EL DIEZMO DE DOLOR
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ay intimidad en el dolor. Cualquiera que haya consolado a alguien que sufre lo sabe —la indefensa ternura, los abrazos y susurros, y el lento balanceo conjunto mientras dos se vuelven uno contra el enemigo, el dolor.
Lucy no consoló a Zeref. No lo tocó más de lo necesario mientras el dolor invadía su cuerpo. Pero se encontraba a solas con él, a la luz de la vela, y él estaba medio desnudo y callado, con su hermoso rostro tenso de aguantar el dolor, y aunque sin duda Lucy sintió lo que esperaba —un sombrío placer por devolverle una pequeña cantidad de la angustia que él le había provocado—, no fue
todo lo que experimentó.
Hubo también gratitud. Un nuevo cuerpo yacía en el suelo detrás de ellos, recién conjurado a través de los dientes y el dolor, y para variar, el dolor no había sido el suyo.- Gracias - dijo Lucy a regañadientes.
- Ha sido un placer - contestó Zeref.
- Espero que no, eso sería morboso.
Zeref dejó escapar una risa cansada.
- El placer no está en el dolor. Sino en evitar tu dolor.
- Qué noble. - Lucy le estaba retirando las mordazas y el brazo de Zeref descansaba pesado sobre su mano; sus músculos eran tan duros que le había costado ajustar los seguros, y ahora estaba teniendo problemas de nuevo para retirarlos. Sintió vergüenza al retorcerle el triceps, dejando una inflamada roncha. Él hizo un gesto de dolor, y una disculpa salió automáticamente de los labios de Lucy.
- Lo siento - dijo, y deseó tragarse sus palabras. Él ordenó decapitarte, se recordó a sí misma - En realidad, no lo siento. Te lo merecías.
- Supongo que si - admitió él, frotándose el brazo. Insinuando una sonrisa, añadió - Ahora estamos a mano.
Lucy dejó escapar una risilla parecida a un gruñido, casi exenta de alegría, aunque no totalmente.
- Si claro.
- Si, Lucy. Lucy.
La risa murió rápidamente; Zeref repetía su nombre demasiado. Era como si lo estuviera reclamando. Lucy empezó a alejarse con las manos llenas de mordazas, pero la voz de Zeref la detuvo.
- He estado pensando en que si pudiera entregar el diezmo por ti, podría... expiar.... lo que te hice.
Lucy le miró. ¿El Lobo expiando sus culpas?
Zeref bajó los ojos.- Ya los sé. No hay manera de reparar eso.
Se me ocurre una, pensó Lucy.
- Estoy... Estoy sorprendida de que pienses que tienes que pagar por algo.
- Bueno - dijo él en voz baja - No por todo. No me dejaste elección, Lucy, eso lo sabes. Pero podría haber hecho las cosas de otra manera, y soy conciente de ello. La evanescencia... fue algo inaceptable - Zeref la miró, suplicante - No era yo, Lucy. Estaba enamorado de ti. Y verte con... él, de aquel modo. Me volví loco.
Lucy se ruborizó y se sintió completamente desnuda otra vez. Al menos, pensó mientras luchaba por mantener la compostura, aquel cuerpo humano nunca había quedado expuesto a sus ojos como su piel natural. Aun así, por el modo en que la estaba mirando, dedujo que no había olvidado nada de lo que vio aquella noche en el bosque de árboles de réquiem.
Lucy manoseó las mordazas y las devolvió a su estuche.
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Días d Sangre y Resplandor #2
FanfictionLa estudiante de Arte y aprendiz de monstruos, Lucy, tiene por fin las respuestas a las preguntas que se lleva haciendo desde niña: por fin sabe quién es y, sobre todo, que es. Pero junto a esta verdad ha conocido otra mucho más dolorosa: el ser al...