Capítulo 26

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Ya había pasado la hora del almuerzo. Como Amber había regresado a el departamento antes de lo previsto tuve que almorzar, comí un montón, me moría de hambre. Obvio después me purgue. Aún faltaban dos horas para la clase de ballet. Tenía tiempo para pensar. Decidí ir al parque. No sabía porque pero pensé que allí me sentiría más relajada, como en un sitio familiar, cálido y reconfortante. Me senté en una banca mientras miraba a la gente pasar. Fue una de las tardes más tranquilas que tuve desde que había llegado a la ciudad. Aunque el verano se estaba terminando y las hojas de los árboles apenas empezaban a cambiar de color. Una tibia brisa me acariciaba el pelo. De repente una una mano te tapo la boca y me tiró al suelo. 

-no pienses en gritar-. Creo que podría haber reconocido la voz si no hubiese sido por que estaba distorcionada, claramente quien me hablo había cambiado de voz. -Si te quedas callada tu muerte sera rápida e indolora-. 

Me moría de miedo. Trate de zafarme pero me tomo de los brazos, los dobló y los apretó contra mi espalda. Luego tiró todo su cuerpo sobre el mío tirándome al piso. Yo estaba boca abajo con las manos en la espalda cuando mi secuestrador comenzó a reírse a carcajadas. Entonces me di vuelta.

-No puedo creer como te asustaste- Se burlo Matt. -Deja de tomar clases de ballet y comienza a practicar algún arte marcial-.

-Ja ja que gracioso-. Le dije mientras le tiraba un par de hojas en la cara. Él me siguió el juego y puso mis brazos sobre arriba de mi cabeza, aún estaba sobre mi.

-Me encantó la paliza que le diste a Rebecca, se lo merecía- No se porque pero Matt es una de esas pocas personas con la costumbre de susurrar, aunque no me quejó, de hecho es uno de los aspectos más seductores que tiene. -Sin embargo hay algo que aún no puedo entender ¿Porque la golpeaste?, no creas que soy tonto, vi todo lo que paso lo que no entiendo es porque no querías que Hanna entrase al grupo-.

-¿Este es otro de tus interrogatorios?-.

-Si- Su voz ya era más cortante.

-No tengo porque darte explicaciones de nada, ahora que lo pienso tu eres el que debe una explicación aquí, como porque estas sobre mi en pleno parque-. Le dije haciendo un esfuerzo para que me soltase los brazos

-¿Esta ocurriendo algo?- Preguntó Zed que nos vio mientras corría alrededor del parque. No se porque pero tenía la sensación de que Matt era violento, no con migo claro, pero si con el resto. Sentí miedo de lo que pudiese pasar.

-Nada, estabamos...-.

-Todo bien ¿algo más?- Preguntó Matt molesto por la interrupción de Zed.

-De hecho si, ¿Que haces arriba de Abie?-. Contesto Zed acercándose.

-No es asunto tuyo, vete-. 
-Ok, no hace falta ponerse violento, aunque veo que ya estas en esa fase-. Si no hubiese sido por la extraña relación que tenía con Matt hubiese interpretado que el que me tirase al suelo era un acto bastante violento. -Solo pasaba porque estaba buscando a Abie-.
-¿A mi?-. 

-Si. Vine a invitarte de una fiesta que habrá este sábado en mi casa. Luego te paso la dirección, es a partir de las 10:00 PM, ¿vendrás?-.

La verdad era que no tenía ni un poco de ganas de ir pero en ese momento hubiese hecho cualquier cosa para irritar a Matt, parecía como celoso. 

-Si, obvio, no me la perdería por nada del mundo-. Le dije haciendo la voz más femenina posible. -Ahora ¿Te molestaría salir de encima mío Matt?-.

No contesto solo me dejo, y al irse del parque empujó a Zed con el hombro. 

Camine un poco y volví al departamento para ponérmela ropa de ballet. Esos días eran los primeros en mi vida en los que disfrutaba cambiarme. Esa sensación de que la ropa que solía apretarte luego te queda holgada es impagable. Antes de ir a la clase puse lo necesario adentro de mi bolso, me tome algunas pastillas y un poco de laxantes. Cuando entre en el gimnasio lo vi a Zed y por primera vez me saludo, creo que ya no le caía tan mal. Subí las escaleras para ir a la clase de ballet, Rebecca y Conny ya habían llegado. Estaban elongando, para no tener los músculos fríos antes de comenzar la clase. Cuando llegó Priscila todos nos callamos. Estaba claro que quería decir algo importante.

-SILENCIO-. Gritó- Como todas ya saben antes de las vacaciones de invierno siempre organizamos un recital, para que puedan mostrar lo que saben y recaudar dinero para seguir mejorando el gimnasio. Este año decidí que bailaríamos un clásico, el lago de los cisnes-. Hizo una pausa corta y continuo -Todas tendrán el mismo vestuario, excepto la que protagonice el recital. Como protagonista eligiere a la que tenga más postura, gracias, delicadeza y que mejor baile. Este puesto tendrán que ganárselo. Por ahora todas ustedes son candidatas, luego evaluaremos cual queda descartada y cual de entre todas logra protagonizar el recital-.

Era perfecto. Si lograba ganar ese papel sería como haberle ganado a Rebecca. Ella era buena bailarina, pero no genial. La mejor era Sophie y ya no estaba, no tendría ningún problema en ganarle a Rebecca si entrenaba duro. No importaba lo que tuviese quehacer yo le ganaría. Luego la profesora nos entregó un folleto, con los precios, el día, la hora, los pasos de los distintos papeles y el vestuario. Todas usarían uno de esos típicos trajes de bailarina blanco, a excepción de la protagonista, que usaría uno lila.

Por la mirada que me dirigió me di cuenta de que Rebecca había pensado lo mismo que yo. Me alegro mirarla a la cara y saber que su nariz aún estaba hinchada de la piña que le había dado. Lastima que mi ojo morado era mucho más notorio. 

A partir de ese momento todos los días practicaría la coreografía todas las veces necesarias, miraría todos los días el collage que había debajo de mi cama y recurría a cualquier método para concentrarme, si hacía falta fumaría. Después de todo por uno o dos diarios no pasaría nada ¿No?

El precio de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora