DESOLACIÓN DE LOS ÁNGELES
_________________________________El Lobo Negro.
Primogénito del caudillo, héroe de las tribus unidas y general de las fuerzas quiméricas. De lo que quedaba de ellas.
Zeref.
Estaba de pie en el pasillo, elegante e imperturbable, con una de sus túnicas negras sin una sola arruga y el sedoso pelo negro revuelto. El pelo negro ocultaba su juventud --la juventud de su cuerpo, al menos-- Su alma tenía cientos de años y había soportado una guerra infinita y más muertes de las que era posible contar, muchas de ellas en carne propia. Pero si cuerpo estaba en la flor de la vida, poderoso y bello como un magnífico ejemplo de la destreza de Acnologia.
Tenía un aspecto altamente humano y había sido fabricado según sus propias especificaciones: humano a primera vista, pero con detalles animales. Si sensual sonrisa humana revelaba unos afilados caninos, sus robustas manos estaban rematadas con negras garras y, a final de la espalda baja sobresalía una hermosa cola de lobo negra. Era muy atractivo --de un modo tosco y refinado a la vez, y con un trasfondo salvaje que Lucy percibía como un peligro latente cada vez que estaba cerca de él--.
Y con razón, teniendo en cuenta su historia.
Ahora lucía marcas que no tenía cuando ella lo conoció siendo Ashley. Un corte cicatrizado partía una de sus cejas y ascendía por encima de la línea del pelo: otro interrumpía el extremo de su mandíbula y bajaba por el cuello, dirigiendo la mirada a lo largo del trapecio hasta la suave línea de sus hombros, rectos, voluminosos y fuertes.
No había salido ileso de las últimas y brutales batallas de la guerra, pero estaba vivo y, si era posible, más hermoso aún gracias a las cicatrices que lo hacían parecer más real. Ahora, en la puerta de Lucy, parecía demasiado real, demasiado cercano, demasiado elegante, demasiado presente. El Lobo Negro siempre había sido grandioso.
- ¿No puedes dormir? - preguntó él. El diente descansaba en su palma ahuecada, pero no se lo ofreció.
- Dormir - respondió Lucy - Que gracioso, ¿la gente aún hace eso?
- Sí - dijo él - Sí pueden - había compasión en su mirada, ¡compasión! cuando añadió suavemente - Yo también las tengo.
Lucy no tenía ni idea de a qué se refería, pero su dulzura la enfureció.
- Pesadillas - aclaró Zeref.
Ah. Eso.
- Yo no tengo pesadillas - mintió ella.
Zeref no se dejó engañar.
- Tienes que cuidarte, Lucy. O... - dirigió la mirada hacia la habitación - dejar que otros te cuiden.
Lucy trató de llenar el hueco de la puerta para que ningún espacio pudiera ser interpretado como una invitación para entrar.
- No pasa nada - dijo ella - Estoy bien.
De todos modos, él se aproximó para obligarla a retroceder o tolerar su cercanía. Lucy se mantuvo firme. Zeref estaba recién afeitado y olía ligeramente, agradablemente, a almizcle. Cómo lograba estar siempre impecable en aquel palacio de tierra era algo que Lucy ignoraba.
Bueno no. Sí lo sabía. No había ninguna quimera que no se rebajara gustosamente a atender las necesidades del Lobo Negro. Incluso sospechaba que Minerva, la escolta de Zeref, le cepillaba el pelo. Él apenas tenía que verbalizar sus deseos; se preveían y satisfacían al instante.
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Días d Sangre y Resplandor #2
FanficLa estudiante de Arte y aprendiz de monstruos, Lucy, tiene por fin las respuestas a las preguntas que se lleva haciendo desde niña: por fin sabe quién es y, sobre todo, que es. Pero junto a esta verdad ha conocido otra mucho más dolorosa: el ser al...