Descontrolado(s) 3

S E C R E T O

sesenta y dos

 capitulo treinta y dos

S E C R E T O

Narrador universal

—Entonces, agrande el piso de arriba, pero lo hice antes de saber esta noticia, yo creo que hasta que el bebe cumpla por lo menos diez años no voy a permitir que las habitaciones se encuentren arriba— decía, enfocando las escaleras con la cámara de su celular —Compré este plástico para tapar los escalones, dicen que es bueno para que los bebes no escalen—

—Es buenísimo que seas tan precavido, Pablito— contestó Mora, al otro lado del teléfono— Pero para eso falta mucho aún, por las cuentas que vos sacaste, Marizza debe estar de menos de cuatro meses— rió —El bebe no va a gatear hasta el año, por lo menos—

—No importa, yo tengo que estar listo para todo— aseguró —Tengo tres libros de paternidad, ya leí uno y medio, son muy buenos, yo ya tape todos los enchufes, y saqué todo lo peligroso de esta casa—

—Corazón, faltan cinco meses todavía— sonrió —Primero, deberías enfocarte en la madre ¿no te parece?— cuestionó

—También tengo un libro para eso— presumió orgulloso —Encontré un montón de cosas para hacer con ella, yoga, natación, y hay hasta cursos para padres primerizos, pero hay un pequeño problema...—

—¿Cuál?—

—Hace más de un mes que me enteré que voy a ser padre, pero Marizza aún no quiere decírmelo— suspiró frustrado —Su pancita ya se está notando cada vez más, así que no puede hacerse la desentendida por mucho tiempo... además, desde que terminamos la escuela que no tengo muchas excusas para verla, y eso que vive al lado de casa, pero casi no sale, no se que hacer con ella... Yo se que ese bebé es mío, Mora, pero si ella no lo admite, no hay nada que yo pueda hacer—

—¿Sabes a qué me suena esa historia?— el rubio negó —Nadie más que tu papá sabe lo que se siente, él estuvo en una situación muy similar a la tuya—

—No, es diferente, Sergio no estaba seguro, yo si lo estoy... ese bebe es mío—

—Sergio decía lo mismo, pero se lo negaron una y otra vez... él más que nadie sabe lo que es estar en tu lugar, te va a poder aconsejar, si tan solo lo llamaras...—

El timbre de su casa sonó, interrumpiendo la videollamada.

—Mora, te tengo que dejar, me parece que llegaron los chicos de la banda— sonrió —La voy a ver... deséame suerte—

—Suerte— sonrió, antes de cortar la llamada

Transcurría la segunda semana del mes de enero, un nuevo año comenzó, la secundaría había quedado en el pasado, y los chicos de la banda comenzaban a lidiar con la vida de adultos. 

No era fácil, cada uno comenzaba a tomar un rumbo diferente, por ejemplo Manuel Aguirre, quien se anotó en la carrera de administración de empresas, por más que no estaba seguro de que eso fuera lo que él quería para su futuro, y a su vez, trabaja como asistente de Colucci, esta vez de manera oficial. Si, pasa más tiempo en casa de Franco que en la suya propia, y eso a Mia la irritaba. Su relación no era precisamente la mejor.

La rubia, por otro lado, trata de convencer a su padre que la deje ser parte de la campaña de ropa de la empresa Colucci, ella sueña con el modelaje, quiere ser famosa, igual que su madre Sonia Rey. Aún así, está anotada en la carrera de diseño de moda, y espera ansiosa a que las clases comiencen. A Mia siempre le gustó la moda, sabía que podía ser buena en eso, solo necesitaba un empujoncito.