T R A V E S U R A S

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Cincuenta y cinco

capitulo veinticinco

T R A V E S U R A S

Narrador universal

—Yo lo presencie todo, primero se pelearon a muerte, y después, se besaron delante de Mansilla— contaba Manuel, con lujo de detalles —El profesor no sabía en donde meterse, y yo me fui corriendo, porque quizás Marquitos no me decía nada, pero si Luján me veía ahí se que iba a matarme a sangre fría, a veces me da miedo esa chica—

Los cuatro estaban sentados frente al río, muchos de sus compañeros estaban en el agua, otros caminaban por la zona, mientras los chicos de erreway decidieron hacer un picnic, planificado por Manuel y Pablo. 

—¿Luján y Marcos se reconciliaron?— preguntó Mia, comiendo otra porción del pastel —Menos mal que estaba enojada— dijo con ironía

—Ay, si, me hace acordar a una chica rubia que estaba enojada con un simio inmigrante, y después aceptó un picnic con él— rió Pablo, mientras Mia le arrojaba un bollito de papel

—Una cosa es compartir un picnic entre compañeros de banda, y otra es darle un beso, como Luji y Marcos— se encogió de hombros, Manuel la miró nervioso, al recordar el beso que le había dado hace tan solo tres días —Además, vos y Marizza también están acá—

—¿Y eso qué? nosotros no tenemos esas peleas de jardín de infantes que tienen ustedes— rió ella —Nosotros ya cambiamos, aprendan, tienen que madurar— presumió

—Si, veamos cuanto les dura esta tregua— rió el mexicano —hasta que alguno enloquezca y trate de asesinar al otro—

—Ay, son como "Sr & Sra. Smith"— chilló Mia —que tiernos, son tan lindos—

—¿Tiernos?— frunció el ceño Marizza —Me da miedo que creas que esa película es tierna...— Marizza trató de tomar una porción del pastel de chocolate, pero Pablo la detuvo

—¡No! eso no es para vos— alejó su mano —Se supone que estabas mal del estómago, no podes comer chocolate, por eso con Manuel te compramos frutas—

—Que padre cuida que vas a ser, pesado— rió Mia, hasta que notó lo que dijo

Los tres se quedaron en silencio, esperando algún tipo de explicación de la rubia.

—¿Padre?— frunció el ceño su hermano

—Si ¿qué tiene de malo? en algún momento de la vida vas a ser padre ¿no?— respondió nerviosa —Y si sos tan sobreprotector con tu... ¿compañera de banda? no me imagino como vas a ser el día que tengas hijos—

—No, decidí que nunca quiero ser padre— aseguró —Ya tuve suficiente con... bueno, resulta que...—

—¿El hijo de Paula?— preguntó Marizza, sin pudor alguno —Supongo que todos lo sabemos ¿no?—

—Si, fue suficiente con ese mocoso malcriado, me hizo la vida imposible— suspiró —No quiero saber nada más sobre niños, solo saben gritar, llorar, gastar dinero... nunca más quiero pasar por algo así—

—Bueno, melli, eso te pasa por querer jugar a la familia con un hijo que no es tuyo— lo regañó su hermana —Pero el día que tengas tus propios hijos...—

—No, eso nunca va a suceder— aseguró —Antes prefiero cortármela—

—Que asqueroso que sos— respondió fastidiada 

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora