, pero tienes que seguir adelante.

Ya no quiero estar aquí.

Yo no quiero tenerte aquí, y no es porque no te ame, es porque yo quiero que vivas, sueñes, cumplas todas tus metas que un día me contaste. No te preocupe por mí, yo estoy desde aquí cuidándote y protegiéndote en cada paso que des. No me fui para verte caer, Sara. Anda, tienes otra oportunidad, sal, vive, vuélvete a enamorar que yo estaré aquí, siempre estando orgulloso de ti.

Me despierto percibiendo la luz blanca que provoca que mis ojos se abran por completo. Intento moverme, pero el dolor me atormenta a medida que respiro.

La puerta de la habitación en donde estoy se abre con brusquedad haciendo ver a Daniel que entra desesperado. Toma mi mano de igual manera colocándose de rodillas hacia la camilla.

—Sara, Sara, mi niña, despertaste—besa mi mano—No sabes lo preocupado que estaba por ti. Perdóname—se lamenta.

—Gracias por estar aquí…—mascullo.

Al poco tiempo, entran mis abuelos, a los cuales se miran cansados y agobiados de la situación que acaba de ocurrir. Mi abuela, hace tanto tiempo que no la miraba, se acerca a mí para hacer mimos en mi cabello, del otro lado, mi abuelo está charlando con el doctor que se hizo cargo de mí.

—Hola, Sara ¿Cómo has estado este tiempo?—pregunta mi abuela.

—No me puedo quejar—finjo una sonrisa para no angustiarla.

Ella me sonríe dando un pequeño beso en mi nariz.

—Se que hemos chocado muchas veces, cariño, jamás vamos a estar de acuerdo en algunas decisiones, pero perdóname. Solo busco protegerte y…

Tomo su mano.

—No te preocupes, abuela, todo olvidado.

Aún no tengo cabeza para recordar lo que sucedió, cómo Adam fue el causante de todo esto. La herida por parte del señor Alejandro no fue pequeña, sino, se trataba de siete centímetros los cuales tuvieron que coser con total delicadeza, espero que no les hayan dicho a mis abuelos el motivo por el cual estoy aquí, ellos no saben con qué tipo de gente me enfrento día con día, sería terrible tener que explicarles que el chico que me brindó las puertas de su casa, su protección y su amor, fue el mismo que causó que yo terminará aquí…

Cumpliendo Nuestras PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora