Capítulo 24

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Capítulo 21 | "El avión"

Especial Día del Libro 1/2

Madison Davis

Ha pasado una semana desde mi reencuentro con Alek, sé que ahora los lobos están trabajando de la mano con su organización y la de mi hermano para lograr desmantelar los negocios de Egor y los Corella poco a poco.

No he vuelto a ver a Alek, aunque Oliver me regaló un móvil, que pese a que tuve que aguantar una charla de casi dos horas por Kace sobre cómo debo usarlo con responsabilidad como si fuera una cría, aunque lo entiendo en cierto punto, el mundo en el que se manejan no es algo a lo que se pueda tomar a la ligera y para el mundo de los lobos, el internet resulta algo altamente peligroso.

He compartido dos extrañas llamadas con Alek, llenas de silencios un poco incómodos dado que ninguno de los dos sabe muy bien qué decir, pero lo estamos intentando y eso es lo que importa. También he tenido una llamada con Livvie en la que prometí que luego de este inesperado viaje iría a visitarla.

Porque sí, voy a viajar.

En este momento estoy sobre un avión privado que pertenece a los lobos, rumbo a Estados Unidos. Deben resolver unos asuntos con su organización que requiere que vayan directamente a su país, cede original de su organización, la cual cabe destacar que dirige su madre.

Así que no sólo estoy aterrada por el hecho de viajar por primera vez en esta jaula mortal con alas que bien podría estrellarse, quedarse sin gasolina en pleno vuelo, explotar en el aire o hundirse en el océano. También conoceré a la mamá lobo, la señora Blackwolf.

Antonella Blackwolf.

Eso me tiene increíblemente aterrada.

Aun no entiendo mucho cómo es que estos tres chicos son hermanos, está claro que no los une un lazo de sangre dado que no tienen ningún parentesco físico. Los une algo más, puede ser que hayan pasado algo jodido juntos, los une un lazo de lealdad increíblemente fuerte. Los tres podrían dar su vida el uno por el otro sin dudarlo.

Tampoco entiendo qué papel juega Antonella Blackwolf en todo esto, espero conseguir algunas respuestas en este viaje. Es una de mis metas.

— ¿Nerviosa? — detecto el tono burlón en la voz de Kace.

— No — miento.

— Ya.

El piloto informa por los parlantes que despegará pronto por lo que deberíamos colocarnos los cinturones de seguridad, lo hago con manos temblorosas mientras no dejo de tamborilear los dedos con el reposa brazos de mi asiento, una de mis piernas tampoco deja de moverse producto de la ansiedad y creo que mi respiración desaparece de mis pulmones cuando siento como el avión comienza a moverse.

Vagamente detecto la voz de Connor y Oliver atrás, discutiendo algunas ubicaciones a las que tendremos que visitar en este viaje y cuál sería la mejor ruta, pero no logro concentrarme mientras el avión cada vez toma más y más velocidad.

Mi respiración se vuelve aún más pesada y siento como mis dientes capturan piel de mi mejilla intentando que el dolor me haga enfocarme en otra cosa, que logre dispersar mi mente.

Siento un tacto áspero y a la vez cálido en una de mis manos lo que me hace dirigir mi mirada hacia ellas. Kace está sentado en el asiento frente a mí, inclinado ligeramente hacia adelante hasta donde su propio cinturón de seguridad se lo permite, retiene una de mis manos entre las suyas.

— Vamos, rubia, respira conmigo. — tomo una fuerte respiración tratando de imitar el ritmo calmado de la suya, intentando que las pulsaciones de mi acelerado corazón disminuyan — Eso es, calma. Pasará pronto, lo prometo.

As de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora