As de Corazones

Extra #2

Extra #2 | "Ekaterina Blackwolf" 

Connor Blackwolf

Caminamos tras la rubia, quien no deja de entrar de tienda en tienda en el centro comercial. Desde que se ha enterado que está embarazada de una niña, se ha empecinado en que la habitación de Ekaterina debe ser perfecta.

Así que mis hermanos y yo decidimos seguirla de un lado para otro mientras mis hombres se encargan de sujetar todas las cajas y bolsas que la rubia les da, veo como Frank se mantiene a unos pasos de distancia, prefiriendo mantenerse alejado de una Madison embarazada.

Es un chico listo.

— Muñeca, es la décima tienda que visitamos — se queja Oliver.

— No he encontrado el color de cojines que quiero para su habitación — se queja la rubia de vuelta.

— Hemos encontrado miles de cojines rosas — se queja Kace esta vez.

— Pero no el tono de rosa que quiero.

No da opciones a réplicas y los tres continuamos arrastrando nuestros pies tras ella, aunque una sonrisa quiere tirar de mis labios cuando la veo sonreír ante todos los accesorios para bebés que encuentra alrededor.

Cuando nos enteramos de que Madison estaba embarazada de los gemelos, fue una auténtica locura, nunca creí que había sido tan feliz en mi vida que cuando supe que mi mujer estaba embarazada, sin embargo, esa felicidad logró igualarse cuando Madison nos dijo hace un par de meses que estaba embarazada de nuevo.

Los gemelos son mi debilidad al igual que la de mis hermanos, aunque es la rubia quien más los consciente, sé que ellos podrían pedirme el maldito mundo y yo lo haría arrodillarse ante ellos, no hay nada que no haría por ellos, les daría todo de mí, incluso mi vida.

Ver a la rubia embarazada fue de las cosas más preciosas que había podido tener la dicha de presenciar, aunque cuando llegaron sus característicos antojos quise matarla, la verdad es que volvería a vivirlo sin rechistar, lo vale.

Edmund y Elian lo valen.

Ambos son unos terremotos constantes, no hay día en que nuestra casa no se llene de gritos y risas y nunca me había encantado tanto el ruido como ahora, me encanta volver a casa con mis hermanos y lo primero que escuche sea a la muñeca en la cocina con los gemelos revoloteando en la mesa del comedor, la rubia ha descubierto que los gemelos tienen una debilidad por el dulce, así que se ha empeñado en cocinar todo tipo de postres y, tanto mis hermanos como mis hijos, no podríamos estar más de acuerdo con ello, todo le queda delicioso.

Eso no quiere decir que vayamos a dejar la vida que llevábamos antes de ellos, claro que no, Edmund y Elian crecerán sabiendo que sus padres son los dueños de toda España, sólo que hemos hecho ciertas modificaciones a nuestra manera de vivir, empezando primeramente en que apenas nacieron los gemelos mis hermanos y yo compramos una mansión en la provincia de Coruña, ahora todo España es regido por nosotros, así que todos los territorios son nuestros, mantenemos amenos acuerdos con los rusos de la mano de Alek y buenos tratos con los italianos y colombianos. Remodelamos una impresionante mansión de amplios espacios verdes y de tres pisos de alto, sin contar el sótano y la azotea, y dejamos que Madison la ambientara a su antojo.

Y como sólo la rubia podía hacer, esa impresionante mansión se convirtió en nuestro hogar, en la primera planta se mantienen la cocina, la sala de estar, el comedor, el cuarto de limpieza, nuestras oficinas, un salón de televisión impresionante y un cuarto entero para Horus, mientras que en el segundo piso se albergan todas las habitaciones, incluidas la nuestra, la de Edmund y Elian y la que próximamente hemos decorado para Ekaterina, además de las habitaciones de invitados. El tercer piso es un lugar gigante que la rubia ha ambientado para nuestros hijos con un impresionante televisor conectado a varias consolas donde Edmund y Elian pasan sus tardes, también hay un piano de cola donde Edmund se pasa horas aprendiendo a tocar porque le apasiona, mientras su hermano mantiene una batería en el otro extremo de la habitación porque el piano no era lo suyo, cuando Ekaterina crezca podrá añadir lo que le plazca a la habitación.