P A S T I L L A S

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Cuarenta y cuatro

Capitulo catorce

P A S T I L L A S

Marizza.

El ruido de una lata de refresco abrirse me saco de mi trance.

Frente a mí, en una mesa del bar, se encontraba una lata de coca cola, y a su lado, una caja de pastillas, aún cerrada.

—Por eso le dije a papá que quería pintar mi cuarto de rosa pastel, pero el entendió fucsia, entonces ahora tengo que cambiar todo otra vez porque no combina ni con las cortinas ni con las sábanas, por suerte está mi mamá en la casa, ella es más atenta a los detalles así que va a encargarse de arreglar ese desastre— dijo —Con suerte, para este fin de semana ya tengo mi habitación lista—

Mia Colucci intentaba distraerme hablando de otras cosas, pero yo no le prestaba atención.

En otro momento sus temas de conversación me hubieran parecido una tontería, pero ahora viendo sus reiterados esfuerzos por distraerme debo admitir que es una gran amiga.

La rubia había ido hasta la farmacia por mi, me trajo la famosa pastilla del día después, y me arrastro al bar para que yo la tomará. No puedo estar más agradecida con ella. -¿tengo que tomar todas esas pastillas?- pregunté al ver la caja de cartón -dentro viene solo una pastilla, Marizza, no te preocupes- explicó Mia, quien antes de hablar conmigo, le había pedido cientos de explicaciones a la farmacéutica que le vendió la píldora. 

Y ahora, desde que nos sentamos, me hablaba sin parar para que yo por lo menos por un segundo deje de pensar en su hermano.

—A veces extraño estar con Blas— dijo de repente

La mire con seriedad y en cuestión de pocos segundos ambas estallamos en risas.

—Dios, no— negué con la cabeza —Yo no lo extraño, ni a él ni a nadie de mi pasado— aseguré

—Yo tampoco, estoy perfecta así—

Ambas nos quedamos en silencio.
Si, nos estábamos mintiendo y lo sabíamos.

—Hablando en serio— dijo ella— Hay alguien a quien si extraño—

—¿A quien?— fruncí el ceño

Tome la pastilla y la ingerí junto a la lata de gaseosa.
Un problema menos.

—A Francisco — suspiró

—¿Francisco? ¿El cómplice del tipo que te quiso secuestrar?—

—El me ayudo— dijo con tristeza —No creo que sea malo, solo tenía un mal grupo de amigos... pero el me ayudo... últimamente lo estoy extrañando más pienso seguido en él, y en que habrá sido de su vida—

—Sos rara, Mia— reí —¿No lo buscaste cuando saliste del hospital?—

—Papá me dijo que Fran estaba tan asustado que huyó del país, y que por eso perdió todo tipo de contacto con nosotros—

No me termino de convencer esa excusa, pero decidí no opinar, es mejor creer que el chico huyó asustado y no pensar en que le podría haber sucedido algo peor. Por lo que tenía entendido, Dylan era una persona peligrosa ya sabiendo la cantidad de cosas que le hizo a Mia, podía imaginar que su ex novio era un psicópata. 

La puerta del bar se abrió, dejando ver a Pablo Bustamante, buscándome con la mirada.
Lo esquive, así como durante estos meses el lo hizo conmigo.

—¿Lo vas a ayudar?— me preguntó su hermana —Con eso que me contaste de su novia... ¿lo vas a ayudar?—

Suspiré con pesadez, aun estaba dudando de lo que tenia que hacer.

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora