M E L L I Z O S

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Treinta y tres

Capitulo tres

M E L L I Z O S

Mia

—Dale Mia, tenemos que irnos— insistió mi papá, tomando uno de los bolsos —Por favor, párate—

—No me voy a mover de acá hasta que no llegue Pablo—  me crucé de brazos —Tiene que llegar, no puedo irme sin despedirme de mi hermano—

Llevaba tres días en el hospital y hoy me iban a dar el alta para internarme en una clínica. Estaba muy débil como para escaparme, no podía irme corriendo lamentablemente. Aunque las ganas no faltaban. Aún así tenía la esperanza de que Pablo llegue y me ayude a escapar, tal como lo hacía cuando éramos pequeños y me ayudaba a zafar de los castigos que me ponían.

—Pablo no va a llegar Mia, ya te explicamos— hablo mi madre —Se fue de vacaciones—

—Yo casi me muero y el egoísta de mi hermano no es capaz de venir a verme— suspiré —¿Cuándo vuelve? quiero verlo, quiero esperarlo—

—Mia tu hermano no va a poder venir... — insistió Franco —esta de vacaciones, no sabe nada de lo que te ocurrió, es lo mejor, no queremos preocuparlo a Pablo—

—¿Por qué no le dicen la verdad?— a mi habitación entro Marizza, sus ojos estaban inflamados como si recién hubiera llorado, su piel estaba pálida, dejando en evidencia sus marcadas ojeras.

—¿Qué haces acá? ¿no estabas en la playa con mi hermano?— pregunté confundida —¡¿Volvieron?! —

—No pude venir a visitarte antes porque me prohibieron verte— dijo con seriedad —pero yo no voy a dejar que te vayas sin despedirme, Mia— se acercó a mí y me abrazo

—¿Pablo está con vos?— pregunté ilusionada —¿volvieron juntos? quiero verlo—

Tuve un mal presentimiento en ese mismo instante. No sabría explicarlo, pero la angustia se apoderó de mi pecho.

—Él sigue de viaje ¿o no, Marizza?— le preguntó mi padre

—Yo te voy a llevar a ver a Pablo si es lo que realmente queres— tomo mis manos —Pero tenes que saber que Pablo no esta como antes ¿vas a poder tolerarlo?—

—¡Marizza! Mia tiene problemas del corazón, lo sabes— la regañó mi madre —la nena no puede recibir noticias de ese tipo—

Algo malo le había pasado a mi hermano, podía notarlo. No era tan tonta como todos creían.

—Lo quiero ver, lo puedo tolerar, te juro— apreté con fuerza sus manos —Pero necesito saber que le paso, no entiendo nada—

—¡Marizza!— se quejó Franco

—Saben que si no le dicen lo que esta pasando Mia nunca los va a perdonar— aseguró —ella tiene que estar con su hermano, eso les va a hacer bien a los dos—

—¿Pablo sabe lo que me paso?— fruncí el entrecejo

—No lo creo, pero se debe estar preguntando en donde estas— suspiró —Mia, hay algo que vos no sabes.. es grave—

—¿Algo más grave que un paro cardiaco? no lo creo— reí con amargura

—Chiquita... algo le paso a Pablo— dijo papá

—Él día que a vos te internaron... él tuvo un accidente con el auto— concluyó mamá

—Mia, él esta en coma hace ya tres días, entró con un politraumatismo, ayer tuvo una falla, por lo que lo operaron dos veces y él sigue sin despertar...— explicó la colorada —La realidad es que Pablo está mal, y yo se que ustedes se necesitan mutuamente—

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora