L A S E P A R A C I Ó N

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Cuarenta y siete

Capitulo diecisiete

L A  S E P A R A C I Ó N

Mia


No entendía porque me habían obligado a venir, no me sentía parte de esta reunión, a pesar que durante diecisiete años Mercedes Leguizamón fue mi madre, o por lo menos, eso sentía yo, nuestra relación fue mala la mayor parte del tiempo. 

Nunca entendí porque Mercedes siempre trató bien a Pablo, mientras que a mí me reprochaba siempre algo distinto. 

Los primeros recuerdos que tengo de ella, son criticándome por mi peso, obligándome a usar ropa oscura y holgada, cuando yo era solo una niña. Son palabras, que al día de hoy, duelen. 

A pesar de ser la persona que me hizo sufrir durante mucho tiempo por mi cuerpo, Mercedes también fue la que me contagio el amor por el maquillaje, la fascinación que siento por la peluquería y las compras, cuando crecí, fue algo que pudimos compartir juntas, ir al shopping, y disfrutar una tarde juntas. Yo era feliz cuando me sentía querida por ella.

Lamentablemente, esas tardes no ocurrían muy seguido, yo vivía en Estados Unidos, y venía a Argentina pocas veces en el año, además, Mercedes siempre le prestó más atención a mi hermano, Pablo era la luz de sus ojos.

Con el tiempo, entendí que ella siempre tuvo una preferencia por mi hermano, ya que en realidad, Pablo es su hijo, y yo soy adoptada, llegue a creer, que en realidad Mercedes nunca me vio como a una hija, y si como a una molestia. 

Pablo era el resultado de la relación de Mercedes con el amor de su vida, yo era la bebe que adoptaron por error, y ninguno se atrevió a echarse atrás. Por lo menos así lo siento.

—Yo no tengo nada que hacer acá— insistí

Pablo e Ignacio me miraban confundidos.

Un día después del funeral de Mercedes, fue la lectura de su testamento, fue en nuestra antigua casa, con el abogado de la familia. Solo nosotros tres estábamos presentes. 

Su ex marido, su hijo, y yo. 

Claro que todo quedaría a nombre de Pablo, y que si dejaba dichas algunas palabras, también serían para él. 

—Procedo a leer el documento— dijo el abogado, con incomodidad —"Yo, Mercedes Leguizamón, declaro que es mi completa voluntad celebrar este documento como mi testamento, de forma libre, sin ningún tipo de presión y en conformidad con las siguientes clausulas" —

—¿Podemos saltear las formalidades?— preguntó Ignacio 

—Como ustedes prefieran— volteo la hoja, y comenzó a leer la siguiente parte —Es mi voluntad nombrar como herederos a mis únicos dos hijos,  Pablo Bustamante y Mia Colucci, los bienes a heredar, constan de la casa en la cual ellos residían, así como también, mis únicos ahorros en el banco, dividido en partes iguales para ambos—

—¿Entonces la casa es nuestra?— preguntó Pablo, confundido

—Yo renunció a mi parte— dije de repente —Todo es tuyo, no quiero ser parte de esto—

—No podes renunciar— aclaró Ignacio —Tu madre quiso dejarles todo, Mia, no podes negarte a su último deseo—

—Así como dejó un testamento, dejó dos cajas, cada una con el nombre de ustedes— señaló las cajas sobre la mesa —Su madre decidió dejar todas estas cosas, luego de que ustedes salieran del hospital— explicó

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora