Capitulo XXIII

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Veía el cabello castaño de Dazai caer por su frente y tocar la tela de la sábana. Acaricirando su mejilla algo colorada y contemplado su rostro.

Toco sus labios con delicadeza y sonrió un poco.

Osamu era bonito, físicamente atractivo, emocionalmente un desastre completo. Pero lo compensaba de alguna manera, algo que jamás podría comprender.

Levantó un poco la mirada hacia donde estaba la lámpara encendida, viendo a el peli-negro.

Había empezado a generar cierto resentimiento hacía él ¿Pero realmente podía?¿Realmente tenía el derecho de tenerle resentimiento?

Era simplemente un Omega que tuvo la desgracia de quedar en cinta.

Y el tuvo la suerte de ser el padre.

Se quejo por lo bajo, fuera preferido tener la desgracia de pez, en vez de ser el padre del hijo que cargaban el peli-negro.

Aún no entiende, con la persona que tuvo sexo contadas veces, a la que toco poco, con la cual no tenía realmente un vínculo, era la persona que tenía a su hijo.

Simplemente no le agradaba y ya, Fyodor jamás tuvo relevancia realmente¿Para que importaba siquiera?

Dos Omegas no podían estar juntos y punto, era antinatural y asqueroso.

Tenía que ser un alfa y un Omega, como siempre había sido.

Beso los labios del castaño con delicadeza, pero aún así este soltó un pequeño quejido.

Haciendo que el peli-negro volteara, Fyodor y Dazai tenían que entender que no podían estar juntos , no funcionaria, simplemente no lo haría.

Volvió a besarlo y el castaño abrió los ojos lentamente con una sonrisa.

—Basta, tengo sueño—Nego aún un poco adormilado.

Vio como el peli-negro hizo una mueca de disgusto y se fue de la habitación, con algunos papeles a mano.

—¿Fyodor sigue despierto?—Pregunto el castaño al escuchar la puerta.

—Si, pero se acaba de ir de la habitación.

—Ve a dormir con él... Está bastante deprimido—Hablo para luego bostezar—O yo voy si tu no quieres—Dijo para levantarse un poco.

—Quedate, es Fyodor, estará bien—Abrazo a el castaño para que se volviera a acostar en la cama.

—¿Y el bebé?

—No le pasará nada.

Ambos volvieron a cerrar los ojos para dormir.

Pero claro que no contaron con lo que verían la mañana siguiente, o mejor dicho, a la persona que no encontrarían.

Se habían levantado tarde, ya casi llegado a el medio día porque era fin de semana y estaban cansados del ajetreo de la semana. Pero no encontraron a Fyodor, lo cual les pareció raro

Después de que pasaron las horas comieron juntos y aún no aparecía.

Él por su parte no estaba tan inquieto o preocupado. Pero por otra parte el castaño no parecía igual. Veía como movía su pie frenéticamente destilando una ansiedad bastante fuerte.

—Chuuya ¿Y si le pasó algo? ¿Si se cayó por las escaleras y está en el hospital?¿Si ha tenido un aborto espontáneo?¿Si lo han secuestrando?¿Si se perdió?—Preguntaba asustado—¡Dios mío!—Exclamo con algo de desesperación.

—Calmate,a lo mejor no es nada—Le quito importancia mientras veía su teléfono.

—¡Lo dices porque no te importa Fyodor!—Señalo molesto y apartando a Chuuya—Si se muriera estarías feliz!

Tal vez tres no sea un mal número Donde viven las historias. Descúbrelo ahora