As de Corazones

Capítulo 26

Capítulo 26 | "Historia Blackwolf, Parte I"

Connor Blackwolf

Estamos llegando a una de nuestras ubicaciones seguras, la rubia se encuentra dormitando en la camioneta que viene tras la nuestra, dos de nuestros hombres más letales la acompañan dentro de la camioneta mientras Frank, nuestra mano derecha, conduce la camioneta.

Nosotros hemos decidido venir en una camioneta aparte, es claro que tenemos que hablar de lo que está ocurriendo, incluso aún más luego de lo que pasó con la rubia en el avión.

La imagen de Madison con nuestras marcas invade mi mente y me hace agua la boca, aunque no puedo evitar que una sonrisa quiera apropiarse de mis labios cuando recuerdo la manera extraña en cómo caminaba y cómo nos insultó por ello cuando Oliver hizo algún comentario. Claramente es nuestra culpa que ahora camine un poco extraño, pero por la mierda que no me arrepiento de ello.

Así que aquí estamos, por primera vez en años hay un silencio incómodo rodeándonos a los tres, nunca hemos tenido dificultades para congeniar entre nosotros, por algo somos hermanos, y no estoy hablando de esa mierda de compartir genes (que por si no ha quedado claro no compartimos) hablo de algo más leal, más honesto, somos hermanos porque decidimos serlo.

— Entonces, ¿nadie dirá nada? — intervengo a ver si finaliza el silencio incómodo.

— Creo que las cosas están claras ¿no? — habla Oliver.

— No están para nada claras — refuta Kace.

— Pues yo lo veo muy sencillo, nos gusta a los tres, la compartimos y ya está.

— ¿Y ya está?

Decido quedarme de espectador en esta pequeña discusión, es más divertido así.

— Pues sí, ya está ¿no? — ironiza Oliver — Que lo tres tengamos química sexual con la rubia no es la gran cosa, ya vimos que funcionamos bien juntos.

— Nosotros y química sexual en una misma oración no es algo que me llame precisamente la atención.

— Eres un quejica, no hay química sexual entre nosotros, hay química sexual entre la rubia y nosotros, ¿ves la diferencia o te la dibujo?

— Pues dibújamela.

— ¿Quieres que te la dibuje? ¿Sabes qué te voy a dibujar? Voy a dibujarte una po....

— Cállense los dos, diablos, qué molestos son — los corto — Que los tres follemos a Madison o no debería ser la menor de nuestras preocupaciones. Ya descubrimos que ser compartida le gusta, ya los tres nos vimos la polla, avancemos a lo más importante.

— ¿Y eso sería....?

— Debemos hablarle a la rubia de nuestro pasado.

— No. — corta Kace.

— A mí me parece una buena idea — interviene Oliver.

— No.

— ¿Por qué no?

Kace aparta su mirada de la mía posicionándola en la ventana, no me es muy difícil seguir su línea de pensamientos. No quiere decirle a Madison la verdad no porque no confíe en ella, porque ha demostrado que poco a poco confía más en la rubia.

Lo que Kace no quiere es hablar de nuestro pasado porque lo hace vulnerable, porque él cree que falló cuando no pudo protegernos a Oliver ni a mí. No entiendo por qué siempre se ha culpado, Oliver y no nunca lo hemos hecho, los tres éramos sólo unos niños, pero Kace cree que falló, que nos falló.