Capítulo 25

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Ya era el mediodía y debía comer en la cafetería junto con Amber. Comer, que palabra tan terrible, tenía mucho en que pensar como para tan solo mencionar esa palabra. ¿Cual era el castigo que tenía planeado Conny? esperaba que nada muy malo.

En el camino a la cafetería la vi a Rebecca, pero ella no me vio a mi. Estaba muy ocupada hablando con una chica que va a su mismo curso. Era muy parecida a mi solo que su cabello era castaño claro y lacio. Si no me equivoco su nombre era Hanna. ¡ERA IGUAL A MI! era gorda, lo que significaba que Rebecca pretendía agrandar el club. No podía permitirlo, no necesitábamos que otra chica termine como Sophie ni que nadie más tome clases de ballet. Me acerque y le dí un empujón a Rebecca.

-Déjala en paz-. Le dije mientras le clavaba los ojos.

-Vete de aquí-.

-¿Qué hace falta que pase para que te des cuenta de que lo que hacemos esta mal?-.
-Cállate idiota, y no hacemos nada malo, simplemente tenemos un estilo de vida distinto que no por eso es menos saludable-.

-¿Qué pasa?-. Pregunto Hanna.

-Pasa que el club al que te esta invitando Rebecca solo te llevara a la muerte-.

-TE HE DICHO QUE CIERRES EL PICO-. Grito e instantes después me dio una piña en el ojo izquierdo. En cuestión de segundos estábamos las dos en el piso tirando de los pelos. Ella era fuerte y musculosa debido a las clases de ballet, así que ella estaba sobre mi dándome puñetazos en el estómago dejándome sin aire, entonces comencé a patearla y a darle rodillazos, también la arañe lo más que pude, hasta que alguien me tomo por los hombros y me arrastró varios metros, lo mismo hizo Zed con Rebecca. Alrededor nuestro se había formado una multitud gravando lo ocurrido con sus celulares.

-YA BASTA ABIE-. Era Matt que me había sacado de la pelea.

-YA VERAS, LO QUE TE PASARA, PELOTA CON PATAS-. Me gritó Rebecca con la nariz sangrando.

-No le contestes, no vale la pena-. Me dijo Matt.
Entonces se empezaron a escuchar unos ligeros pasos de tacón, era la directora Fowler.

-Las quiero en mi oficina en este instante jovencitas, y probablemente ahorraran tiempo si desalojan su casillero ahora-.

Lo único que podía terminar de arruinar ese día era ser expulsada, nunca había reprobado ninguna materia y en toda la secundaria mi calificación más baja había sido un 7. Era muy humillante, segunda semana en la ciudad y ya me expulsaban. De todos modos trate de no terminar de perder las esperanzas, quizá no me expulsasen, quizá la directora Fowler se conformaría con suspenderme. Al menos eso esperaba. Recogí y mochila y Rebecca la suya. La de ella estaba manchada con algunas gotitas de sangre. Si la directora veía eso sería mi fin.
La oficina de la directora era fría, tenía un estilo similar al departamento de Matt, mucho blanco y negro con una pizca de rojo.

-Espero que ambas entiendan la gravedad de lo que hicieron, y como dicta el reglamento esta estrictamente prohibido agredir de cualquier forma a un compañero, sobre todo físicamente. Rebecca, al ser tu primera llamada de atención no te expulsare. Quedaras suspendida hasta que pueda tener una platica con tu madre. Ya te puedes retirar-.

Rebecca tomó sus cosas y se largó maldiciendo en voz baja.
Fowler se acomodo los anteojos y se me acerco.

-Abie, para ser aceptada en este colegio tu padre tuvo que presentar un montón de papeles incluyendo tus referencias del colegio anterior, en las cuales decía que sos muy aplicada, obediente, tenes facilidad para socializar y tu promedio era de 9.78, ¿Qué esta sucediendo?-.
-No se, debe ser el cambio-.

-Abie, hace años que me dedico a la docencia y con el tiempo aprendí a distinguir perfectamente cuando un alumno miente. Dime la verdad ¿Alguien te molesta? o ¿Tienes algún problema en casa?-.

La verdad es que Fowler se veía muy amistosa, el secreto ya era muy pesado como para cargarlo yo sola, y algo me decía que debía hablar. Aunque no quisiese aceptarlo la verdad es que en el fondo sabía que tenía un problema, ya no disfrutaba la comida, hacía ejercicio sin tener ganas y estaba mucho más irritable que antes además de que tenía los labios secos, varios cortes que yo misma me había provocado y cada vez estaba más nerviosa. Era hora de decir la verdad.

-Bueno, la verdad es que...-.
-¿Qué paso?¿Qué hizo Abie?¿Esta bien?-. De pronto Amber apareció y entró sin previo aviso en la oficina de la directora.

-¿Quién eres y que haces en mi oficina sin pedir permiso?-.

-Soy Amber la hermana de Abie, trabajo en la cafetería y no toque antes de entrar porque estaba preocupada. Escuche que le dieron una paliza y que le dejaron un ojo morado-.

-Todo es cierto-. Le dijo volteandome hacia ella para que pudiese ver mi ojo.

-Bueno, Abie tampoco te expulsare, solo te pediré que recapacites en tu conducta y no podrás volver al colegio hasta que hable con tu padre-.

-Por favor no haga eso-. Le pedí a Fowler. -Mi padre esta a prueba en su trabajo y ya falto un día por tener que ir al hospital, no podrá venir a hablar-.

-No estaba infirmada de que habías estado en un hospital. Bueno, entonces mañana temprano me gustaría tener una entrevista con tu hermana-.

-Ningún problema, muchas gracias señora Fowler-. Le dijo mi hermana apurada por que nos larguemos mientras me tironeaba el brazo.

-SEÑORITA-. Le gritó Fowler.
Cuando ya estabas fuera del colegio Amber me llevo a la plaza a la que yo solía ir y nos sentamos en una banca. En el bolso tenía un pedazo de carne que se había robado de la cafetería y me lo pusó en el ojo.

-¿Qué paso?-. Me pregunto Amber.

-Nada-.

-¿Porque te peleaste?-.

-Porque me dijo gorda y me molesto mucho-. Pensé que Amber se conformaría con esa respuesta.

-No te creo-.

-¿Porque no?-.

-Por que se que no eres capaz de eso. Dime, ¿En que estas? Aún no me he dado cuenta pero se que estas metida en algo grave.- Hizo una leve pausa en la que respiro muy profundamente. -Has cambiado-.
-Es que estoy nerviosa, es la ciudad. Aquí la opinión de las personas cuenta y mucho. A la menor diferencia ya te hacen a un lado, es difícil, obre todo cuando lo moderno es ser ultra delgada y yo soy gorda-.

-Se que no soy la mejor hermana del mundo y que te trato bastante mal, pero quiero que sepas que te adoro y que no dejo de verte como mi irritante hermanita menor. Si te pasa algo dímelo, créeme que te podre ayudar y siempre haré lo mejor por ti-.

Amber estaba muy cariñosa, ya se había dado cuenta de que algo me estaba pasando. Pero estaba muy confundida, ya era tarde, nadie podía ayudarme.


El precio de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora