El precio de la corona

Capítulo 34

Matt seguía enojado. No me importaba. No podía seguir pensando en él. Hoy era el gran día. Ese que por tanto tiempo había estando esperando. Era mi recital de ballet, en el que yo sería la protagonista. Necesitaba de toda mi concentración para lucirme. No permitiría que ningún factor externo se interpusiera entre mis metas y yo. Menos si ese factor era Matt. No era mi culpa que no pudiera entender mi forma de ver las cosas.
Me dolía mucho la cabeza y sentía un dolor muy fuerte del lado izquierdo de mi cintura, era como si me estuviesen clavando un cuchillo. Pero tendría que poder sobrellevarlo, no había estado practicando tanto durante los últimos meses como para detenerme ahora. Me sentí mejor cuando recordé el día que le había demostrado a Rebecca que podía bailar mejor que ella. Desde ese momento no la había vuelto a ver. Seguro tenía vergüenza de mirarme a los ojos. Pensar en esa pequeña victoria que había tenido tiempo atrás siempre me hacía sentir mejor. De todos modos cualquier rastro de alegría, emoción o felicidad desaparecía de mi rostro cuando me pesaba. 39 kilos. El día a día se había vuelto una pesadilla. No me faltaba mucho para cumplir los 17 años y ya pesaba 39 kilos. Mi realidad solo era comparable al de una película de terror. No solo por las horribles escenas, como mi panza, si no por el miedo. Cada vez que me subía a la válvula o veía un chocolate me invadía el pánico. Cada vez que me duchaba imaginaba que era una ballena nadando en el mar. El dolor emocional que me producía estar gorda era tan intenso que ni cortarme podía suavizar mi dolor y mi frustración. La vida se había convertido en un infierno, donde lo que me quemaba era la comida, lo que me hacía sufrir mi gordura y donde lo que se destruía era mi alma.

Mi cuerpo se había vuelto inmune a sentir otra cosa que no sea miedo, dolor y decepción. Estaba sola. Con hambre, pero sin poder comer. Yo debía ser la que gane la batalla contra la comida.