Capítulo 2

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El constante movimiento y el ruido de metales golpeandose entre sí estaban despertandome pero no fue hasta que mi cabeza choco contra algo duro que desperté por completo. Mis ojos fueron los más afectados por haber despertado tan bruscamente, la luz del sol hacían que me fuera imposible abrirlos por más que intentaba acostumbrarlos.

Escuché el sonido de unos pasos y al parecer el sonido de la cortina cerrándose debido a que se puso más oscuro. Abrí los ojos y note el lugar en el que estaba, me senté en lo que parecía ser la cama donde dormía y capte la presencia de la otra persona que estaba conmigo.

—Creí que nunca despertarías, incluso estaba pensando en un plan para deshacerme de tu cuerpo —. Menciono el chico de cabello castaño que llevaba un suéter de Spiderman sentándose en una de las sillas que estaban delante de mi cama. —Por cierto, soy Roier.

—Un placer Roier, soy Luna, ¿Sabes en qué lugar estamos o hacía dónde vamos? —. Mi mente apenas estaba conectando las neuronas así que ya había notado que íbamos en un tren.

—Supongo que ya notaste que vamos en un tren, he estado mirando por la ventana y solo se ven montañas pero, debido a ese logo y las siglas plasmadas ahí, es probable que nos dirijamos a QSMP —. Mire en la dirección que apuntaba y sí, eran las siglas de la isla.

—¿Recuerdas algo antes de despertar en el tren? Yo solo recuerdo que iba en una camioneta con un hombre de traje blanco y que estaba comiendo unas galletas pero después nada, me dormí y ahora estoy aquí —. Roier escucho mis palabras y levanto una ceja.

—Esas galletas que mencionas, ¿Te las dieron en una caja con un listón rojo y cuando las empezaste a comer su sabor te pareció algo tan adictivo que no podías dejar de comer? —. Asentí y Roier sonrió como si todo lo que estuviera teorizando hubiera tomado sentido.

—No quiero suponer pero me parece que esas galletas tenían somniferos o alguna especie de droga porque me sucedió lo mismo justo después de comer las galletas  —. Termino por hablar y en mi cabeza eso también tomo sentido.

Mire al castaño notando que llevaba un collar con un dije en forma de araña, lo cuál hizo que buscará mi collar, dándome cuenta que también lo llevaba. Ahora que lo pienso, el hombre que me entrego el collar menciono que todos los habitantes recibían un collar cuando llegaban a la isla, y si resultaba que todos los habitantes recién llegados tenían un collar con diferente dije en el, entonces debería investigar más información de la isla. Hacer este tipo de collares tan detallados y diferentes entre ellos no es cosa de un día, tal vez pasaron semanas o meses; por esa razón cree una duda.

—¿Crees que hay más personas en el tren? —. Solté la pregunta viéndolo, ya que recordé que en la invitación decía que era la afortunada n°10.

—Puede ser, el vagón tiene el número cuatro así que suponiendo que en cada vagón hay dos personas, desde el primer vagón hasta el nuestro serían un total de ocho personas; la cuestión es que no sé cuántos vagones más hay después del nuestro —. Roier se puso de pie y abrió la cortina, ya no me molestaba el sol así que no hubo problema; no fue hasta que notamos que el tren iba reduciendo su velocidad.

—Creo que llegamos —. Dije poniéndome de pie y esperando que el tren se detuviera completamente para poder bajar. Solo esperaba que este lugar no fuera una decepción y que sea un lugar tranquilo.

El tren se detuvo y la voz de una mujer resonó en el vagón debido a los parlantes que este tenía; la voz nos dió la indicación de bajar y la puerta del vagón se abrió de forma automática. Primero fue Roier y yo detrás de él, tan solo al poner un pie en la tierra note el cambio de la ciudad a este lugar. Había demasiados árboles y flores, el aire era fresco y el sol cálido, no al punto de sentir que te quemaba la piel, sino como los primeros rayos del sol de una mañana cualquiera.

𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐓𝐇𝐄 𝐐𝐒𝐌𝐏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora