La película la verdad no la vi. Simplemente fingí que mis ojos apuntaban a la pantalla pero en realidad estaba mirando a Matt, cuando él se daba cuenta de que yo lo miraba fingía que estaba mirando las gaseosas o las palomitas. De todos modos creo que él se dio cuenta porque después de un rato fingió un bostezo y me rodeo con su brazo. Ahora que lo pienso el cine solo había sido una excusa para estar juntos. El otro motivo por el que no vi la película era porque no beber ni comer nada sería extraño, sobre todo en un cine a la hora del almuerzo, pero no podía salirme en la mitad de la película. Además si vomitaba me quedaría un aliento horrible y no quería que mi único vomito del día fuese por unas pocas palomitas y unos refrescos. La solución era comer lo menos posible, tomarme algunas pastillas, un poco de laxante y luego bajarlo en ballet. Cuando salíamos del cine estaba más nerviosa porque no sabía que decir si el quería comentar sobre la película. ¿Qué le diría? Apenas la había visto, por suerte había leído las reseñas y podía tener una de a de que trataba.
-¿Qué te pareció?-. Preguntó Matt tomándome de la mano.
-Es... Interesante. De todos modos creó que la actriz principal no es muy buena y que podrían haber mejorado un poco el maquillaje-. Algo tenía que decir para poderme escapar.
-No la viste ¿no?-. Me dijo mientras me dirigía una seria mirada.
-No-.
-Yo tampoco-. Enredando uno de mis rizos en su dedo. -Creo que había cosas más interesantes para hacer-. Me susurró al oído. Un segundo después me puso contra la pared delicadamente y me beso. Con sus brazo recorría mis hombros y espalda mientras sus labios se unían a los míos. No era mi primer beso, pero si el primero amor. En ese beso entendí que estaba enamorada de él. La pregunta era si él estaba enamorado de mi. Aunque me tomo trabajo logre juntar fuerzas para apartarlo de mi.
-¿Te gusto?-. Le pregunte mirándolo a sus ojos negros. Para mi sorpresa se mantuvo callado unos segundos luego me respondió que si.
Cuando llegue al departamento estaba cantando de felicidad.
-Hola pequeño monstruito. ¿Tanto te molesta que trabaje en la cafetería que no quieres ir a comer?-.
-Nada de lo que puedas decir me lastimaraaaaa. Porque soy feliz, el amor vino a mi...-. Me puse a cantar para demostrarle a Amber que ni con su peor comentario podría quitarme la alegría y la ilusión que me daba Matt.
-Estoy de acuerdo contigo, después de todo la asociación para abominaciones de este mundo dice que la gente como tu también tiene derecho a enamorarse-.
-Me alegra que aunque no estudies te informes sobre tus derechos, esa es mi chica-. Le respondí en tono sarcástico.
Me quedaba una hora antes de que empezara la clase de ballet. Me tome un par más de pastillas y las trague con media botella de laxante. Ese día estaba dispuesta a sudar como nunca antes había sudado. Me cambie y cante un poco más para celebrar mi victoria. Adelante un poco de tarea y me fui al gimnasio.
Al rato estaba escuchando el Un dos tres cuatro cinco seis siete y ocho. La diferencia era que esa clase si sabía lo que me esperaba y estaba dispuesta a esforzarme al máximo con tal de bajar de peso y ser la mejor de la clase. La mejor en ballet solía ser Sophie por últimamente estaba muy desconcentrada y la mejor paso a ser Conny. Quería demostrarle que podía ser mejor que ella y que Rebecca. Tenía que demostrarles que podía. Al finalizar la clase fuimos a las duchas.
-Adivinen que me paso hoy-. Les dije en un tono angelical.
-Por el tonito intuyo que es alguna relación amorosa-. Me dijo Conny.
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El precio de la corona
Non-Fiction41% hambre 38% laxtantes 19% dolor 2% comida 0% limites (2014)