I N F I E R N O

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treinta y nueve

Capitulo nueve

I N F I E R N O

Mia

Entre al colegio, lunes por la mañana, era raro no estar pupila, pero se que pronto volveré a estarlo. O por lo menos eso esperaba. 

Es solo que Sonia y Franco no creen que yo esté en condiciones de volver a estar sola, sin la supervisión de ningún mayor. Y es que ambos se tomaron unas largas vacaciones para estar pendientes a mí,  me gustaría quejarme pero la realidad es que amo sentirme tan protegida, tan amada. Nunca antes se habían preocupado tanto por mí, me gustaba tener por primera vez en la vida padres que realmente me quieran.

Y gracias al amor de mis padres, de mis amigas, de mi hermano, yo estaba saliendo adelante, teniendo avances rápidos y sorprendentes, me veía y me sentía mejor, comenzaba a volver a ser yo, pero una versión mejorada. Últimamente ya no era tan difícil ser yo.

Ya no lloro cada vez que me veo frente a un espejo, de hecho, noté que ese monstruo que yo veía en el espejo no existe, y que todos eran inventos de mi mente. Tenía una percepción diferente a lo que los demás veían, me costo entenderlo, pero ahora puedo ver la persona que realmente soy. Aunque no voy a negar que hay días en los que ese monstruo sigue apareciendo, lo único bueno es que ahora yo misma puedo diferenciar la realidad de la pesadilla. 

Jamás pensé que extrañaría tanto esta cárcel, pero quería volver. A pesar de que me guste pasar tiempo con mis padres, y que amaba mis tardes libres, la misma rutina de siempre me cansaba, no veía la hora de volver al colegio, estar con mis amigas todo el tiempo, poder ser libre de hacer lo que sienta, y no estar encerrada en cuatro paredes. Quería volver a ser yo, quería sentirme libre.

—Mia ¿cómo estas?— Dijo Manuel, intentando acercarse a mí

Era la primera vez que volvía a clases sin Marizza, ahora estaba por mi cuenta. Ella había desaparecido durante las primeras dos horas, Pablo estaba en su cuarto encerrado hablando por teléfono con la idiota de Paula y yo quede sola, no me molestaba, empezaba a disfrutar también de mi soledad. Fue algo que tuve que aprender ese tiempo en la clínica, y la verdad que se sentía bien estar conmigo misma. 

Obvio que sigo teniendo amigos en el curso, pero en estos momentos me encontraba guardando las carpetas de la hora anterior en mi casillero, lista para otra clase. 

—Cada día mejor— le respondí con una falsa sonrisa en mi rostro

Quise regresar con Manuel Aguirre, y es que durante mucho tiempo yo estaba segura de que él era el amor de mi vida, me trató como a una reina, me cuido y me apoyó en mi peor momento, él me hizo descubrir diferentes etapas en una relación, fue el noviazgo más hermoso y sano que tuve, en comparación a Dylan, quien fue más tóxico y peligroso que Chernóbil, y a Blas, un idiota que roza la pedofilia, saliendo a la vez con dos chicas de solo diecisiete años que por cierto están a su cargo. Claramente Manuel había sido lo mejor, hasta que descubrí que tenía una novia, que no era yo. Maldita sea, me costó tanto superar lo de ese viaje a México.

Y cuando por fin me decidí a perdonarlo, él decidió no querer volver a estar conmigo.

Son las vueltas de la vida, supongo.

Siento que muero sin tenerlo a mi lado, me destroza saber que solo quiere ser mi amigo, que no le interesa estar conmigo, no me da una chance, no piensa que valgo la pena. 

Me duele verlo con otras, saber que no somos y nunca seremos nada.

Me encantaría poder arrancar este amor de mi pecho, pero es imposible, esta grabado en lo más profundo de mi ser. 

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora