Trató de no vomitar luego de atravesar aquel portal, odiaba profundamente esa manera de viajar, le revolvía el estómago y le generaba jaqueca solo pensar en utilizar uno. Pero sabía en el fondo que era necesario para encontrar a su amigo.
Reconoció el lugar apenas llegar, la hierba rojiza creciendo a su alrededor y los hermosos lagos púrpuras, además de las dos lunas imponentes en el cielo. Se encontraba en Ignis, hogar de todo tipo de criaturas mitológicas y el origen de la verdadera magia.
Comenzó su caminata, subiendo una empinada colina, no tardó mucho en divisar la imponente cabaña de madera en la cima de esta. Su amigo adoraba los lugares apartados de la civilización. No lo culpaba, la gente era un fastidio. Además, así lograba ocultarse de sus potenciales enemigos, dado que la magia no era del todo una bendición.
Tocó la puerta, y no se sorprendió cuando esta se abrió sola. Una especie de llama color lila apareció frente a él, con la forma de un felino, y lo invitó a seguirlo por la casa con un maullido. Markus obedeció, dejándose guiar por aquella extraña criatura, hasta bajar unas escaleras que dirigían al sótano, entonces el gato de fuego se desvaneció.
El lugar era algo lúgubre, existían estantes antiguos llenos de libros de diversas épocas y origen, todo tipo de objetos mágicos, tubos de ensayos, probetas, mecheros, matraz, pipetas y vasos precipitados llenos de sustancias extrañas y coloridas, además de frasco con extraños contenidos.
En el centro de la habitación se encontraba un chico de cabellos inusualmente celestes, sumamente concentrado, recitando palabras en un idioma antiguo.
Markus carraspeó para llamar su atención, a lo que el chico levantó uno de sus dedos sin voltear, en señal de que le diera un minuto.
El ángel comprendió, acercándose a los estantes para curiosear un poco, mientras su amigo terminaba aquel hechizo.
— No toques eso— Este le advirtió antes de que el chico de cabellos castaños tomará un libro con tapa dura roja y siglas extrañas grabadas— O te quedarás sin dedos. Tiene su temperamento.
— Okey...— Markus asintió, alejándose del estante.
El hechicero volteó en su dirección, mostrando al fin su apariencia, tenía el rostro de un muchacho joven, ojos claros y su piel era tan blanca como la nieve, también era algo bajito, lo que difería de la imagen de un hechicero imponente, aunque llevaba siglos siendo uno de los más poderosos.
— Es bueno verte de nuevo, Wolf— Le llamó por uno de sus múltiples nombres.
— También es un gusto para mí, Markus ¿Qué te trae por aquí? Hace mucho que no me visitas, debe existir una razón.
— ¿Qué no puedo visitar a un viejo amigo solo porque sí?
— Puedes, sí, pero esta no es la ocasión ¿Tendrá que ver con el amuleto roto que tienes en el bolsillo? — Interrogó curioso.
— ¿Cómo? Olvidado, tú siempre sabes todo— Se alejó de la sorpresa inicial y sacó la pequeña tela que contenía el amuleto, para luego dárselo al hechicero.
— ¿Interesante? ¿Dónde lo conseguiste? Está impregnado de magia demoníaca.
— Es... de un amigo, me preguntaba si podías... bueno ¿Repararlo?
— ¿Amigo? ¿Eres amigo de un demonio? — Wolf parpadeó sorprendido, desde que conoció al ángel jamás esperó que él dijera algo de esa magnitud.
— Larga historia.
— Tengo tiempo, además ¿Qué tan poderosa era la criatura que atacó a tu amigo para romper un amuleto de esta magnitud? Está bien hecho lo admito, y eso es lo preocupante.
— No lo atacó una criatura, él... lo rompió.
— ¿Cómo?
— Necesito que guardes un secreto— Markus solicitó, si había alguien en quien podía confiar para reparar el amuleto, ese era Wolf, pero debía decirle la verdad para ello.
— Claro, cuenta conmigo— Él aceptó sin rodeos.
— Mi amigo es... un híbrido.
— De ¿Qué tipo? Espera... No me digas ¿Un cruce entre ángel y demonio? — Preguntó, era la única mezcla tan poderosa para llevar a cabo algo así.
Markus asintió, confirmándolo.
— Fascinante— El hechicero observó el amuleto roto con admiración— Existen muy pocos como él, por lo general la mezcla no es viable, y el feto no suele sobrevivir, pero cuando lo hacen son criaturas sorprendentes y sumamente poderosas. Pero son perseguidos por esto, tanto poder suele asustar a la gente.
— ¿Entiendes ahora por qué es un secreto? Él necesita ocultarse o será cazado por las ocho dimensiones.
— Sí, sí, lo comprendo. Creo que puedo forjar un nuevo amuleto para tu amigo, uno que pueda contenerlo y le permita ocultarse. Sin embargo, crear un objeto así, no será fácil, ni barato.
— ¿Qué quieres a cambio?
— Tendré que usar magia muy antigua para forjarlo, y para ello se solicita algo de un valor equivalente ¿Qué tanto aprecias a este amigo, Markus? — Wolf preguntó con seriedad.
El ángel llevó una mano a su pecho, para luego apartar su camisa y tirar de una cadena de oro que colgaba de su cuello, se la extendió al hechicero.
— Es el único recuerdo que me queda de mi madre ¿Será suficiente?
La magia antigua funcionaba con intercambios equivalentes.
Wolf observó el collar en su mano, sorprendido, desde que conoció a Markus, él jamás se había deshecho de aquella cadena que ocultaba con recelo. Como dijo, era el único recuerdo que le quedaba de su fallecida madre.
— Realmente debes amar a ese híbrido— Susurró.
— No es amor— Markus aclaró— Solo quiero protegerlo.
— ¿No es lo mismo? Arriesgar todo por una criatura peligrosa. Te han hechizado, amigo, aunque no de la forma mágica tradicional, sino de la forma emocional— Comentó perspicaz.
— Ya cállate y dime ¿Es suficiente? ¿Puedes hacerlo? Es importante.
No permitiría que Keid se hiciera daño.
— Lo será— Wolf aseguró— Haré el hechizo, pero a cambio quiero que me cuentes que me he perdido los últimos años. Diana debe haber crecido.
— Sí, claro, te contaré todo, solo haz el hechizo por favor.
Rara vez Markus era tan desesperado, aquel chico debía ser importante, pensó el hechicero.
Keid se observó en el espejo, ver aquellas alas oscuras saliendo de su espalda reflejadas en el vidrio, se sentía extraño.
Entonces recordó las palabras de Markus "son hermosas" "son parte de ti". Tocó su reflejó, había odiado por tanto tiempo aquella parte de él, negando su existencia, que todo era... nuevo y chocante.
Aquel sentimiento de negación había comenzado en su infancia, cuando fue obligado a esconder su verdadera naturaleza por su padre, su lado imperfecto, debía olvidarlo y enfocarse en ser un demonio reconocido, solo así podría sobresalir, solo así podría ser aceptado y respetado. Fue con aquel pensamiento y crianza que rápidamente subió niveles dentro de la jerarquía demoníaca, destacando por sobre los demás, los tratos eran su fuerte y pronto se volvió un trabajo perfecto, para el hijo perfecto de su padre.
Estaba cansado de ser perfecto...
Golpeó el espejo, este se rompió en varios pedazos y los vidrios se esparcieron por el suelo de la habitación, combinándose con sus plumas oscuras.
¿Qué es lo que estaba haciendo exactamente?
Si lograban descubrir su verdadera naturaleza estaría muerto. Recogió un pedazo de vidrio del suelo, el más grande que pudo encontrar, lastimando su mano en el proceso.
¿Valía la pena el riesgo?
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Mi vocalista es un seductor demonio [BL]
ParanormalKeid Corvus es un demonio de tratos cansado de la rutina, todo cambia cuando conoce a un invocador mortal, siente curiosidad por él y aún más cuando este le entrega un "demo" de su música, como agradecimiento al cumplir su deseo. Al escucharlo, qued...