Capítulo 34: Un nuevo comienzo [Final]

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Habían pasado diez años desde entonces. Keid se encontraba en la entrada de la cabaña, viendo como sus hiperactivos sobrinos jugaban en un prado colorido cercano, unos niños preciosos hijos de Diana y Dante. Eran dos gemelos idénticos de cabellera pelirroja y ojos verdes, de nombres Alexander y Lester, chicos inteligentes que habían heredado la fuerza física de su madre y la predicción por la magia de su padre, además de su carácter amable y bondadoso. Sin duda la nueva generación sobrenatural.

— ¿Relevo? — Diana preguntó llegando a su lado, la chica ya era toda una mujer ahora, de apariencia madura y agraciada, conservaba aún su carácter alegre.

— Está bien, me vendría bien un descanso— El demonio aceptó levantándose de aquella silla, para luego estirarse.

Muchas veces había hecho la función de niñero de sus sobrinos.

— Deberías ir dentro y comer algo, Dante preparó un delicioso estofado— Sugirió su amiga.

— No tengo hambre aún, tal vez luego.

— ¿Aún no hay noticias de él? — Diana cambió el tema.

— Nada aun, sigo recolectando información— Keid negó— Tengo los nervios algo de punta por ello, se supone que su servicio acababa hace dos semanas atrás.

— Si, bueno, la guerra actual es realmente complicada, no me extraña que lo retengan por más tiempo.

La guerra... el demonio jamás esperó que su maravillosa vida feliz se viera opacada por el estallido de una gran guerra entre su raza y los ángeles, habían pasado dos años desde entonces y la situación había llegado a un punto insostenible. Los ángeles deseaban tomar Terra, como el punto estratégico que era, pero al ser la dimensión más lucrativa para su raza, los demonios habían luchado por defenderla. El conflicto había sido inevitable.

Todo se había salido de control, cuando Markus fue llamado para luchar, obligado a cumplir su servicio como guerrero de Caelus, por su parte Keid había corrido con más suerte, al solo ser un demonio de tratos y consultor de Lucifer, había mantenido su puesto, con la excepción de que a veces debía mover sus influencias para reclutar criaturas mágicas y reunir información.

Sin embargo, tras el peligro que se cernía sobre su hogar en Terra, y sobre la banda, su ahora familia, todos habían tenido que mudarse obligatoriamente, siendo acogidos en Ignis, en el hogar del hechicero.

Keid estaba preocupado, no había oído noticias de su esposo, sí, su esposo, se habían unido formalmente hace cinco años, en una boda íntima y secreta, dado que su relación aún debía mantenerse oculta, sobre todo en estos tiempos conflictivos. Eran la debilidad del otro después de todo y el enemigo podía aprovecharse de ello.

Markus no se había comunicado en días y eso mantenía al pelinegro sumamente preocupado, él siempre tendía a escribir y explicarle la situación en la que se encontraba su batallón, pero las cartas habían dejado de llegar hace dos semanas...

Decidió dar un paseo, para despejarse, no podía permitirse demostrar tristeza frente a sus sobrinos y amigos, ellos se preocuparían y no quería aquello. Fue con ese pensamiento que terminó en aquel acantilado, donde Markus le había enseñado a volar por primera vez.

Se sentó al borde, escuchando la cascada mientras se sumía en sus pensamientos más profundos. Debía admitir que extrañaba aquellos días de diversión y sin preocupaciones que había experimentado hace unos años cuando la banda aún seguía activa. En ese tiempo se sentía libre, ligero, tal como se sentía cuando volaba.

Habían sido buenos tiempos, pero ahora nada de ello quedaba ahora, Terra era afectada por la guerra y los humanos habían sido delegados a meros daños colaterales por ambos bandos. Todo era un desastre.

Mi vocalista es un seductor demonio [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora