Capítulo 18: Mal presentimiento.

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— Por favor, padre, no por favor— Suplicaba un pequeño niño de cabellos oscuros, mientras era arrastrado escaleras abajo a una especie de sótano oscuro.

Más el hombre no lo escuchó, encadenando las manos del infante a un ducto oxidado. Él asustado trató de soltarse y forcejear, mientras su padre buscaba algo en su caja de herramientas.

Sollozó cuando vio la sierra en sus manos, y encogió sus pequeñas alas, aterrado. Sabía perfectamente lo que vendría a continuación.

— Debemos deshacernos de lo impuro— Él murmuró.

Entonces el pequeño niño gritó de dolor.


Despertó de forma agitada, ante aquella horrible pesadilla. Enseguida llevó una de sus manos a su pecho, apretando su amuleto con fuerza, en un intento por calmar su acelerada respiración. Solo fue una pesadilla, solo eso, se recordó a sí mismo.

Solo habían pasado unos días desde que había decidido conservar sus alas y aceptar a su otra mitad como parte de su vida. Pero desde entonces no había dejado de soñar con su infancia y las cuestionables enseñanzas de su padre, por lo que comenzó a temer que aquellas pesadillas fueran un mal presagio o un recordatorio constante de que tomó la decisión equivocada.

No, sacudió su cabeza, se prometió a sí mismo que confiaría en aquel cambio y que se aceptaría tal como era. Estaba cansado de ocultarse.

Sus pensamientos pronto se vieron interrumpidos por la voz de Dante, quién le gritaba desde la primera planta de la casa, que bajara a desayunar.

Keid se levantó, y luego de tomar una corta ducha y vestirse, se preparó para un nuevo día de ensayos, persiguiendo su pequeño sueño.


Se llevó una sorpresa cuando al recoger a los hermanos, Markus no se encontraba presente ¿Dónde podía estar?

— Dijo que tenía algunas cosas que hacer, que lo disculparan y que volvería a medio día para ensayar sin falta— Diana lo excuso.

Keid no pudo evitar preguntarse si el chico ¿Se encontraría en alguna especie de misión angelical? Como acostumbraba.

El resto del día transcurrió normal, ya estaban en los últimos detalles del disco, solo quedaban las grabaciones de algunos sonidos aislados que deseaban agregar a las canciones para hacerlas destacar. El mismo Keid solo tuvo que grabar algunos coros aquel día, mientras Newt hacía la mayor parte del trabajo, ajustando las melodías, y enseñándoles los resultados.

El demonio comenzó a preocuparse un poco, cuando pasado del mediodía, y luego de almorzar, no había rastro alguno del chico de cabellos castaños. Notó también que Diana parecía inquieta. Algo andaba mal, pero lo dejo pasar por unas horas más, quizás Markus solo se habría retrasado en su misión. Fue con ese pensamiento, que pronto la noche cayó.

Keid, ya en la casa de Dante, se debatía internamente de si era buena idea o no, ir a por Markus, mientras miraba la pantalla de su reloj. El rastreador que le había instalado a la moto del chico aún seguía activo, así que podría seguirlo sin problemas, aunque no sabía exactamente de qué se trataba su misión, y eso lo complicaba de cierta forma, tal vez su presencia afectaría el resultado, pero, a su vez, estaría menos preocupado.

Se decidió, tomando su abrigo, bajando las escaleras y abriendo la puerta principal.

— ¿A dónde vas a estas horas? —Dante preguntó curioso, desde la sala al verlo con prisa.

— Asuntos demo...— Se quedó callado al ver a la persona del otro lado del pórtico.

Diana estaba ahí, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su rostro tenía una expresión de absoluta preocupación. Algo malo había ocurrido.

— Necesito tu ayuda, por favor— Ella pidió, sujetando las manos del chico de cabellos oscuros— Ya sé toda la verdad.

— Yo...

Keid estaba confundido a ¿Qué verdad se refería?

— Markus está en peligro y eres el único que puede salvarlo.

Aquellas palabras fueron suficiente para alejar su confusión inicial, si Markus estaba en peligro, debían moverse rápido. Las explicaciones vendrían después.

— Dante tomaré tu camioneta— El demonio le informó al chico, quien se asomaba desde el salón algo sorprendido al escuchar toda aquella extraña conversación.

— Iré con ustedes— Aseguró— Markus es mi amigo y si está en problemas ayudaré— Se comprometió, acercándose a Diana, para consolarla.

Keid no tenía tiempo para discusiones o explicaciones de por qué no era buena idea que se involucrara en sus asuntos, además Diana no parecía en condiciones de ser de ayuda tampoco. Por lo que hizo la vista ciega cuando ellos subieron a la camioneta junto a él.

El demonio proyectó el camino que los llevaría hacia la motocicleta del ángel, solo esperaba que él aún estuviera ahí y que no le hubieran tendido una trampa, o peor. Sacudió su cabeza, alejando aquellos malos pensamientos.

— ¿Cómo sabes dónde está?

La tonta pregunta de Dante lo distrajo de sobre pensar las cosas.

— Rastreador— El pelinegro contestó con simpleza, mientras aceleraba.

El GPS terminó llevándolos cerca de lo que parecía ser un terreno baldío fuera de la ciudad. Keid se bajó de la camioneta sin darle explicaciones a sus compañeros, mientras revisaba el lugar con cautela.

La moto de Markus estaba estacionada detrás de unos contenedores, tal vez un intento del ángel por ocultarla, pero su dueño no estaba cerca.

El mal presentimiento que lo había acompañado todo aquel día comenzaba a acrecentarse velozmente.

— ¡Markus! ¡¿¿Dónde estás?! — Dante gritó en un intento por hallar a su mejor amigo.

Keid le fulminó con la mirada, mientras Diana le pedía bajar la voz.

— No sabemos si los malos aún siguen aquí, amor— La chica de cabellos azules le explicó.

— Lo siento.

El demonio siguió revisando el lugar, de forma detallada, en busca de alguna pista del paradero del ángel, fue entonces que sintió aquella mezcla de aromas proveniente de uno de los callejones cercanos al terreno. Se apresuró a este, para tener una mejor claridad de estos y poder identificarlos. La gran parte de aquel lugar olía a sangre demoníaca, pero también existía el olor inconfundible de la sangre de Markus.

Entonces lo vio, su amuleto tirado en una de las esquinas, junto a varias plumas blancas ensangrentadas. Era claro lo que había ocurrido ahí, Markus había sido emboscado por demonios, pero no por cualquier banda, sino, que era una que ya conocían bien.

Al lado de la pulsera había un pequeño pedazo de papel, con el dibujo de un corazón atravesado por una daga. "Golden Dagger". De seguro buscaban venganza por la muerte de su líder, y esto solo era una parte de su plan. Markus era un señuelo para atraerlo.

Apretó el pedazo de papel en su mano hasta hacerlo pedazos ¿Querían atraerlo a su trampa? Bien, era justo a donde él se dirigiría. Aunque capturarlo no sería nada fácil. Y pagarían por llevarse aquello preciado en su vida. 

Mi vocalista es un seductor demonio [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora