D E C E P C I Ó N

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Cuarenta y cinco

Capitulo quince

D E C E P C I Ó N 

Pablo.

—¿Qué les paso? Éramos tres piratas, pero ahora están cada uno con su novia— se quejó Guido 

Yo puse los ojos en blanco inmediatamente, y coloqué una almohada en mi cabeza, para no tener que escucharlo.

—Siempre tenemos la misma conversación, café— se quejó tomas —Ya te dije que yo no voy a cortar con Pilar, es lo mejor que me paso en la vida—

—Y Pablo no iba a cortar con Marizza pero ahí lo tenes— me señaló —Lastima que enseguida se puso de novio con la jubilada esa, que por cierto cada vez me cae peor... esta muy buena, pero esa tipa al final es un dolor de huevos—

—Tiene nombre— dije con enojo, arrojándole la almohada a él

—¿Sabes algo, Pablo? Nunca entendí porque cortaste con Marizza, esa chica tenía todo... mira que a penas entró a este colegio creo que todos los tipos quisimos levantarla, pero ella solo tuvo ojos para vos— aseguró Tomas —Además, tiene todo lo que te hace falta, es la chica perfecta para vos... en cambio, Paula...—

—Marizza nunca me quiso, Tomás— suspiró —Yo hice hasta lo imposible por estar con ella, pero Marizza Spirito solo sabe usar a la gente, jugo conmigo, me humilló una y otra y otra vez—

—A ver, Pablo, yo no estoy a favor de que tengas novia ni nada de eso— aclaró Guido —pero tenemos que admitir que Marizza te amaba, vos no sabes como estuvo esa chica los días que vos estuviste internado, yo la vi, una sola vez... y creo que nunca nadie me quiso tanto a mi... si tuviera a una chica así, abandonaría la piratería para el resto de mi vida—

—Y si yo no estuviera con Pilar, les aseguró que iría por la colorada, esta demente, pero debe ser re lindo que te quieran como te quiso ella—

—¿Podemos hablar de otra cosa? Esa chica ya no significa nada para mi—

—Si claro, y yo soy rubio de ojos claros— río café

—Y yo soy super inteligente— agregó Tomás

—Hoy veo a Paula— cambie de tema— me voy a escapar de clases y necesito que ustedes me cubran, digan que fui al hospital o algo de eso, ya saben como funciona esto—

—¿Hasta cuando vas a seguir usando la excusa del hospital? Pasaron mil años— dijo Guido

—Hasta que me la crean, además, después de todo lo que me pasa, merezco escaparme una tarde con mi novia ¿esta mal?—

Ambos se miraron, y quedaron en silencio.

—¿Qué es eso?— preguntó Tomás, señalando la puerta

—Un sobre— respondió Guido con obviedad

—¿Pero que tiene el sobre?— insistió el morocho

—Es grande, y amarillo— dijo café

—Dios, es más fácil agarrarlo y ya— me quejé 

Me levanté de la cama y tomé el sobre amarillo, tenía escrito mi nombre, con fibrón negro, y debajo decía "importante", en letras mayúsculas.

—¿Y? ¿Qué dice?— preguntó Tomás

—Dice mi nombre— fruncí el ceño, y lo abrí

Dentro del gran sobre, habían una gran cantidad de fotos, algunas eran mías con Paula, otras eran de ayer por la tarde, cuando salimos con su hijo, y por último, imágenes de Paula con un hombre desconocido, abrazada a él, besándolo, mientras él llevaba a el niño sonriente en sus hombros.

Descontrolado(s) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora