Amber me despertó ese jueves. Me tiró un almohadón en la cabeza. Ya que ahora iríamos a la misma preparatoria, podíamos ir juntas, no se porque si no nos tratábamos muy bien que digamos pero no me pareció mala idea.
Recordé que la noche anterior había discutido con mi padre y dijo que no me haría el desayuno. Por un lado me entristecía enojarme con él pero por el otro era un alivio no tener que fingir nada.
No tenía ganas de elegir la ropa y me puse lo mismo que me había puesto el día anterior. Con el mismo calzado, mismo maquillaje y mismos accesorios.
Cuando salí de mi cuarto para lavarme los dientes me dirigía a la cocina para beber 2 vasos de agua y efectivamente mi padre no me había preparado el desayuno. Me lave los dientes y salí. Hubiese esperado a Amber pero ella tenía la costumbre de siempre llegar tarde y además recordé la discusión que habíamos tenido el día anterior.
Mientras iba al colegio recordé las pastillas para adelgazar que me había comprado, no tenía ganas de leer las instrucciones y me tome dos a seco.
Como me sobraba tiempo antes de entrar a la preparatoria camine un par de cuadras.
Cuando llegue a la preparatoria mis amigas ya estaban en clase, me apure a sacar los libros de mi casillero, donde encontré una nota.
Te veo a la salida, no organices nada.
Otra vez Matt. Deje de suspirar pensando en él y entre a la clase.
-¿Qué paso? Creí que ya no vendrías.-. Me preguntó Conny.
-Nada, solo que antes de entrar camine algunas cuadras, tu sabes, "cada caloría cuenta"-.
-Veo que aprendes rápido-.
Entonces entró a la clase la profesora Fowler haciendo que todos nos paremos como idiotas.
-Hola queridos alumnos, no se imaginan lo que los extrañe-. Era de esas profesoras que creen que son graciosas pero que te hacen sentir incómodo porque sientes la obligación de reírse de sus chistes o sus comentarios cuando no son más que tonterías. -Bueno, antes de empezar la clase les quiero contar que algún día de la próxima semana vendrá al colegio una nutrisionista a dar una charla, podrán hacer preguntas y esas tonterías. Cambiando a un tema realmente importante ¿Qué hicimos ayer?-.
Ese día se me pasó muy rápido. Las horas de clase fueron como de unos dos o tres minutos cada una y el recreo paso volando. Tal vez fuese porque estaba emocionada por ver a Matt y no podía parar d imaginar como sería nuestro encuentro de esa tarde. Prácticamente era como una cita, porque el me estaba invitando, aún no sabía a donde pero eso era lo de menos.
A la salida les prometía a Rebecca ir a la clase de ballet. Ella era un poco desconfiada y tuve que prometerlo por el meñique. Muy en el fondo aunque simulase ser la líder Rebecca era infantil.
A la salida estaba esperando hasta que por fin llegó Matt.
-Hola, me alegra que el sistema de correos de esta preparatoria funcione bien-. Me dijo sacándome de las manos la nota que me había dejado en el casillero.
-Pues si tu le llamas sistema de correos a meter un papel en mi casillero por la ranura es tu problema-. Le dije mientras le sacaba el papel.
-¿Te preguntaras a donde te llevare?-. Me dijo mientras me sacaba el papel de las manos por segunda vez.
-Tal vez, pero mi verdadera pregunta es porque me sacas el papel de las manos.- Le dije mientras se lo volvía a sacar.
-Porque el papel solo era un pretexto, ahora que lo conservaste durante todo el día tiene tu perfumé.-. Espero que no se hubiese notado pero en cuanto termino de decirlo no opuse más resistencia a que se quedase con el papel y me sonroje. -Me fascina cuando cambias de color-. Me dijo sabiendo que solo lograría que me ponga más colorada, mientras enredaba uno de mis rizos en su dedo.
-¿Y... a donde es que vamos a ir?-. Le decía mientras me escapaba de él.
-Pues al cine-.
Caminamos varias cuadras. Me moría de ganas por tomarle la mano pero aún no estaba lista para eso, sería como declararse y me daba mucho miedo que me rechazara. Además yo no era la única a la que le gustaba. Debía competir contra muchas chicas de la preparatoria y como si eso fuera poco, contra mi hermana. Lo peor es que sabía que Amber no sentiría ni el más mínimo remordimiento. Solo me quedaba confiar en Matt.
-¿Qué película veremos?-. Me dijo le pregunte.
- La que prefieras.- Me contesto.
-Pues elige tu ya que yo no voy a poder elegir la que quiero, los boletos para "Mi primera historia de amor" están agotados-.
-Pues ¿sabes algo? Yo creo en la magia, y creo que si lo deseamos mucho y nos concentramos en ello podemos hacer aparecer unos boletos-. Me dijo mirándome con brillo en los ojos y una sonrisa indescifrable.
-Bueno, no perdemos nada por intentar-.
Apoyo sus dedos en su cabeza y apretó los ojos como con un gesto de concentración. Me quede mirándolo pensando en lo ridículo que estaba quedando frente a la gente.
-Ya esta-. Dijo de pronto -ya conseguí unos boletos-.
-¿y se puede saber donde están esos boletos?-.
-En tu pantalón-.
Revise los bolsillos y efectivamente en el bolsillo izquierdo de los jeans había dos entradas para "mi primera historia de amor". Por un segundo pensé en que la magia si existía y que era el arma más efectiva a la hora de enamorar.
Me dirigió una mirada muy profunda y me dio un beso muy húmedo en los labios. Yo intente apartarme pero él no lo permitió.
-No te preocupes, no te traicionare, puedes confiar en mí-. Me susurró al oído. Su aliento olía a menta. Él en ese momento me pareció con la manzana de Adan y Eva. El fruto prohibido y tentador. No pude seguir opusiendome y deje que manejase mis labios a gusto.
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El precio de la corona
Sachbücher41% hambre 38% laxtantes 19% dolor 2% comida 0% limites (2014)