"DULCES PARA CALMAR LA TRISTEZA"

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                                    Narrador

Draken cumplió su palabra todos los días visitaba a Maggie en el restaurante, ella había dejado sus clases de piano cuando se enteró del viaje que realizaría con su madre que estaba a punto de empezar al día siguiente.

Por otro lado la relación con Emma y Mikey se volvió cada vez más cercana ya no era solo un dúo de amigos ahora era un cuarteto de pequeños que siempre estaban de arriba a abajo juntos, un detalle que se le olvido a Maggie fue mencionar que dejaría Japón.

Maggie empezó a darse cuenta de la gran fuerza que tenía Mikey y Draken sin duda agradece de tener unos amigos que puedan cuidarla a Emma y ella.

Y ahí se encontraba ella una ojiazul terminando de pintar un dibujo que estaba realizando para sus amigos como recuerdo antes de irse.

–Que interesante dibujo cariño apuesto a que les gustara– comentó su madre quien salía con una bandeja de dorayakis que los dejó junto a la mesa donde se encontraba la pequeña.

La madre de Maggie empezó a conocer a Manjiro Sano luego de ese divertido día en el parque junto con Emma se dio cuenta del notorio gusto por los dorayakis cuando visitó el restaurante y la mayor le ofreció uno al pequeño le brillaron los ojos al ofrecerle uno.

La adulta siempre fue una persona amable y caritativa sin duda en su pasado jugaron con ella dejándola, siendo una madre soltera pero eso para ella no fue el fin del mundo ahora lo ve como un momento en donde la hizo fuerte y más para cuidar de su pequeña, aunque si despiertas su carácter sin duda no te gustaria verla enojada.

                                 
                                    Maggie

–Yo también opino lo mismo! Espero que se pongan felices al igual que yo.

Así sonó la campanilla donde hizo la presencia de 3 niños de confianza en el local.

–Hablando de los reyes de Roma– bromeó la mayor.

–No somos los reyes de Roma seremos los reyes de Japón– habló Mikey con una paleta en la boca.

– eh? ¿Por qué lo dices?.

– Crearemos una pandilla que sea el cambio de Japón.

– ¡Quiero participar!

– No! – habló Draken que interrumpió quitándome la emoción que tenía.

– Yo también quiero – Hablo Emma abrazándome por el brazo.

– Ninguna de las dos estará – exclamó Mikey.

– ¿Por qué no? – cuestionamos Emma y yo a la misma vez mirando fijamente a esos dos amigos.

– Maggie tú te irás….

Las palabras de Draken me hicieron pensar que en este tiempo me perderé de la creación de mis amigos una pandilla para alguien sería insignificante pero para mi mente infantil es como ganar la misma lotería.

– ¿Te irás? – preguntó Emma sosteniendo aún más mi brazo.

– Umh? Yo… Si me ire – baje mi mirada al responder aquella pregunta donde sabía que todo iba a cambiar.

Sin duda me dio unos grandes amigos en tan poco tiempo y ahora los tengo que dejar y exactamente no sé cuánto tiempo será eso.

– ¿A dónde? – cuestionó Mikey.

– Se va de Japón mañana no sabemos por cuánto tiempo – contesto por mi Draken mirándome con cierta tristeza.

– Seguiremos siendo amigas verdad? – Dijo esto Emma para seguidamente soltarme del brazo y poniéndose al frente mio.

– Claro que si no dejaremos de ser amigos nunca.

– ¿Es una promesa?

– Dalo por hecho.

Así los cuatro formamos un abrazo reconfortante sin duda nos damos un amor de familia pero sin ser de sangre es increíble saber como existen personas que sí lo son y no saben aprovechar tenerte con ellos.

– ¿Bien quien quiere comer? – Dijo mi madre viéndonos desde la barra con los dorayakis.

– Yo, yo – Mikey rápidamente se sentó y como de costumbre empezó a comer como si fuera la primera después de 10 años.

– Coman dulces para un momento triste como esto es la mejor solución – Pronuncio mi madre para regresar a la cocina ya que se encontraba en su hora de trabajo

– Antes quería mostrarles algo. 

– Si dimos Maggie que es – me respondió Emma con curiosidad.

– Es un dibujo de los cuatro.

– Te diría artista pero no debo de mentir – Bromeo Draken tapándose la boca con los labios para evitar reir.

– Ey! Es un regalo para ustedes si no lo quieres dámelo 

– ¡Si lo queremos! Esta muy bonito Maggie gracias – respondió Mikey agarrando el dibujo para examinarlo bien

– Bien Mikey vamos – exclamó Draken para dirigirse a la salida del local donde estábamos presentes.

– ¿A dónde van? – Cuestione viendo como el rubio llamado tomaba dorayakis en sus manos para el camino.

– Tenemos una reunión en nuestra pandilla

– Así que su pandilla – recalque las últimas palabras analizando creerme dicho cuento o si solo querían salir a pelear con cualquier niño de la calle.

– Quédate con Emma cuidala por favor 

– Si tu cuidas a Draken tenlo por seguro

– No hay por que cuidarlo mejor que cuidar a las personas que se encuentran con él – bromeó Mikey.

– ¡Adiós! – Gritamos Emma y yo viendo como 2 pequeños se alejaban cada vez más 

– Oye Maggie.

– Si? Emma.

– ¿Tu quieres a Draken?.

Esa pregunta me hizo pensar en el cariño le llegó a tener al tatuado realmente es demasiado que no tiene comparación es esa palabra llamada inefable que no tiene descripción exacta de aquel sentimiento.

– Supongo que sí pero es más que querer.

– ¿Entonces lo amas? 

– ¿Q-Que? – cuestione nerviosamente nunca pensé en esa palabra yo solo pense a amar a mi madre ella es mi universo lo más preciado que tengo como ella hacia a mi.

– Luego de querer esta amar entonces lo haces? 

– C-creo que sí porque lo dices 

– Creo que solo dudas tontas a veces se me vienen asi de nada – respondió Emma rascándose la nuca soltando una risita

Emma no entendía el porque del amor que Maggie tenía hacia Draken simplemente esa idea no fue de la "nada" ella vio la relacion que tenian y hasta podría pensar esa mente tan inocente que son como los padres una pareja sólida y bonita pero valla que sus pensamientos se equivocaron y de manera la alegró mucho a vez.

"Promesas" | Ken RyugujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora