Capítulo 17: Amuleto.

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El pedazo de vidrio tembló en sus manos, mientras él lo acercaba lentamente a la base de sus alas, odiaba tener miedo, odiaba ser vulnerable, odiaba depender de otros.

Markus era un buen chico, pero no podía permitirse ser ingenuo, era un ángel después de todo, la raza que lo despreciaba y que lo mataría de saber la verdad. Tampoco deseaba arriesgar todo lo que había conseguido hasta ahora, y definitivamente no quería arriesgar a sus cercanos. Ha llegado al punto de apreciar al idiota de Dante, al testarudo de Markus y a la emocionada Diana.

No quiere arrastrarlos con él al abismo.

El filo toca la carne, después de esto no hay vuelta atrás, pensó para sí. Entonces, escuchó tres toques provenientes de la puerta.

— Keid— Escuchó la voz de Dante— ¿Estás despierto?

El pedazo de cristal cayó de sus manos ensangrentadas, golpeándose contra el suelo.

— Lo estoy— Respondió— ¿Qué sucede?

— Te traje algo, para que pases mejor tus días— Dijo el chico— Hable con Diana y dice que esto ayudará.

El demonio se acercó curioso a la puerta ¿Qué es lo que había traído Dante?

— ¿Puedes dejarlo ahí? Luego lo recojo.

— Claro— Dante aceptó, dejando el pequeño regalo en el suelo— Dime si necesitas algo, recuerda, estoy aquí para apoyarte— Agregó.

Las palabras del chico lo hicieron sentir un poco reconfortado.

— Gracias, Dante.

Cuando el humano se retiró, Keid abrió ligeramente la puerta, luego de oírlo bajar las escaleras. Tomó lo que parecía ser una canasta, y que pudo apreciar mejor cuando la entró a la habitación.

Efectivamente era una canasta, llena de dulces, chocolates, jugos y medicamentos para el resfriado. El regalo en sí era una tontería, dado que Dante había sido engañado por su mentira, pero el gesto puro de ayudarlo, qué representaba aquello, fue lo que lo conmovió.

— Humano idiota— Susurró.

Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos azulados y caer libremente por sus mejillas, sentía una mezcla de emociones difíciles de descifrar, calidez, vulnerabilidad, comprensión y culpa.

¿Era esto lo que significaba realmente tener amigos? Era confuso y a la vez, reconfortante.

Miró los pedazos de espejo aún esparcidos por el suelo de la habitación, había estado a punto de romper una promesa... Él no era así, siempre cumplía su palabra. No podía dejarse llevar por el miedo.

Quizás era hora de confiar y apoyarse en otros, al menos, por una vez. Cumpliría el trato con Markus y lo esperaría.


En Ignis. El chico de cabellos castaños esperaba impaciente, en la parte de arriba de la cabaña, a que su amigo terminara el tan ansiado amuleto, lo había echado unas horas antes de su taller, advirtiéndole lo impredecible y volátil que podía llegar a ser la magia antigua.

Mientras tanto una fuerza invisible lo atendía, sirviéndole una taza de té y algunos bocadillos, los cuales ignoró, estaba demasiado ansioso y preocupado por volver lo antes posible con Keid, como para comer dulces. Además, tenía un mal presentimiento y temía que el demonio no confiara lo suficiente en él como para esperarlo.

Fue entonces que el gato de llamas color lila apareció a su lado, y como si percibiera su estado de ánimo, se recostó en sus piernas, permitiendo que lo acariciara. Markus acercó su mano lentamente a la cabeza del felino, aquel fuego no era nocivo y no quemaba, más bien era cálido e inofensivo.

Mi vocalista es un seductor demonio [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora