Capítulo 31

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Poco a poco iba recuperando mis sentidos, y con ello el dolor que sentía de cabeza iba en aumento. Intenté mover mi cuerpo pero aún sentía el adormecimiento en mis extremidades.

—Así que estás despierta, querida —. La voz de Beatrix retumbó en mi cabeza como si estuviera dentro de una gran campana. —Lamento está situación, no tardará mucho en irse el efecto, ¿Quisieras algo de agua?

Asentí lentamente volviendo a abrir los ojos esforzándome por enfocar debido a la luz que había en el lugar.

—Toma, querida —Intenté mover mi brazo para tomar el vaso sin lograrlo, fue ahí que tomé conciencia de que estaba atada. — ¡Oh! Lo lamento, olvidé que estabas atada. Supongo que no tomarás el agua.

—¿Por qué estoy atada? Desatame —Volví a intentar mover mi brazo está vez con más fuerza esperando así que las cintas se aflojaran.

—Oh no, querida. Esto es lo que te mereces por lo que has hecho —. Con pasos lentos comenzó a caminar a mi alrededor rozando con sus dedos mi cabello. —Hemos tenido problemas a causa del despertar de tu magia, y bien sabes que los problemas es lo que menos nos gusta.

—¿Qué clase de problemas? Ni siquiera he hecho nada malo, la magia es algo que no puedo controlar.

Detuvo sus pasos detrás de la camilla donde me mantenían atada. Volví a sentir sus dedos rozar mi cabello hasta recorrer con una de sus manos mi mejilla derecha. Fue solo un par de segundos en el que la alejo solo para regresarla en forma de bofetada.

—¿¡Te parecemos idiotas!? ¡Por supuesto que has causado problemas! ¡Has despertado el otro lado y ni siquiera nosotros tenemos el control sobre ellos!

»¿Acaso tienes una idea de lo que la harán a tu querida hija? ¿A tu familia? ¿¡De lo que, maldita sea, le harán a esta isla!? ¡No la tienes! Por eso debemos esconder tu magia, arrebatartela si es necesario; harás lo que te digamos ¿cierto? Por el bien de todos.

Asentí repetidas veces. No podía permitir que algo dañará a mi familia, ni mis amigos. Y si eso fue causado debido a mí, con mayor razón tengo que hacer algo.

—Por favor, dime qué hay que hacer.

—¿De verdad todo esto necesario? No sé cómo podría ayudar a bloquear la magia —. Tenía un montón de cables conectados a mi cabeza, en el torso e incluso en brazos y piernas. Llevaba una bata que gracias al cielo era de las que te cubrían el trasero.

—En realidad, es experimental. Solo se hicieron los cálculos en escrito pero nunca lo probamos en personas; pero si quieres ayudar a salvar tu familia, entonces no importan los medios ¿Cierto? —. Beatrix se había igual con esa vibra escalofriante pero tenía razón.

Me habían metido en una habitación nueva, está vez tenía máquinas y había más personas con batas pero con el rostro cubierto. Cuando pregunté la razón simplemente me dijeron que era para mantener sus indentidades anónimas.

Para nada sospechoso.

—Luna, necesito que te concentres en tu magia. Necesito que la envíes a tu cuerpo pero sin expulsarla, estás máquinas que ves te causarán vibraciones por medio de estos cables. —Comenzó a explicar señalando cada uno de los monitores. —Tal vez sea un proceso lento y doloroso, pero confía en mí. Esto es por tu bien ¿Iniciamos?

Solo me dio a asentir un poco antes que el dolor se sintiera como una marea furiosa. Era terrible. Esto no eran simples vibraciones, estaban haciéndome una terapia de shock. Sentía que la piel se me desgarraba, y quemaba.

—P-paren.. —. Hice un esfuerzo por hablar pero apenas abrí la boca, comencé a gritar. Intenté usar mi magia a mi favor pero sentía que entraba más la quería usar, más me la arretaban. Era un hilo que poco a poco iba cediendo a lo que sea que fueran esas máquinas.

—Creo que es suficiente, Beatrix. El plan no era lastimarla hasta este punto.. —. Zero fue el que intercedió a mi favor.

—¿Así que era cierto que desarrollaste un cariño por ella? ¡Vamos! Torturaste a muchos, y ¿con ella te ablandas? —. Ya ni siquiera podía gritar. Mi garganta estaba adolorida.

—Sabes que no es verdad. Solo es útil para mis planes..

No...

Tú no.

No pude evitarlo. Las lágrimas habían comenzado a inundar mis ojos saliendo en cascadas cristalinas, mientras que sentía el pecho adolorido. Ya no sabía si dolía más lo que me estaban haciendo o la traición.

—¡Mírala! ¡La has hecho llorar! —. Beatrix comenzó a reír e incluso Zero se le unió.

Quiero ir a casa...

Un estruendo y una explosión hicieron volcar la camilla en la que estaba, golpeando mi cabeza contra el suelo.

Mis sentidos se atontaron por unos momentos. Me costó dar atención a lo que suceda a mi alrededor. Era un caos.

Las máquinas estaban en pedazos, había médicos bañados en sangre y otros raptando por el suelo intentando huir de lo que los atacaba.

Debido a la explosión, las ataduras en mis extremidades ya no estaban y yo estaba unos pasos de la camilla, aún con algunos cables colgando del cuerpo.

—Cubrete, estás casi desnuda —. Sentí el peso de la ropa sobre mis piernas percatandome que efectivamente, la bata por encima de mi cadera.

Me cubrí rápidamente pero mis manos se detuvieron junto a mi corazón, incluso todo el desastre que había pareció detenerse. La mujer que me había dado la ropa no era Beatrix, era alguien más.

—¿Mamá..? —. Me costó llamarla. El ardor que sentía en mi garganta había causado estragos e incluso una simple palabra me dolía como si fuera una apuñalada.

—No vine a ayudarte, si es lo que esperas. Solo cambiate.

Todos mis músculos parecían tener una batalla interna contra mi cerebro. Si mi garganta estaba destrozada, mucho más mis brazos y piernas.

El ruido había cesado cuando por fin pude colocarme de nuevo la ropa que traía cuando llegué. Tuve que sostenerme de uno de los pilares que había en el espacio donde estaba para ponerme de pie.

—Estas hecha un desastre ¿Qué tanta mierda le hicieron a mi hija? —. Mamá miró detrás de ella, al lugar donde tenían a Zero sujetado por dos hombres, o es lo que aparentaban con su ropa negra y capuchas.

—No importa. Luna, esto te va a doler.

Colocó ambas manos en mi cabeza. Y eso fue todo.

Todo para mí. Para mi magia.

Me había desmayado por el dolor. Solo fui capaz de reaccionar unos instantes para escuchar lo que tenía que decir. Pequeñas frases.

Tuve que hacerlo... Tu magia regresará pero muy lento.. No recordarás nada.. Quédate siempre junto a él.. espero que recuerdes quienes son tu familia..

Y así fue, mi memoria se había ido.

Zero me llevo a casa, pero había un hombre ahí. Zero dijo que era mi pareja, William.

Dijo que confiara en él, pero que no le dijera que lo sabía. Que él tenía que ayudar a mi memoria.

Así que eso haré.

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¡AQUÍ W!

¡Aaah! Que bien se siente estar de regreso.

Toda historia, merece su final.

Nos vemos participantes.

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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