Tal vez tres no sea un mal número

Capitulo VIII

Hay muchas maneras de empezar un ambiente romántico y erótico.

El problema era que ninguno de los tres sabía cómo.

Si dos de ellos se empezaban a besar se notaría claramente quien era el favorito.

Ambos Omegas estaban acostumbrados a tener control en la cama ya que se turnaban. Pero ambos con el pelirrojo cedian el control ¿Aquí tenían que hacer lo mismo? ¿No sería mucho trabajo para el alfa? ¿Uno de ellos tenía que hacerse el sumiso y los otros dos eran dominantes?

Ambos Omegas se vieron entre sí con una mirada que decía prácticamente “Cede tú”

—¡Piedra, papel o tijeras!—Exclamo el castaño.

Los dos sacaron piedra.

—¿Pero que?—Pregunto confundido ¿Cuando habían dicho que iban a jugar ese juego a mitad de la cama?

—¡Piedra, papel o tijeras!—Volvio a exclamar el Omega.

Fyodor saco papel y Dazai piedra.

—Ja, gane—Se burló el Peli-negro.

—Carajo—Se quejo por lo bajo.

El ruso se acerco a el Omega—¿Te quieres quitar las vendas?—Pregunto.

El solo suspiro—Esta bien—Contesto para empezar a quitar las vendas de sus muñecas.

—¿En serio? Te lo pedí ayer y dijiste que no—Se quejo el pelirrojo.

—Ayer no estaba de ganas—Aclaro— Además las había terminado de poner hace una hora .

—¿Ayer?—Inquirio el Peli-negro—¿Cuando saliste del trabajo?

—Sip.

Cuando el castaño termino de quitarse las vendas lo primero que noto el alfa era la marca que había entre su cuello y clavículas.

—¿Cómo funciona la marca entre dos Omegas?—Pregunto el más bajo.

—Es difícil de explicar, pero se podría decir que está más por decoración—Explico el castaño enrrollando las vendas para guardarlas.

Un silencio se formó entre los tres luego de eso.

—¿Y ahora que?—Pregunto el castaño.

—Se pueden besar mientras yo busco los condones¿No?—Propuso el alfa mientras se acercaba a la mesita de noche.

No tardaron más de un minuto cuando ya se estaban besando y él tumbó a el ruso contra la cama.

—Hey—Se quejo mientras el castaño seguía besando sus mejillas y parte de sus labios—Yo debería ir arriba—Se quejo—Ah—Gimio bajo cuando presionaron algo contra su entrada.

—Aun sigues mojado por lo de ahora—Observo con una sonrisa dirgio su visto hacía los pezones del contrario y sonrió otro vez de manera malvada.

No tardó mucho en meter uno de los botones rodados en su boca para empezarlos a chupar y lamer con esmero para poder escuchar musica erótica por parte de su pareja Omega.

Sintió como unas manos tocaban sus caderas y cintura con cariño y delicadeza. Era el pelirrojo.

—Tengo una idea—Le susurro a el Omega castaño.

El solo asintió como pudo.

—Ven un poco más abajo—Pidio el alfa y jalo de las caderas a el Omega.

Ahora su cabeza se encontraba entre las piernas del pelirrojo y sus caderas algo levantadas.

Entendió lo que el alfa quería hacer y sonrió un poco.