Descontrolado(s) 3

P E R D E R

Sesenta y tres

Capitulo treinta y tres

P E R D E R

Narrador universal

El silencio invadía la habitación, ella estaba sentada en el sillón, él acababa de volver de la cocina, con un té de tilo para calmar sus nervios. 

—No se que preguntar, quiero saberlo todo, pero no quiero incomodarte— dijo Pablo, sin saber como continuar —¿Cómo te diste cuenta?—

—En realidad, yo no lo noté, fue Luján, cuando me dijo que no era normal estar toda una semana con vómitos y mareos solo porque sí— se encogió de hombros—ella me obligó a hacer el test, mientras que discutía con Luna—

—Lamento no haber estado ahí, yo tenía que acompañarte en ese momento, no puedo imaginarme como te habrás sentido—

—Estuvieron ellas, y también Sonia, ella me apoyó mucho— aseguró, mientras tomaba su taza de té —Primero me morí del miedo, no sabía que iba a hacer con diecisiete años y un bebe, yo siempre deteste a los niños, me conoces, yo tenía otros planes para mi vida... estaba espantada, Pablo, hasta que tu nombre llegó a mi mente, y supe que no estaría sola, sabía que juntos podríamos lograrlo, yo soñaba con formar una familia con vos, no me preguntes por qué, pero imaginaba que tendríamos una nenita, pero parecida a vos, con tus ojos, tu sonrisita compradora... — sonrió— Por un instante, fui muy feliz—

—¿Y luego?—

—Hice tres test, los tres dieron positivo... estaba embarazada—

—Nosotros siempre nos cuidamos— aclaró, confundido

—Eso mismo pensé yo, hasta que recordé las vacaciones de invierno, cuando Mia estaba tan descontrolada que decidió hacer una fiesta en casa... vos tomaste demasiado, yo también estaba bastante borracha, nos tuvimos que ir de la fiesta para poder despabilarnos un poco, pero terminamos haciendo otras cosas— se sonrojó

—Esas fueron las mejores vacaciones de mi vida— recordó —porque cada día estuve a tu lado—

—También las mías... en fin, el test dio positivo, me enteré del embarazo, comencé a llamarte, necesitaba hablar con vos, necesitaba escucharte... pero nunca me contestaste, y a las pocas horas, Sergio me dijo que habías sufrido un accidente con el auto, los próximos dos días los pasé en esa sala de espera, en los fríos pasillos de la clínica, nunca pude separarme de tu lado— aseguró— Yo me aferré a esa idea de formar una familia, quería ver tu reacción al saber que seríamos padres, que nuestra vida cambiaría por completo... pero vos no despertabas, y el miedo crecía cada vez más y más—

Él se acercó más a Marizza, colocando su mano sobre la de ella.

—Lo siento tanto— susurró

—Vos tuviste una descompensación, y tuvieron que operarte de urgencia... yo enloquecí, sabes como soy, discutí con los médicos por no dejarme entrar, quería estar a tu lado, sostener tu mano... pero claramente eso era imposible— suspiró —Grité, lloré, pataleé... estaba desesperada, hasta que de pronto, comencé a sentir un dolor inexplicable— su voz se quebró— me dolía el estómago, tu papá y Manuel estaban conmigo, y quiero que sepas que Sergio movió cielo y tierra para detener lo que ya había comenzado, él me llevó hasta el consultorio de Mora, para controlar que todo este bien con el bebe, me aconsejó, me distrajo para que yo no tenga tanto miedo, me dijo que te ama, y que quería hacer las cosas bien con su nieto, ya que con su hijo no pudo—

—¿Y qué sucedió?— preguntó, igual de afectado que ella

—Lo perdí— dijo, tapando su rostro con ambas manos— Lo perdí todo... yo perdí a nuestro bebe, Pablo—