El ruido de las olas rompiéndose contra las rocas me despertó. Estaba entre los brazos de Matt que todavía estaba dormido. Por la posición del sol me di cuenta de que apenas estaba amaneciendo. Creo, que esa fue la mañana más especial de mi vida. Hasta ese momento nunca antes me había imaginado durmiendo en la playa acurrucada entre los brazos de Matt. Solo después de varios segundos me dí cuenta de que estaba en plena playa desnuda y de que Matt me estaba abrazando. Seguramente cuando me abrazo sintió toda la grasa que yo tenía. Probablemente no querría volver a verme. De todos modos yo no dejaría que el se alejara de mi vida. Haría lo que hiciese falta hasta estar atractiva para él. Aún me quedaban muchos kilos por bajar antes de dejar de estar gorda. Me daba asco pensar que él tuvo que verme en esas condiciones. ¡Que vergüenza! Tenía que irme de allí antes de que hubiese más luz y me viese. Me puse mi ropa interior, la remera y los shorts. Antes de irme tome mi bolso, el él estaban mis zapatos que aún no me había puesto para no llenarlos de arena. Antes de irme, camine un poco por la playa. Siempre había soñado caminar descalza por la playa muy temprano en la mañana. Pero trate de ser bastante rápida porque no quería que Matt se diese cuenta de que ya no estaba y me viese. Subí las escaleras y llegué al muelle 7. Entonces me puse las zapatillas. Según el reloj que estaba en la tienda de regalos del puerto eran las 6:30 de la mañana. Si Matt le había dicho a mi padre que estaría estudiando en la casa de Conny no podía ir al departamento. Decidí que no desaprovecharía el tiempo. Iría al gimnasio y entrenaría hasta las 7:30 luego me daría una ducha, me pondría la ropa limpia e iría a la preparatoria. En el gimnasio no estaba Zed, en su reemplazo había un hombre gordo y peludo. Por suerte todo salió de acuerdo al plan.
Cuando llegué a la preparatoria Conny estaba sentada terminando una tarea. Era raro que Rebecca no estuviese con ella. Seguramente le daba vergüenza volver a verme a la cara después de la última clase de ballet. Cuando la vi tan concentrada recordé que me había dicho que se castigaría. Tenía que saber como lo había hecho.-Hola Conny-.
-Ah, eres tu, hola-.
-¿Tienes idea de porque Rebecca no vino?-.
-La verdad es que no-. Me señalo su móvil -No paro de marcarle pero ella sigue sin contestar. Debe estar invernando?-.
-¿Qué cosa?-.
-Invernado idiota. Es cuando te tomas muchas pastillas para dormir muchas horas seguidas y no comer, lo recomendable es invernar una vez cada dos o tres semanas.-.-Bueno, cambiando de tema, recuerdo que la semana pasada me dijiste que te castigarías por exponernos y que luego me dirías como-.
Miro a varios lados para confirmar si alguien estaba viendo y luego se subió la manga de la remera. En la mano tenía una estrella marrón.-Me la hice yo-.
-¿Cómo?-.
-Tome uno de los moldes para cortar galletas con formas que solía usar mi madre y lo puse en el fuego. Cuando estaba lo suficientemente caliente lo apoya sobre mi mano y espere unos segundo. Sinceramente fue muy doloroso pero er alo que me merecía por habernos expuesto y cualquiera habría hecho lo mismo-. Entonces se bajó el cuelo de la remera y me mostró su hombro. Había otra marca parecida a una A. Si mi memoria no me engaña yo ya le había visto esa marca. -Esta me la hice un día que me comí un paquete de chocolates entero. Como la falta no había sido tan grave no me la hice con metal, la hice con una navaja. Era para recordarme mi causa-.
-Pero ¿No crees que es demasiado doloroso?-.-Si, pero es el precio de la perfección. Nadie dijo que ser una princesa fuese fácil pero créeme que vale la pena intentarlo-.
Aunque no me gustase admitirlo Conny tenía razón. Teníamos que hacer todo lo que estuviese a nuestro alcanze para llegar a la perfección. Ya era hora de entrar al salón de clases. Sabía que encontraría una nota en mi casillero. Era de esperarse. Cuando lo abrí había una pequeña escrita con la letra de Matt.
Te veo en el parque después de clases. :)
La verdad es que no quería ver a Matt. Seguro me pediría una explicación de porque estaba allí y no tenía nada de ganas de verlo. Sin darme cuenta ya era la hora de la salida. Me costaba trabajo creer que ya hubiesen pasado 5 horas. Era extraño. Ahora tenía que decidir si ir al parque a ver a Matt o ir directamente al departamento. Decidí que lo mejor sería ir directamente al departamento. Cuando salí de la preparatoria Amber estaba en la puerta.
-¿Cómo pasamos la noche?- Me preguntó en un tono casi vulgar.
-¿Qué haces aquí?-.
-Me dejaron salir antes monstruito. Pero contesta, ¿Pudiste estudiar o te distrajiste en otras cosas?-. Me dijo en un tono melódico. -Ya sé. Estudiaste anatomía y para entender mejor tenías un modelo vivo, de todos modos yo tenía un año menos que tu cuando tuve mi primera vez-.
-CÁLLATE, ya cierra la boca-.Increíblemente Amber se calló. Sin embargo no dejaba de mirarme con una leve sonrisa. Comence a caminar un poco más despacio para dejar cierta distancia entre nosotras. No quería seguir teniendo que soportarla. Invente la escusa de que quería comprar unos chicles y me detuve en una tienda. Luego seguí. Cuando llegué al edificio vi que en los escalones de la puerta de entrada estaba Matt, ya era tarde para echar a correr porque él me había visto.
-Hola, bebé.- Se paro y comenzó a caminar hacía mi. - Sabía que no irías al parque ¿Puedo saber porque cuando desperté no estabas conmigo?-.
-Perdón, ¿Es una escena de celos?-.
-Para nada. Solo quiero saber porque te fuiste-. Me tomo de la barbilla y levantó mi cabeza para que mis ojos apuntasen a los suyos. -Yo confío en ti, yo te amo-.-¿Puedo saber porque me dices bebé?-.
-Por los ronroneo que hacías anoche-. Me tomo del brazo y su expresión ya se hizo más sería. -No trates de fingir que nada paso.-.
-¿Sabes que? Tengo muchas cosas que hacer mucho más importantes que hablar contigo-.-Pensé que lo nuestro había significado algo para ti, porque para mi si, y mucho-.
-No importa lo que pasó ni lo que sentimos, tu y yo no somos nada.-. No podía darme el gusto de tener novio antes de bajar de peso. Si no bajaba varios kilos él sentiría vergüenza cuando me presentase con su familia, y yo lo amaba demasiado como para hacerlo sentir mal. Prefería no tenerlo que hacerlo sufrir. Sabía que hasta que yo no fuese perfecta lo nuestro no podría ser. Los ojos de Matt se humedecieron. Ese era uno de los aspectos que más me gustaba de Matt, que era rudo y sensible a la vez, además de muy seductor.
-Entonces, creo que me voy-. Me dijo soltándome. -Solo quiero que sepas que lo de ayer fue la noche más especial de mi vida-.-Si claro, porque tuviste sexo-.
-No, porque estabas tu-.
Aunque ese día no tenía clase de ballet practique bastante. Luego entre a la página del precio de la corona y subí otra foto. Ya solo pesaba 57 kilos. Lo extraño era que Rebecca no había subido ninguna foto. Había dos opciones. Una, que se sintiese muy humillada como para subir una foto o dos que siguiese durmiendo. De todos modos yo sería la ganadora.
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El precio de la corona
Non-Fiction41% hambre 38% laxtantes 19% dolor 2% comida 0% limites (2014)